"Es preferible la inyección a la poesía. Porque siempre es mucha para la carne. Nadie la aguanta, ni siquiera un ama de casa. No es exageración, no. No es la inteligencia de presentar este libro con la paradoja de lo contrario. No me importa si a otro no le pasa lo mismo. La poesía no es ni siquiera para enfermos terminales. No tiene lugar en la mesa de luz. Todo está lleno de remedios allí. Y el libro ocupa mucho espacio (esto lo vivió un amigo mío). Es preferible la morfina, el suero, otra cosa, no la poesía. Citraro escribe con la manada que él es, toda sobre la mesa. Rock, corte, absorción, estampida, hybris y paraíso. Es un concreto que fragua sobre uno. Para colmo, ahora poeta, como si no tuviera bastante con ser muchos, al borde de la esquizofrenia siempre: ontología múltiple, salvaje, feroz. Paul Citraro no se detiene ni frente al puño de Joe Frazier. Reúne palabras con destino de moretón. Si está su poesía, él sobra. Este libro no tiene autor: directamente es".

*Escritor, pensador, músico. Presidente de la Facultad Libre de Rosario. El texto pertenece a la contratapa del libro.