Lunes, 3 de abril de 2006 | Hoy
CIUDAD
Por Fabio Gentili*
La relación de los salarios con los costos es crucial para quien aspire a legislar respetando el poder adquisitivo de los trabajadores (son los que usan el transporte público) y el valor de los servicios. Por otro lado la ecuación Subsidio + Recaudación aplicada por los empresarios tiene la lógica del interés privado, no obtengo rentabilidad y chau, pero el Ejecutivo Municipal también razona como patrón a la hora decidir. ¿No estaremos ante la disyuntiva de proteger el interés general o seguir exigiendo a la población esfuerzos para sostener a grupos económicos?.
Una ciudad no tiene (o no debiera tener) servicios de transportes con el objetivo de obtener ganancias. Lo tiene para posibilitar la interrelación de sus habitantes para el desarrollo de las actividades económicas, sociales y culturales que forman parte de la vida misma.
El eterno argumento de empresarios quejosos porque sus empresas son deficitarias, reclamando para solucionar esto, aumento de tarifas, se contrapone de plano con el objetivo fundamental expresado en el párrafo anterior. Todos los habitantes de la ciudad y todos sus visitantes tienen que poder ejercer el derecho a trasladarse y comunicarse para realizar las tareas que son propias del tipo de sociedad urbana en la que vivimos.
El pensamiento "economicista" con que observan la sociedad aquellos que pretenden (y lo hacen) aprovecharse de las necesidades surgidas de las demandas de servicios propios de esta sociedad, han llevado a deformaciones irracionales de la realidad, "creando" la necesidad de privatizar los servicios de transportes sin que nunca haya redundado en beneficios para quienes lo mantienen abonando las tarifas, cuyos valores están en permanente presión alcista por las necesidades empresariales. Y si no logran esto, se les otorgan subsidios estatales.
Entonces, si el Estado subsidia los combustibles, si se eliminan impuestos y tasas, si se le otorgan a los empresarios todo tipo de beneficios para que continúen con la prestación de los servicios, y aún así continúan exigiendo más: ¿por qué no optar por brindar el servicio de transporte a través de empresas estatales municipales, que reciban los mismos subsidios, pero eliminando las pretensiones de beneficios económicos, asegurando la calidad y seguridad de la prestación, con el menor costo posible para las arcas del Estado, y las menores tarifas posibles para los usuarios?
¿Dónde está escrito que las empresas estatales deban ser mal administradas? Los mismos choferes, los mismos mecánicos, los mismos empleados administrativos, pero con otros dueños, incluso formando parte de la Empresa Municipal, con participación activa en el asesoramiento y la dirección de la misma, puede asegurar mayor calidad, eficacia y eficiencia del servicio, sin la presión constante por mayores ganancias.
Sólo puede considerarse deficitario el transporte si se lo estudia como una unidad empresaria aislada. Pero esa forma de verlo es falsa.
Desde la gestión iniciada en el 2003 las políticas nacionales impartida por el Presidente Néstor Kirchner son claras, ahogar denunciando a todos los nichos de poder que atentan contra las mayorías.
*Concejal (PJ).
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