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Un matrimonio entre dos personas, sea cual fuese el sexo, "es una bendición". Lo dice Daniel Siñeriz y se remonta en el tiempo para recordar que "lo primero que existe en la persona es la capacidad de amar". A medida que una persona va creciendo "y va encontrando su identidad en la vida, va buscando y encontrando esa manera de dar y recibir amor". Claudio Castricone, por su parte, no está de acuerdo con la conquista del matrimonio igualitario. "Creo en lo que dice la Biblia, Dios lo creó varón y mujer. Así de simple", manifestó el sacerdote.

Sin embargo, el párroco de Nuestra Señora del Carmen de Godoy reconoce un grado de crisis en la unión matrimonial de parejas adjudicada a "la falta de asumir compromisos estables". Castricone cree que este escenario es característico de la "cultura posmoderna" ya que se observa "en cosas bien sencillas", como en la cooperadora de una escuela dónde "la gente le esquiva, 'yo voy a ayudar de vez en cuando, cuando tenga ganas', dicen", describió.

Los dos están de acuerdo con la chance de que las personas trans puedan tramitar el DNI con una nueva identidad de género. "Todavía existe en la sociedad un consenso de marginación, de rechazo. Más que nunca hay que atender el derecho de las personas que están siendo, todavía hoy, puestas de lado. Es importante que puedan elegir su identidad", bregó Siñeriz. En tanto, Castricone, más medido que su colega, señaló: "Si ya optaron por cambiar de sexo, que cambien de identidad es darle legalidad a algo que ya están haciendo de hecho".

Quién menos prejuicios tiene para desmarcarse de los preceptos católicos es Montaldo. Con más de 80 años, aún la pelea para que los pibes de Ludueña puedan prolongar el "milagro". Desde su posición religiosa, dice que es "importante" que "los curas no nos sintamos maestros". Por ese motivo, propone regresar al "Cristo histórico". "Me molesta el mamarracho que me presentan hoy las iglesias, porque obran en forma sectaria", opinó.