Los últimos días de diciembre pasado, el fiscal General Julio de Olazabal habló de la reforma, cuando faltaban cerca de 40 días para la puesta en marcha. Sobre la ley de herramientas, planteó que ésta no influye directamente en la fiscalía, pero apoyó el planteo de "quienes dicen que es necesaria". Por otro lado, planteó que el nuevo sistema "requiere ser comprendido por la gente como destinataria de la reforma. El anterior sistema no era apto para que el pueblo pudiera saber de qué se trataba. Teníamos un sistema en el que era muy difícil que el común de la gente pudiera entender qué estaba pasando, había momentos de extrema contradicción. Eso pudo subsistir durante siglos porque era otra la sociedad, otra la confianza hacia la autoridad, pero todo eso desapareció, y ahora hay que ganarse la confianza. Una de las formas con las que intentaremos volver a tener la confianza de la población es primero abriendo las puertas para que la gente sepa qué está pasando dentro de la Justicia", dijo. Al mismo tiempo, el funcionario planteó que el "derecho penal fue perdiendo de vista a la víctima. Se transformó en la ocasión del delito. Las nuevas leyes dan una vuelta y ahora como deber del fiscal hay que tratar de solucionarle el problema a la víctima, además de castigar al que delinque". Al mismo tiempo, De Olazaban planteó, por aquellos días, que el proceso de formación de la fiscalía fue "complejo", pero "se lo pudo armar". De todos modos, aseguró que "falta" y agregó: "Haremos lo imposible por ir mejorando y seguiremos haciendo los reclamos por lo que falta hacer". En ese sentido, recordó que resta crear cargos, incluso de empleados para los fiscales.