Viernes, 11 de diciembre de 2009 | Hoy
¡UFA!
Por Diana Sacayán
El sábado 28 de noviembre, a las 4 de la mañana, luego de trabajar toda la noche, mi hermana Yohana regresaba a casa. Pasó antes por el centro de Laferrere para comprarse unas galletitas, y en eso estaba cuando un oficial de civil le ordenó que se retirara inmediatamente porque, según él, del modo en que iba vestida podía provocar situaciones de violencia. Yohana se negó a retirarse y entonces el oficial Aquino convocó a un patrullero por radio. Para ese entonces Yohana ya había comprado sus galletitas y caminaba para la casa. El policía a la voz de “Alto, Sacayán” intentó detenerla. Yohana siguió caminando, pero no muchos pasos, ya que el efectivo la tomó de los brazos, se los retorció atrás de la espalda y empezó a pegarle puntazos con las rodillas mientras agregaba: “Así que sos Sacayán —mi hermana es activista—, no te van a salvar ni los Derechos Humanos a vos ahora”. La condujeron a la comisaría bajo la falta “Escándalo en la vía pública”, figura que tipifica la ley 8031 de ley contravencional de la provincia de Buenos Aires. El oficial Aquino cometió apremios ilegales contra Yohana, ella exigió, ya que es su derecho, que le hicieran el control médico para verificar el maltrato. Cuando el comisario se enteró de lo ocurrido terció con estas palabras: “Denle la libertad rápido porque éstos son reconflictivos y no quiero problemas”. A las horas Yohana fue liberada. La denuncia está asentada en la fiscalía general. El oficial Aquino es bien conocido en Gregorio de Laferrère por increpar a jóvenes en estado de ebriedad, a la salida de la disco Pandemónium, y es muy común verlo haciendo tiros al aire, claro gesto de prepotencia e impunidad.
Situaciones como ésta y otras que terminan mucho peor ocurren día tras día en la provincia de Buenos Aires. La nueva ley que presentó Scioli, avalada vergonzosamente por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, da vía libre a este tipo de atropellos. Lo que ocurre ya sin una ley que lo ampare, ocurrirá, y peor, cuando esté avalado. Pero atención a todxs, que ahora están golpeando a tu puerta. El retrógrado proyecto no sólo propone volver a sancionar al travestismo, sino que también tipifica las figuras de merodeador, borrachos, mendigo, vagabundo, cuidacoches, limpiavidrios, vendedor ambulante, intérprete de sueños, parapsicólogo y prostitutas. Afecta, como tal enumeración lo deja en evidencia, no sólo a identidades sino también hábitos y costumbres de aquellos que no estaban, al menos hasta hoy, señalados como indeseables. La ley prohíbe y castiga con arresto las despedidas de solteros, festejos escolares de fin de año, donde se saque parte de la ropa o arroje sustancia que afecte su aspecto. Entra en desgracia también lo de tomar una cerveza o jugar al fútbol en la plaza o veredas, tirar agua y hacer uso de máscaras durante el carnaval.
Una ley de este tipo no hace más que dar vía libre a la prepotencia policial que, hoy por hoy, ya es parte del paisaje bonaerense.
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