Viernes, 18 de junio de 2010 | Hoy
PD
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Nada fue como yo pensaba. Mi hijo estaba internado y bastante jodido. Sólo pensaba en que saliera adelante. Entonces mi pareja me plantea que no le estaba prestando demasiada atención, que se sentía solo y que se había enamorado de “un chico Facebook” que vive a cientos de kilómetros de aquí. La situación me superó. No supe qué decir. Quizá porque vi que el problema así planteado jamás tendría solución. Uno puede luchar por algo a lo cual le dan chances, pero cuando la fantasía supera la realidad, no hay con qué darle. Recién hace unos días tomé conciencia de lo sucedido. Me lamenta mucho no haber tenido la posibilidad de revertir las cosas, que no se me permita dar algo de todo el amor que tenía. Pensé que me quedé solo, que era el fin de todos mis proyectos. Pero aun así te agradezco por todo lo que me hiciste vivir (aun cuando dudo de su veracidad). Gracias por todo aquello que me enseñaste y que llevo adentro como guía. Gracias por ser compañero hasta donde te alcanzaron las fuerzas. Gracias por hacerme alcanzar el cielo con las manos, por hacerme brillar el cuerpo. Sé que algo se desgastó, algo se fue. Pero mucho quedó dentro de mí. Sé que te voy a extrañar, aun con todo el enojo que guardo y sabiendo que no te veré más. Te preguntarás por qué hago público esto. Porque nunca tuve miedo (como vos tampoco) de amarte en público, de darte la mano en la calle y de decirle a mi familia que eras el hombre de mi vida. Malditas certezas que uno construye en la vida y que ahora desembrollo... Gracias por ayudarme a criar a Dante y aconsejarme aun con tu corta edad, quizá fue mucho para vos y no lo supe ver. Pido perdón si no vi la diferencia de experiencias. Hoy me toca reconstruir mi espacio, así como vos ya lo reconstruiste, y tengo fuerzas para eso. Junto a mi hijo, de su mano sigo adelante. ¡Sé feliz! Nunca tengas miedo. Luchar, vivir y soñar son propios de esta vida loca. Te despido desde la revista que nos unió tanto tiempo y que sabías que cada viernes leeríamos juntos. Gracias, Soy, por permitirme despedirme.
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