Viernes, 8 de octubre de 2010 | Hoy
CINE
Aquella remake desviada de la legendaria Safo con Mecha Ortiz, la película que Goyo Anchou filmó en clave underground en 2003, se puede ver todos los domingos y en familia.
Por Diego Trerotola
El cine de guerrilla es una forma combativa de producción de películas, caracterizada por un presupuesto nulo, disponer de lo que se encuentra a mano y al paso, muchas veces ilegalmente, y avanzar siempre para registrar el espíritu afanoso de sostener una idea, arrasando con todo. Para hacerla corta: la cámara se hace punk para registrar el escupitajo lumpen. El underground queer está lleno de ejemplos de cine guerrillero, desde Pink Flamingos (1972), de John Waters, hasta The Living End (1992), de Gregg Araki, porque parte sustancial de esas películas es revolucionar el espacio público con una política rupturista, exhibicionista de la diversidad sexual. Safo, de Goyo Anchou, es el máximo ejemplo vernáculo de esta forma de entender el cine queer. Partiendo como remake desviada de Safo, historia de una pasión, que Carlos Hugo Christensen filmara en 1943 con Mecha Ortiz, Mirtha Legrand y Roberto Escalada, Anchou descompone cada valor moral del guión original hasta convertirla en un grito primario por un libertinaje estético y sexual. Su primera perversión es que, al modo de Ese oscuro objeto del deseo de Buñuel, cada personaje de la historia original es interpretado por distintas personas, como un juego de transferencia de identidades, de ficción enrevesada, de remolino narrativo. Al rol de Mecha Ortiz, mujer libertina que corrompe al niño bien, lo interpretan principalmente performers que incorporan lo trans y andrógino (Peter Pank y Mosquito Sancinetto), para hacer de esta película de título lésbico un juego del deseo polimorfo. Y con una poética de la urgencia, en cada jornada de rodaje, mayormente en espacios públicos y sin una dirección estricta, la película fue registrando, a modo de happening documental, la irrupción de una troupe descolocada y cambiante, entre los que me conté alguna noche, para que el nervio de lo instantáneo, lo irrepetible, lo real quedase atrapado como enjambre diverso. Desde Pueyrredón y Santa Fe hasta la Marcha del Orgullo en Congreso, pasando por el hotel pop Boquitas Pintadas, cada lugar del tour de force de Safo se convierte en un mapa invadido por deliciosas criaturas perfumadas por la revolución queer porteña.
PUTO AMOR: Safo se exhibe todos los domingos de octubre, a las 20, junto con el corto El mendigo chupapijas, de Pablo Pérez, en ArteCinema, Espacio Incaa Km 3, Salta 1620, Constitución.
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