Viernes, 25 de febrero de 2011 | Hoy
MUSICA
Ayer chica divertida, hoy señora del blues. A más de dos años desde su última visita, Cyndi Lauper regresa convertida en blusera de ley (pero sin olvidar su pasado superpop).
Por Ignacio D’amore
Hace pocas semanas, una inquietante imagen de Cyndi Lauper recorrió el mundo. Había sido captada en un aeropuerto por un paparazzo, su rostro enrojecidísimo e inflamado, su cabellera y sus cejas casi albinas golpeando en el contraste. ¿Qué le pasa? ¿Estará enferma? ¿Se durmió al sol? ¿Su colorista se desmayó en plena sesión de tintura? Nada de ello: un peeling, o sus efectos colaterales inmediatos. Y Cyndi, que no quiso admitirlo, explicó que se trataba de una reacción alérgica. A pesar de que nadie es mejor juez de lo que deba ocurrir con el rostro y el cuerpo de Cyndi Lauper que la misma Lauper (que cuenta 57 años), muchos dirán que está divina, que no necesita peelings, ni botox, ni retoques, ni lipo. Su aparición en los Grammy, semanas después de la intervención estética, parecería darle la razón a la cantante, que estaba radiante cual bebé pop.
Se trata de una de las más famosas artistas del planeta, de meteórica carrera iniciada en 1983 con el megahit “Girls just Want to Have Fun” y con ya once álbumes de estudio en su haber. Es férrea defensora de los derechos de las minorías y ha actuado en incontables marchas del orgullo de varias ciudades. Como corresponde, la comunidad Glttbi le es fiel, más aún desde que se diera a conocer en 1986 aquel himno que la Lauper compusiera y cantara tan bellamente, “True Colors”. Pelísimo encendido en los tonos de mil arco iris, las teens la copiaban tanto como a Madonna, ambas iconos de la moda, la música y la rebeldía de esos años. El éxito empezó a escapársele disco a disco después de True Colors, y recién sobre mediados de los ’90 volvió al candelero gracias a un compilado con sus hits y a una creciente valoración del público y la crítica por su trabajo como cantautora de peso. Pasó por el dance, el rock, el r&b y más, hasta dar en el blues, género explorado por ella en alguna ocasión, pero definitivamente desarrollado en su última placa, la onceava, llamada Memphis Blues.
Es con la gira de presentación de Memphis Blues que Lauper pisará nuestras pampas una vez más, el 3 de marzo próximo, en el porteño Gran Rex. Aquella última visita de 2008 la había visto coincidir con cuatro enormes señoras del pop de ayer y de hoy, todas ellas aterrizadas en Buenos Aires con días de diferencia: Kylie (insuperable), Madonna (cronometrada), Boy George (ofendida) y Gloria Estefan (politizada). Colapso pop nacional y salarios dilapidados en tickets al margen, la de Cyndi es una de las visitas rememoradas con mayor calidez, dada la entrega de la cantante y su gran presencia en escena. Podrá verse en pocos días, otra vez, a la gran cantante de colores increíbles, de voz de pájaro, de diversión y compromiso. Si viene o no con el kit para hacerse sus peelings metido en el equipaje, es uno de esos misterios que las damas, a menudo, intentan resguardar.
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