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Viernes, 23 de septiembre de 2011

ENTREVISTA

El código del cuerpo

El sudafricano Alan Abrahams es uno de los músicos electrónicos más interesantes de la actualidad. Y si se necesitan pruebas, allí están sus dos proyectos: Portable y Bodycode. Esta noche se presenta por primera vez en Buenos Aires. Lo entrevistamos y nos cuenta desde sus orígenes en las fiestas clandestinas de Ciudad del Cabo hasta su presente en Berlín.

 Por Gustavo Lamas

Joe Smooth cantando “hermanos y hermanas, un día seremos libres” resonaba de manera especial en las fiestas clandestinas de Ciudad del Cabo, donde Alan Abrahams descubrió el house en sus años de formación y militancia anti-apartheid. La nueva música que llegaba desde Chicago cobraba un significado especial y acompañaba como banda de sonido ideal esos días de lucha y promesas de liberación. Esto marcó a fuego su inclinación por la música. Aunque dio sus primeros pasos en Sudáfrica, al momento de dedicarse tiempo completo a la composición rumbeó hacia un lugar más central y menos periférico para desarrollarse. Londres fue su primera escala donde tomó forma su proyecto Portable, una síntesis entre aquellos ritmos que mamó en su tierra y el tecno más atmosférico y experimental. Su sensibilidad única resaltaba entre la frialdad de cierta electrónica tan cerebral, como falto de cuerpo y alma. En la capital británica creó su propio sello, Sud Electronic, donde grabó sus primeros cortes; pero rápidamente concitó la atención de otras disqueras como la alemana Scape, que a principios de la década pasada era una referencia para los que buceaban entre lo más novedoso de la electrónica y supo ser plataforma de artistas como Pole, Jan Jelinek, Kit Clayton y otros. Allí, en 2005, editó uno de sus álbumes básicos: Vision. Luego de varios 12”, remixes y sus primeras giras, decidió abandonar el frenesí de Londres para vivir en la tranquilidad de Lisboa en busca de sol y una vida menos vertiginosa. Además encarnó un nuevo alias para dar rienda suelta a su costado más orientado a la pista de baile y con su influencia deep house a flor de piel. Así nació Bodycode, con varios 12” y un álbum imperdible. Immune, editado por el sello norteamericano Spectral. Estos últimos años lo encontraron nuevamente haciendo las valijas para dar con un nuevo mojón en su vida nómada: su nuevo destino, Berlín, es uno de los puntos dilectos de muchos de los que participan en la escena tecno y house mundial. Su recorrido discográfico también tiene acento alemán como nuevo referente en el sello Perlon de Frankfurt, donde ya viene editando sus tracks, y por estos días lanza un nuevo álbum, Into Infinity, nuevamente como Portable, profundizando su faceta como cantante responsable de los vocales en gran parte del disco. Esta noche toca por primera vez en Buenos aires, en Cocoliche, y es una gran oportunidad para ver a un productor ponerles el cuerpo y la garganta a sus propias composiciones en una pista. Antes de su debut porteño nos respondió algunas preguntas sobre su historia, su presente y cuenta sus deseos de visitarnos.

El nacimiento de la cultura disco y house están muy relacionados con las minorías raciales y de género. ¿Cómo ves ese comienzo contracultural, en perspectiva, luego de tantos años con la masificación del fenómeno?

–Es verdad que el house de Chicago se originó en los clubes gays de negros en la mitad de los ’80. Evolucionó de la música disco como una nueva forma de música de baile a medida que las nuevas tecnologías, como las máquinas de ritmo y los secuenciadores hogareños, fueron apareciendo. El final de los años ’70 y principios de los ’80 fueron escenario de muchas luchas de la comunidad gay negra y yo siento una relación entre el surgimiento del house como un lugar de solidaridad y una vía de escape. Debemos recordar que los tracks del comienzo del house, como “Promised Land” de Joe Smooth o “Can you Feel it” de Mr Fingers, eran similares a himnos para mí. Este fue el período del nacimiento de la música house en su máxima pureza. Con el tiempo se convirtió en algo establecido, comercial y se ha vuelto más “lavado” al dividirse entre géneros diferentes. Ahora podés encontrarte con distintos subgéneros como el deep house, house comercial, tech house, house progresivo, que no son lo mismo; claramente la cultura se fue trasladando de aquellos grupos minoritarios sexuales y raciales al mainstream.

¿Sentís que algo de aquella subcultura todavía tiene lugar?

–En la actualidad, la subcultura existe realmente en la comunidad gay, por lo menos acá en Berlín, que yo creo que es la San Francisco de Europa. Por un lado hay una escena gay estereotipada, dura e insensible, tecno comercial y música house, muy superficial; pero por debajo hay una escena gay alternativa más arraigada en la cultura independiente, donde el deep house es bienvenido, por ejemplo.

Contanos sobre tu adolescencia en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. ¿Cómo fue tu acercamiento a la música house? ¿Tuvo alguna relación con tu salida del closet?

–En principio, mi salida del closet no tuvo ninguna relación con mi descubrimiento de la música. De hecho, tenía tal conocimiento de mi condición de gay, que se podría decir que nunca estuve en ningún armario. A pesar de que crecí en una Sudáfrica dividida racialmente, siempre me sentí libre de alguna manera para expresar mi sexualidad. Es irónico que en esa época, a pesar de la segregación racial, la libertad sexual era la norma entre mis pares. Ahora, en el espacio de unos pocos años, los misioneros americanos han estado esparciendo odio e intolerancia a través de Africa, trayendo leyes arcaicas contra los homosexuales como en Uganda, donde estalló la intolerancia ante la introducción de la ley conocida como Kill the Gays Bill (“Ley mata gays”). Crecí en un distrito empobrecido en los Cape Flats de Sudáfrica. Era el menor de una familia de diez. A pesar de ser el tiempo del apartheid en Sudáfrica, estaba en el colegio secundario y era muy activo políticamente, como mucha gente de mi generación. Participamos de muchas movilizaciones para derrocar al gobierno autoritario de la época, poder liberar a Nelson Mandela y hacer de Sudáfrica la democracia que es hoy. Durante esa época, los discos que aparecían de los comienzos del house en Chicago, canciones que hablaban de lucha y de seguir avanzando, con historias como la de “Promise Land”, eran el tipo de himnos del house que encajaban perfectamente en la lucha que nosotros, la gente negra oprimida de Sudáfrica, estábamos atravesando todo el tiempo. Esos eran los temas que estaban siendo tocados en fiestas ilegales y fueron mi primer contacto con este sonido y siempre serán la columna vertebral del sonido de Portable.

Tu música empezó siendo más abstracta y experimental; sin embargo, en tus últimos discos introducís cada vez más vocales. ¿Cómo se fue dando esa transición?

–No es tan así ese pasaje como el que describís porque, de hecho, uno de mis primeros proyectos, antes de que comenzara a hacer música influenciada por el house, fue como cantante de un grupo llamado Mighty Masses. Aunque este material nunca fue editado, la inserción de vocales fue como cerrar el círculo. Siempre estoy tratando de evolucionar, cambiar y moverme hacia adelante con mis proyectos, así que ésta parecía la progresión natural.

Acá no es tan usual ver en los clubes live sets. ¿Cómo es el set en vivo con el que te estás presentando?

–En Europa sí, y hay muchos artistas que hacen sus sets en vivo en los clubes. Toco en vivo usando controladores midi, secuenciadores de audio, mi laptop y, ahora, mi voz. Es realmente una experiencia muy interactiva. Una que parte del corazón y es siempre bien recibida.

En estos días está saliendo tu nuevo álbum, Into Infinity, para el sello Perlon. Por lo que escuchamos, parece algo más pop.

–Este álbum tiene como premisa la pretensión de lograr temas imperecederos con tonalidades que pueden sobrevivir al tiempo y sean posibles de ser escuchados otra vez en diez años o más, en el futuro, y que todavía suenen frescas. Espero haber tenido éxito en este aspecto y en esta búsqueda. Es un álbum muy personal y es por eso que decidí incluir voces en gran parte de él. También quería mantener parte de ese sentimiento experimental de mi trabajo temprano y, por supuesto, incluir algunos instrumentales para balancear el resultado final. Tengo colaboraciones con Efdemin, de Dial Records, en uno de los temas canta Lakuti, que dirige Uzuri Recordings, y también toca un guitarrista de Berlín que se llama Johannes Shoen.

Acá en la Argentina, el matrimonio igualitario fue aprobado por el Congreso. ¿Alguna vez pensaste en esa posibilidad? Quizá Buenos Aires sea tu próxima parada luego de vivir en Londres, Lisboa y Berlín.

–Casamiento... no lo sé. A pesar de que estoy llevando a cabo una relación estable en estos momentos, no creo que necesite casarme para probarla. Me sentiría de la misma manera siendo heterosexual. Es una opinión personal. Y sí, Buenos Aires puede ser... de hecho, una parada próxima, ¡quién sabe!

Viernes 23 de septiembre a las 24 /
Classic Airlines presenta Portable aka Bodycode en vivo + Sr. Replicante + Violett /
Cocoliche: Rivadavia 878, CABA.

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