Viernes, 17 de agosto de 2012 | Hoy
SER Y ESTAR
AUTOR, ACTOR Y DIRECTOR DE LAS OBRAS LA SOLEDAD Y TENIS
Este es el lugar donde trabajo; me gustan los espacios abiertos y amplios. También me resulta práctico para cualquier actividad: desde ensayar una obra o poner una mesa y comer reunido con amigos.
Por Sebastián Freire
Esta cadenita es algo que llevo puesto desde que falleció mi mamá, en 2006. Ella era modelo, vivía en Brasil (teníamos una relación a distancia) y siempre fue la impulsora de mi parte artística. Cuando falleció viajamos a Brasil con mi hermana (que vive en España) y ahí encontramos una foto de un book de los años ’60, donde tenía puesta esta cadenita. Usarla es como sostener un lazo espiritual con alguien que ya no está. Ahora que lo pienso, los eslabones son como los eslabones del ADN..., es un poco así como mantener el ADN de cada uno.
La computadora es donde escribo, donde hago todos mis trabajos, pero también es el contacto con toda mi familia y amistades que están lejos. Hoy en día es una herramienta indispensable en mi vida. Siempre estoy chequeando mails o Facebook o Twitter. La Mac es más humana que otras compus: mucho más táctil. Creo que actualmente la computadora ya se ha transformado en un electrodoméstico. Ahora estoy haciendo una terapia con sueños, así que está buenísimo porque me despierto, voy a la compu, escribo el sueño antes de olvidármelo y luego se lo muestro a mi terapeuta.
Salgo a correr por lo menos 3 veces por semana y son esos momentos en donde me encuentro conmigo mismo. Trato de escuchar sólo mi respiración. Se me han ocurrido grandes ideas corriendo. Me divierte mucho ver a la gente corriendo por Libertador o por los bosques de Palermo. Me encanta ver cómo están vestidos. Si estoy ansioso, me saca la ansiedad, y si estoy de mal humor, vuelvo a casa relajado. Es como una terapia. Corro 10 kilómetros por día.
Hace unos años había un programa de Marley que se llamaba Odisea. Y en un capítulo iba Leevon Kennedy con una botas tejanas. Era muy delirante: ella estaba en medio de la isla, pero con sus tejanas. Y luego en un informe de Duro de domar ponían la muletilla de Leevon, que gritaba desde una especie de bote en medio del agua: “¡¿Dónde están mis tejanas?!”. Y yo empecé a joder con esa frase y lo usaba como código con mis amigos, aunque era algo que nadie entendía. Y un día me las regalaron para que no molestara más con eso. Cada tanto las uso: es como un elemento supermasculino y al mismo tiempo puede ser superfemenino.
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