MúSICA
Chocolate por la noticia
“Ey, reggaetonero macho, escucha lo que digo, que de mujeres no sabes, ahora aprenderás conmigo.” Así agita la cantante Chocolate lesbian/queer reggaetón desde sus dos primeros temas debut. La chica vino a ponerle ritmo a un par de cosas de esas de las que no se habla, a ponerle sexo fuerte al supuesto sexo débil y, sobre todo, a “que relajen”.
Por Lucas Gutiérrez
“El reggaetón es pegadizo, tiene ese power latino y toca temáticas de la sexualidad desde un lugar que quería resignificar. Era el género adecuado porque es lo opuesto a lo que yo quiero decir. Las letras, los personajes, la imagen, los videos, todo es súper machista, y lamentablemente muchas mujeres apoyan, fomentan y consumen este modelo, siendo incluso más machistas que ellos.” Y de repente, una mujer lesbiana viene a ocupar el lugar del macho reggaetonero: Chocolate. Algunos lo pueden tomar como “estás diciendo lo mismo”, “estás fomentando una posición de la mujer como un objeto”, pero “yo lo que hago es una sátira, un juego, una farsa”; funciona a la inversa, hay una construcción del personaje, una exageración del discurso, es como Micky Vainilla, nadie va decir que es pro-nazi.
A mucha gente que escucha los temas le llama la atención la manera de hablar del sexo lésbico. El imaginario colectivo ve al sexo entre mujeres de dos maneras: 1) un sexo muy televisivo, pensado para calentar a un tercero (hombre), y 2) algo muy soft, tetita con tetita, “y no... pará”. Es ahí donde la delgada y frágil imagen de esta chica que estudia Artes Multimediales en el IUNA cobra potencia y te abaraja en la cara su mensaje: “El sexo entre mujeres es sexo también, y si te gusta el sexo más fuerte, va a ser así, igual que en una pareja heterosexual. Esa visión de que entre heterosexuales el sexo es mucho más hardcore y entre mujeres es algo más suave, una especie de juego de caricias, es cualquiera: en ambos casos va a depender de las personas”. Pasa que muchos no se pueden imaginar el sexo si no hay una pija de por medio. Chocolate lo dice así en su otra canción, “Nos hagamos cargo”:
“No es que esté de moda esto de ser torta
eso aquí no importa sino que la vida es corta
hagamos el amor y no la guerra
que yo puedo ser a la vez tu tigre y tu perra
que me gusta ver cómo me la entierras
y sentir cómo se te abre y cómo se te cierra
mientras más te aferras, y empieza a temblar toda la tierra”.
Sus letras hablan del placer femenino, algo que en los reggaetones no aparece. “Ni en los reggaetones ni en la vida tampoco. Esa era una de las inquietudes que quería visibilizar y el reggaetón permite hablar a calzón quitado de lo sexual. Decir sin necesidad de estar metaforizándolo y llevándolo a la cosa sublime, que es justo lo que estoy tratando de rebatir. Vamos a lo carnal en serio, a lo que es.” El segundo corte tiene en su cuarto lugar de reproducciones a Belice, un país donde la homosexualidad es penada legalmente. Fuerte. Mientras prepara su tercer tema sigue embadurnándote de Chocolate y se ríe sabiendo que sus letras tal vez no les gusten a algunos. Pero, claro, habrá quienes las disfruten, a quienes les lleguen, “que se caguen de risa, que les parezca interesante y capaz se animan a probar algo nuevo; sería lo mejor”.