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Viernes, 27 de septiembre de 2013

Ligera de cascos

Andy Drag hace los cascos que Mariquena del Pardo junto con una legión de drags queens luce en el cabaret del Maipo. Entre plumas y puntadas Andy cuenta qué diferencias hay entre ser drag y no serlo.

 Por Paula Jiménez España

A veces habla en masculino y otras no. A veces es “ella” junto a sus amigas, vistiéndose, maquillándose, yendo a comprar telas al Once para tunearse en sus shows o sacándose despampanantes fotos en el subte de Nueva York. Otras es el actor al encarnar una drag. “Somos actores que interpretamos a mujeres, con esto mismo develamos nuestra masculinidad. Ese es el personaje de la Drag Queen. El transformista imita a un personaje por lo general, las drags tenemos nuestro personaje propio. En mi caso es pop. Andy tomó su mote de Warhol. Soy un artista pop –dice–. Todos mis casquetes tienen mi sello y están inspirados en los ’80. Bien batidos, locos. Mucho está inspirado en Nicolas Formichetti, el diseñador que le hace los cascos a Lady Gaga.”

¿Y vos qué sentís cuando te ves transformada?

–Transformada soy más atrevida y seductora. Al rato, me saco todo y soy un pollito mojado. Me ven producido y después, cuando salgo, no me reconocen. Ni siquiera les digo que soy la drag con la que estuvieron hablando. Entonces pienso: qué bueno es sentir lo que siente una chica, porque mientras estoy vestida escucho el típico chamuyo. En Mar del Plata lo hice a propósito. Le dije a uno que me esperara y salí con gorrito, zapatillas, jean. Y cuando me vio se quiso matar. Debió pensar: semejante puto no puede ser éste. Igual, no me gusta que se enamoren de mi personaje porque es algo del momento, de la noche.

Y si es al revés y conocés a alguien y luego le decís que sos drag, ¿cómo reaccionan?

–Es un gran problema. El ochenta por ciento de los chicos huye, quizás es una cosa personal lo que les pasa, una preocupación por el qué dirán. Hay mucho gay machista. En el gay hay mucha cosa irresuelta. No es sólo acá. Hace un mes estuve en NY y se ve mucho este prejuicio también. No sabés la cara de la gente mirándome cuando me fui a hacer fotos al subte.

¿Cómo empezó tu vocación drag?

–Como un juego. Siempre de chico me interesaba investigar mi parte femenina. No ser mujer, todo lo contrario, disfruto de ser masculino. Incluso, no tiene que ver ser drag queen con ser gay, es algo completamente diferente. Cuando era muy joven, quince años, me salió la posibilidad de hacer un desfile con Mosquito Sancineto, que para mí es como mi mamá. Lo primero que vi como una drag fue a él, transformado en una mujer bella, con una cara perfecta, y me dije: cuando busque mi personaje quiero algo así. Para el momento era algo fuerte, porque si bien estaba perfectamente tuneado te dabas cuenta de que era un actor, no pensabas que llevaba una vida como mujer. A mí me marcó bastante.

¿Algún problema con el público?

–Además de querer sacarte fotos –cosa que me parece bien– te quieren tocar. Y vos les decís: tocame todo menos la cara y el pelo, que estuve horas arreglándome. Y en los boliches, sobre todo las chicas, me quieren tocar el culo.

¿Es incómodo ser drag?

–Sí, no creo que sea para cualquier persona, porque andar arriba de zapatos tan altos y con corsetes ajustados te tiene que gustar. Después ya le agarrás la mano y empezás a disfrutar. Nosotros somos diez trabajando juntos desde hace años. Somos de diferentes provincias. Juntas empezamos a armar la movida, a meternos en boliches o fiestas que no son exclusivamente gays. La diferencia con las drags de los ’90 es que ellas eran más femeninas, las de hoy somos más andróginas. Hoy por hoy está todo muy free.Nosotros trabajamos mayormente en boliches que no son gays. Tenemos varias temáticas armadas y que son sobre las que más nos piden en las fiestas, las White party, disco, leather o cabaret. Vamos a Once –que para nosotros es como Nueva York– y buscamos telas. Armamos en el momento. Los diseños son también de todos.

¿Los actores?

–Sí, Colores, mucho flúo, maquillaje inspirado en Andy Warhol. Admiro mucho a RuPaul. Es actor también. El más famoso. Un genio que logró hacer del arte drag lo que quiso.

El martes a las 21 es la última función de El show de Mariquena del Prado en el Maipo Kabaret, Esmeralda 449.

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Imagen: Sebastián Freire
 
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