Viernes, 27 de septiembre de 2013 | Hoy
LUX OPINA SOBRE LAS úLTIMAS DECLARACIONES DEL PAPA
Como se podrán imaginar, esta semana estuve a cuatro manos cual virgen desatanudos contestando a todos los medios que al unísono consultaron, a cuanto invertido pasaba caminando marcha atrás, qué opinión nos merece que el papa Francis ahora diga (otra vez) que hay que acompañar con misericordia a los homosexuales y a los divorciados. “Teniendo en cuenta que Francis cuando era Jorge estaba tan enojado con el matrimonio igualitario, espeté y expectoré a boca de jarro de tinto: tiene que estar muy contento con los homosexuales divorciados, el divorcio en este caso extremis no es pecado sino rectificación.” Y viendo la cara atónita del movilero que me observaba cual ovejita descarriada, levanté la apuesta con algo más militante: “Acompañar con misericordia es un modo elegante de decir: tengan lástima, no tengan ganas”. Percibí al movilero movilizado por mis dichos y además mareado de tanto ir y venir buscando vecinos hartos de la inseguridad, así que tiré otra fichita: “Te cuento que le tengo bien tomado ya el punto a Francis, tiene la costumbre de tirar una bombita de olor un día, para tirarse un cuesco al otro”. El chico me miró con miedo, así que opté por hacerme la lingüista: “A la misericordia le sigue la miseria”. Eso prendió y yo seguí la veta: “Por eso van a ver que si hoy pidió misericordia para aquellas mujeres que han abortado, mañana va a exigir a los ginecólogos de los hospitales públicos que se nieguen a practicarlo. Quedate a dormir en casa, hacemos lo que tenemos que hacer, nos levantamos temprano, leemos juntxs el diario y te opino”. Dicho y hecho, todo sin salir del lecho. Iba yo a la mañana siguiente a despotricar en alta gama contra Francis, quien superó mis expectativas con eso de que “cada niño abortado tiene el rostro de Jesús”. ¿Pero qué ecógrafo de alta gama tiene ese cura? ¿Y cómo es que salen todos con el mismo rostro? ¿Sugiere acaso que el Señor ha estado metiendo su semillita por ahí? Iba a seguir preguntándome si se refiere a bebés rubios, con barba o en la cara de Jesús entra la versión restaurada de la señora de Borja, cuando me toca el portero eléctrico a los gritos mi amiga torta ginecóloga, fan incondicional de Santa María, Santa Magdalena y Santa Ana y además libre interpretadora de los santos epitelios. “No entendés nada, Lux, el Papa habla entre líneas: Les habló sólo de ginecólogos porque entiende que somos nosotras las ginecólogas las que tenemos que colaborar con nuestras hermanas.” El movilero tomó nota y descargó todas mis hipótesis. Me quedé solx como en el Monte Sinai. Al cierre de esta columna recibo un mensaje de amigo íntimo y ontológico Ernesto Meccia diciéndome que luego las fuentes vaticanas revelaron que se abrió licitación pública para la adquisición de 100.000 dispensers de “misericordia” a ser distribuidos por todo el mundo. Mi Dios: ¡cuánta distancia, cuánta soberbia connota esa actitud! ¿Será que la “misericordia” sotanal es la sucedánea de la “tolerancia” civil que tantos dividendos da? Yo por si acaso me pongo una pyme de dispenser industria nacional y si el negocio no prospera que los reparta Grassi a sus amigos, espero que desde la cárcel. Extra Ecclesiam nulla salus.
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