Se mata en tu nombre, se desatan guerras en tu nombre, se enjuicia en tu nombre, nos niegan en tu nombre. Somos las parias, las desclasadas, las desposeídas, las sacrílegas, las libertinas, las cortesanas, las meretrices de los feudales, las desalmadas, las ateas, las impuras, las impiadosas, las despreciadas, las apátridas, las sin techo.

Para todo usan tu nombre. Los fariseos de la modernidad, del capitalismo y el patriarcado son los mismos que acusan sin piedad, los que se creen dueños de la verdad, los que señorean con túnicas de hipocresía, los que crean un dios de castigo, de odio, de resentimiento, un dios de crueldad.

Los que jamás nos vieron retorciéndonos de soledad, de frío, de hambre, de angustia. Los que no saben qué se siente cuando la carne se pudre de tanto esperar, cuando tu cuerpo te abandona. Sólo vos estás junto a nosotras sin preguntar, sin castigar, sin cuestionar, secando nuestras lágrimas, curando cada una de las heridas que nos causan día a día sin piedad. Los que olvidan la premisa más bella de la existencia: amarse los unos a los otros como a sí mismx. No matar, no mentir, no usar tu nombre en vano. Los que no dan agua a los sedientos de ti.

Cada día que pasa creemos más en ti como fuente de sabiduría y justicia. Nuestro travestismo y nuestra Fe son cosas de las cuales jamás nos arrepentiremos, sabemos que estaremos sentadas a tu diestra y desde allí veremos pasar a los que nos juzgan en tu nombre.

Ante ti me presento: somos las travas, hijas de tu Fe.