Viernes, 5 de junio de 2015 | Hoy
El Tercer Reich, los cuerpos dóciles y los impronunciables. Berlín 36 revisita la historia silenciada de la atleta Dora Ratjen.
Por Diego Trerotola
Un silencio antiguo se extendió hasta atravesar casi todo el siglo XX y es importante que no se prolongue más: muchos cuerpos casi no tuvieron voz, especialmente por una censura que los canceló con el peso del género como cárcel. Eso parece haber sucedido con Dora Ratjen, la atleta alemana que fue campeona femenina de salto en alto en las Olimpíadas de 1936 inauguradas por Hitler en Berlín. Todo lo que se sabe de Dora Ratjen es complicado, porque el silencio, una vez que supuestamente se la condenó y desplazó por no ser una mujer, hizo difícil saber la verdad. Hay fuentes que sostienen que era intersex y otras que fue un “error” de la partera que se arrastró en la crianza. Se coincide en que entrenó y compitió en la categoría femenina durante varios años, de los 17 a los 19, y luego fue relegada a la oscuridad, con otro nombre, que varía según el relato, porque la voz de quien lo cuenta no fue la de Dora. Berlín 36 (2009, Kaspar Heidelbach) se basa en su historia real, es una película realizada al año de la muerte de Dora, y plantea una versión de su vida, rebautizada Marie, a partir de la relación con Gretel Bergmann, la gimnasta judía sometida a la persecución del régimen nazi. Y tal vez el mayor mérito de esta película sea cómo se muestra ese silencio, la fuerza de lo impronunciable para la época, desde un cuerpo que cuestiona y, al mismo tiempo, se resiste al disciplinamiento. Fascinante y peligrosamente lujosa para retratar el apogeo del Tercer Reich en días previos a las Olimpíadas, como las películas alemanas que cuenta con esmero camp el personaje central de El beso de la mujer araña, Berlín 36 desarrolla, tal vez involuntariamente, la imposibilidad histórica de expresar la diferencia, la identidad genérica como irrepresentable, el cuerpo como un informe médico impronunciable, desclasificado. Evitando con sentimiento el trazo grueso de la fábula homofóbica del hombre que pasa por mujer, la relación de Marie y Gretel tal vez no sea veraz a los hechos, tal vez sea un tanto idealista, pero al menos visibiliza el germen de la complicidad solidaria como forma de rebelión.
Berlín 36 se proyecta en el Festival Internacional de Cine Judío en Argentina, este viernes 5 de junio, a las 14.30, y el miércoles 10, a las 14.20, en el Hoyts Abasto, Corrientes 3200.
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