Viernes, 21 de noviembre de 2008 | Hoy
X 4
Cuatro estilos: un sello de género que va más allá de los géneros que elijan para expresarse en sus canciones.
En tiempos menemistas, cuando el tango estaba devaluado y en Japón se lo cantaba más que acá, Lala comenzó con Se va la vida, un espectáculo que rendía homenaje a las mujeres compositoras, poetas e intérpretes del género. Es 2008 y el homenaje continúa: ahora se llama Madreselva tangos y le da nombre al disco que grabó junto a A. Rego en 2005, y que la acompañó un año después durante la gira por Suiza y Francia. En este show se proyectan fotografías que van desde Azucena Maizani a Eladia Blázquez. Y, entre tema y tema, Lala –actriz y cantante– nos introduce a la vida de cada una de ellas y a sus esenciales aportes al dos por cuatro. Claro que esto no sería más que un simple formato si no estuviese sostenido por un gran talento interpretativo y un compromiso real con la causa de las mujeres. Es que esa voz de chica apasionada canta incluso por aquellas que no pudieron hacerlo.
Quienes marcharon por Costanera Sur este 8 de marzo recordarán el impacto sonoro con que se mostró esta primera cuerda argentina candomberil de mujeres. Pero no sólo el cadencioso toque Cuareim –surgido del homónimo barrio montevideano– expresa la arrolladora vitalidad de estas chicas. Como toda comparsa del género, Iya Kereré Leli Kelén (“Madre pequeña / abre los ojos”, mitad lengua yoruba y mitad quechua) cuenta con un colorido cuerpo de baile, una mamá vieja, un gramillero, una vedette, un estandarte y banderas. Es decir, reúne todos los requisitos tradicionales, excepto el de ser mujeres. Agus Martínez y Vanesa “La Negra” Aguilar montaron esta cuerda cansadas de los límites que el mundo del tambor les impone a las percusionistas ¡Y lo bien que hicieron! Suave pero resonante, Iya Kereré saldrá otra vez en la llamada del 6 de diciembre en San Telmo, absolutamente a tono con el calor del verano.
“Plegaria del árbol negro” es el nombre de su segunda producción y alude a una leyenda toba sobre chamanes. Además de la dúctil y refinadísima voz de Charo Bogarín y el perfecto complemento musical de Diego Pérez, en este disco también se lucen invitados como Mauricio Maidana –maestro de violín toba–, y en la interpretación del tema “Ishiyipiolec”, un coro de chicos de esta comunidad. El ensamble de estos ritmos con la música electrónica resulta un verdadero acierto y es obra de un profundo trabajo con los tobas, de “un aprendizaje en tiempo real –dice Charo–, de sus hábitos y de su cultura”. Lo que el dúo ofrece en vivo es, además, un espectáculo de originalísima estética escenográfica (a cargo del artista Carlos Coccia), performática y de vestuario. Tras conquistar en 2001 el premio MTV a la mejor voz femenina, la chaqueña Bogarín viajaba por Europa cuando descubrió su deseo de expresar lo que estaba tan sólo a un paso de sus propias raíces.
Octavio Paz dice que la poesía es el arte de origen y un poema su concreción, claro que un poema también puede ser, por ejemplo, una melodía. Y es que al escuchar este dúo se desdibuja el supuesto límite entre una cosa y la otra. A ver si se entiende: en la versión de Ducca y Buscariol, el tango “¿Qué me van a hablar de amor?” se encuentra intervenido por Fragmentos de un discurso amoroso, y “Flor de lino” por los bellísimos versos de Pessoa. En otros casos, la relación es todavía más directa y el poema es musicalizado. Se podría suponer que la elección de las letras es el vector de esta producción, sin embargo, el acordeón o el bajo de Buscariol y la –cada vez más– potencia y profundidad vocal de Zulma nos imbuyen en una experiencia sonora más integral. Abordan los poemas con ritmos que van del tango a la guaraña, pasando por la música popular y el folklore, y abrevan en su camino charangos y cascabeles, como en una dulce celebración.
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