Viernes, 16 de enero de 2009 | Hoy
X 4
A pesar de que aparecen en films que suelen pasarse una y otra vez, a los actores del género triple X no se los suele reconocer por sus rostros. Para qué, si de todos modos saben dejar huellas imborrables.
Por Patricio Lennard
Vindicado por John Waters como “el Cary Grant del porno”, icono sexual inmortalizado por Pierre et Gilles y dueño de un miembro que sirvió de molde para el consolador más vendido de la historia, Jeff Stryker es el número 1 casi cantado de cualquier lista de luminarias del porno. Fanático del entrenamiento físico desde chico, Stryker fue descubierto a los 26 años por el productor de films XXX John Travis. Y si bien su carrera se apoyó en el porno gay desde un principio (su primer film, Powertool, es de 1986), hizo películas como Jamie Loves Jeff, una de las cintas heterosexuales para adultos más vendidas de todos los tiempos. Retirado de la actuación, Stryker siguió explotando su propio mito a través de una línea de merchandising que incluye desde tazas y vibradores hasta muñecos articulados de sí mismo. Grabó, incluso, un disco de música country. Hoy vive en California y tiene dos hijos.
Cuando el 26 de noviembre de 1994 su cadáver fue hallado en la bañera de un hotel de Sunset Boulevard, a Joey Stefano se le había ido la mano con la heroína. Tenía 26 años y había muerto como había vivido. Conocido como el “Tom Cruise” del porno gay, Joey había iniciado una carrera meteórica a fines de los ‘80, luego de varios años de prostitución y drogas, de cuyos bajos fondos lo había rescatado Chi Chi La Rue, un famoso productor de películas porno. A su lado, Joey comenzó a explotar lo que sería la marca de su estilo: amén de su belleza y su carita de inocente, sus fanáticos lo amaron viéndolo componer el papel de “pasivo insaciable”, sexualmente sumiso, pero a la vez demandante. En 1992, cautivada por su belleza, Madonna lo eligió como modelo para su libro Sex.
Alto, espigado, de corta melena rubia y con una cara de simpático pervertido, Peter Berlin es considerado uno de los pioneros del porno gay. A pesar de su pronto retiro y su corta carrera –por lo que suele comparárselo con Greta Garbo (filmó sólo dos películas: Night in Black Leather, en 1973, y That Boy, en 1974, que él mismo dirigió, produjo, escribió y protagonizó)–, Berlin fue un verdadero sex symbol en la década del ‘70, caracterizado por usar unos pantalones tremendamente ajustados, que lo dejaban lucir, orgulloso, el enorme bulto que emergía de su entrepierna. Fotografiado por Robert Mapplethorpe y Andy Warhol, y dibujado por Tom of Finland, Berlin supo reinventarse a sí mismo y hoy vive dedicado a la fotografía y al diseño de modas. Junto a otros directores pioneros como Wakefield Poole y Jack Deveau, Berlin contribuyó a darles a los films eróticos gays legitimidad artística.
A más de uno le sorprenderá saber que Jeff Palmer vivió entre Mendoza y Buenos Aires hasta los 16 años. Y que aquí tuvo su primera experiencia homosexual antes de partir a un éxodo que terminaría en los Estados Unidos. La primera de tantas, de tantísimas experiencias sexuales, tal como lo demuestra la prolífica filmografía de este controvertido actor, a quien algunos veneran por su carisma y desparpajo sexual y otros defenestran acusándolo de ser uno de los principales promotores de repatriar a la industria del porno gay el sexo sin preservativo. A los 20 años, Jeff ya había filmado su primera película (Code of Conduct) e iba en camino de convertirse en la máxima estrella de los estudios Falcon. Terminado su contrato, se mantuvo fuera de los sets por algún tiempo, y a principios de 2002 reapareció decidido a filmar bareback y a militar por esa causa. Actualmente, Palmer se encuentra retirado.
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