Viernes, 16 de enero de 2009 | Hoy
PD
Nuestra sociedad es bastante pacata, hipócrita y contradictoria con respecto a la denominada promiscuidad sexual.
El varón heterosexual, que es sexualmente promiscuo, en promedio socialmente es bien visto, es considerado como el “gran macho mujeriego”. La mujer heterosexual que sexualmente es promiscua, socialmente suele ser catalogada como “una puta”, tanto por hombres como por mujeres.
Y los gays, bisexuales y travestis, para la sociedad en general, somos directamente un claro y negativo sinónimo de promiscuidad sexual, una promiscuidad asociada al HIV/sida. Incluso hay gays, bisexuales y travestis que lamentablemente comparten esta visión negativa que tiene la sociedad heterosexista y machista, con respecto a la promiscuidad sexual.
Yo soy un gay de 32 años, y digo que la promiscuidad sexual consentida entre mayores de edad no tiene absolutamente nada malo, nada de negativo. Si usás preservativo siempre (pero siempre), realmente no importa con cuántas personas tenés sexo en una noche, o en un día, o una semana, o un mes, o un año. El sexo es algo maravilloso, y si te va la onda de tener sexo consentido con múltiples personas, ¿cuál es el drama con eso?
Y para aquellos adultos que suelen practicar a conciencia el denominado “sexo bareback” (sexo con penetración sin preservativos), eso es una clara decisión muy personal sobre sus respectivos cuerpos y sus vidas, ni más ni menos que eso. Cada adulto es responsable de sus actos.
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