Viernes, 17 de diciembre de 2010 | Hoy
Por Julia Amore
–Lo primero fue firmar mi contrato para trabajar en La Revista de Buenos Aires, en el espectáculo de Carlos Bacchi con dirección de Reina Reech. Después puedo hacer lo que quiera como cualquier otra mujer. Aunque está bueno que aclare que hay diferentes construcciones de lo femenino, en mi caso, y de la identidad de cada cual. Creo que no es necesario que una persona se sienta ciento por ciento mujer para que se reconozca su identidad de género. Cada uno es una construcción y cada uno tiene derecho a ser y sentirse como le parezca. Mirame a mí que no me quiero operar, no por eso soy tratada como menos mujer que otra que sí se quiere operar.
–Psicológicas, psiquiátricas, psicosociales; con llegadas sin aviso a mi casa y médicos forenses. Vinieron a mi casa y hablaron con mis padres y con uno de mis hermanos.
–Si bien fui muy bien tratada, fueron tres pericias que me molestaron muchísimo, porque tenía que exponer absolutamente toda mi vida personal y/o sexual y mi vida familiar; pero bueno, tenía que pasarlo.
–Excelente, el Dr. (Pedro) Hooft me trató siempre muy bien. De una manera muy correcta.
–Qué percepción tienen ellos de vos en relación con tu sexo, tu imagen y tu vida en general, cosa que tampoco me pareció bien, me pareció sumamente incorrecto, más allá del respeto que le tengo a Hooft, el sistema que se utiliza me resulta incorrecto, creo que nadie puede determinar qué identidad merezco llevar dependiendo de la percepción de otro, la única que puede decidir sobre mi vida soy yo. Y como estoy reclamando mi derecho a mi identidad no tengo por qué pasar por esas cosas, ser investigada, evaluada por un comité de ética, etcétera.
–No, y sigo sin tomar conciencia aunque desde un lugar racional sé que es muy importante.
–Fue una decisión que tomamos con la gente de la CHA que nos asesoró en el proceso. Yo quería mi documento, pero también aportar al proyecto de ley que presentó la CHA sobre identidad de género y por eso hicimos el acto en el Congreso. Es mi forma de aportar.
–Mi causa tiene una especie de defecto, yo por la cantidad de años que hace que me someto a tratamiento hormonal, es seguro que tengo una especie de castración química, no soy fértil. Eso fue lo que yo planteé y les generó tranquilidad. Como yo estaba en la duda de si operarme o no, se conformaron con la promesa de que en algún momento lo haría. Cosa que ahora decidí que no. Pero eso es personal; sí fue un gran argumento la gran cantidad de años bajo tratamiento hormonal y la esterilización química. Eso hizo que no me obligaran a hacerme ningún tipo de examen ni nada de eso porque se me respetó el miedo que yo le tenía a todas esas cosas. Lo importante es el logro obtenido, y que se sepa que todavía se utilizan esos métodos autoritarios y de intolerancia y que todavía nos vemos limitadas a tener la total autonomía sobre nuestros cuerpos. Por todo esto que describo, la ley es urgente.
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