Viernes, 14 de octubre de 2016 | Hoy
Por Isabel Rolando*
Las técnicas de reproducción asistida se practican desde hace décadas en Argentina y el mundo con mayor o menor regulación. La gestación por sustitución se practica en Argentina y ha sido reconocida por una gran cantidad de fallos. La pregunta es: ¿qué hacemos con esa realidad existente? Este proyecto de ley pone un enorme y necesario énfasis en proteger a la gestante. Acá no hay un Estado reclutador que saldría a conseguir mujeres como en la India, ni un catálogo de mujeres donde se las cosifique como sucede, por ejemplo, en Estados Unidos. Acá estamos hablando de personas que lo hacen por voluntad propia. No hay nada que se haga sin el consentimiento de la mujer. Hay estudios psicológicos y sociambientales previos. Está todo pensando: compensaciones para la mujer, sus derechos, el máximo de veces que lo puede hacer (2), hay un equipo interdisciplinario y un juez que tiene que entrevistar sucesivamente a los comitentes y a la gestante por separado para poder comprobar que se está haciendo con fines altruistas. Si nos vamos a poner a criticar desde el punto de vista moral, tendríamos que hacerlo con todas las técnicas de fertilización asistida, con todas las formas de donación de material genético, por ejemplo. La gestación por sustitución se hace, es una realidad, y la peor opción posible es que no exista un marco regulatorio que proteja a las gestantes. Ciertos sectores del feminismo no tienen en cuenta en su crítica el punto de que son justamente las mujeres las que más se perjudican cuando esto se hace clandestinamente. Al no haber ley, quienes de todos modos lo hagan clandestinamente tampoco van a tener conocimiento de cuáles son sus derechos. Con una ley ponés esa base y cuidás a las más desprotegidas.
*Especialista en Medicina Reproductiva. Fundadora de la asociación civil Concebir.
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