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Domingo, 24 de abril de 2005

NEUQUEN > CABALGATA Y TREKKING DESDE ALUMINé

Por el Cordón del Chachil

Aluminé es un típico poblado patagónico rodeado por singulares paisajes. El río, las mesetas, las araucarias y las cortinas de álamos que se plantaron en la estepa acompañan una apasionante cabalgata sobre el Cordón del Chachil. Y muy cerca de allí, un trekking hasta los restos de un bosque petrificado.

 Por Julián Varsavsky

Aluminé es todavía un típico poblado patagónico de la cordillera, con muchas calles de tierra y una tranquilidad pueblerina difícil de encontrar en otros destinos turísticos de la región. En este pueblo ubicado en el centro-oeste de Neuquén, las principales actividades económicas son la ganadería, la explotación forestal y en tercer lugar el turismo. En este último aspecto, Aluminé ha alcanzado una eficiente variedad de servicios, logrando una equilibrada combinación entre naturaleza virgen y confort para el viajero.

Por estar emplazado entre la cordillera de los Andes y la margen oeste del río Aluminé, en sus alrededores hay una infinidad de paisajes cuya inabarcable belleza se puede abordar de distintas maneras. Una de ellas es a caballo, una alternativa que permite llegar a las alturas sin mayor esfuerzo físico. Y otra de las muchas opciones es haciendo un trekking por la estepa.

Cabalgata a las alturas

La excursión a caballo más atractiva que se realiza desde Aluminé probablemente sea la que recorre el Circuito del Mirador, que parte desde los campos de la estancia Quilapeñihué. La estancia está ubicada en un lugar idílico –a 2,5 kilómetros del pueblo–, al pie de unos cerros y entre los ríos Aluminé y el arroyo Llamuco. El guía de la excursión, Anuar Martínez, es un baqueano de la zona que realiza cabalgatas desde hace casi una década y cuenta con la ayuda de su hijo, un experto jinete de 10 años. Una vez ajustada la montura de los tranquilos caballos –no hace falta saber montar–, se emprende el paseo hacia el Cordón del Chachil, en plena precordillera de los Andes.

En primer lugar se avanza por una densa plantación de pinos en la ladera montañosa, y más arriba comienza a aparecer la vegetación autóctona: cipreses de la cordillera, ñires, lengas, chacaies y maitenes. El arbusto que predomina es el coirón, de llamativo color amarillento.

A medida que se asciende comienza a abrirse el paisaje en la lejanía y sobresalen los cerros Melul y Ruca Choroi, además de dos enormes mesetas enfrentadas por la punta que dominan todo el paisaje de Aluminé. El cerro más alto es el Longqueo, que mide 2300 metros sobre el nivel del mar.

Mirador patagonico

La primera parada es en El Mirador, una saliente de roca con vista a un gran cañadón con un arroyo que caracolea en el fondo. Mirando hacia el sur se tiene un panorama del pueblo, el río Aluminé y las dos grandes mesetas que, en conjunto, conforman una de las hermosas postales de la Patagonia. Un ciprés de la cordillera que creció inclinado hacia un costado, como si fuese empujado de manera permanente por el viento, es una de las curiosidades del Mirador. En este lugar, lo mejor es desmontar y salir a explorar un poco la zona a pie hasta otra saliente de roca que da a un precipicio descomunal. En el trayecto se camina brevemente por el filo del cordón montañoso, así que a cada lado se abre un paisaje diferente.

Aquí podría emprenderse el regreso después de una hora muy bien aprovechada de cabalgata (el precio es de $ 15). O queda la alternativa de continuar subiendo hasta los 2700 metros para alcanzar la Pampa del León, una zona deslumbrante poblada casi exclusivamente por araucarias de más de cien años.

Pampa del Leon

El panorama desde la altura permite divisar la Pampa de Longcoluan, el pico del volcán Lanín, el cerro Batea Mahuida y dos volcanes del lado chileno de la cordillera. En Pampa del León también se puede incursionar unos 8 metros dentro de una cueva rocosa que alguna vez fue un escondite de los indígenas, como lo demuestran las puntas de flecha y los restos de cerámica encontrados en el lugar. En este punto, los jinetes se preguntan: ¿dónde se va a asar el chivito?, ¿arriba en la montaña o abajo junto al río? Por suerte, como el hambre ya se hace sentir, no es necesario esperar en las alturas porque en la estancia nos está esperando el asado al abrigo de un bosquecito de sauces llorones junto a una playa del río Aluminé.

El precio de la excursión completa, incluyendo el asado y vino, es de $ 80. Pero si hay algo que no tiene precio medible es el placer inmenso de saborear una costilla de chivito agarrándola con la mano y luego recostarse en la arena caliente de la playa a dormir una siesta. O pescar, con un rudimentario reel que provee el guía, una trucha arco iris de las que abundan por doquier en todo el río.

Trekking al bosque petrificado

La consigna es caminar a campo traviesa por la estepa hasta los restos de un bosque petrificado de millones de años. Se trata de un trekking sencillo que comienza al borde de la ruta en las afueras de Aluminé. En primer lugar hay que cruzar la alambrada de un campo en el que, aunque es privado, se permiten los paseos. La caminata es por un senderito que sube y baja lomadas atravesando alambrados para llegar a una lagunita poblada por dos cisnes de cuello negro, algunos cauquenes y patos de los torrentes. Luego se avanza por el filo de una montaña hasta llegar a la zona de los restos fósiles de unas araucarias que existieron hace millones de años. En verdad sólo quedan fragmentos de hasta 40 centímetros –algunos semienterrados–, en los que se puede ver perfectamente la textura original de la madera convertida en piedra. Los restos más pequeños están desperdigados por todos lados, pero lo verdaderamente atractivo de este trekking es la absoluta inmensidad del paisaje. Durante este trekking –que no se realiza en invierno– se recorren un total de 6 kilómetros en casi cuatro horas. Cuesta $ 25 y se puede contratar en el teléfono 02942-15-577020 (guía César Salto).

En Aluminé hay diversas alternativas de trekking, y una de las más interesantes es la que recorre el Circuito del Mirador, el mismo que se describe en la excursión a caballo. Pero a este trekking se le puede agregar la posibilidad de pernoctar una noche en carpa sobre la montaña. Esta opción cuesta $ 120 e incluye las comidas, entre ellas un asado.

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El ascenso a caballo hacia el Cordón del Chachil. Al fondo, las dos mesetas en el paisaje de Aluminé.
 
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