Las protestas de los estudiantes de secundaria en Valencia, al este de España, y la actuación de la policía contra ellos ha puesto en aprietos al gobierno de Rajoy, quien desde Londres, donde se reunió con el primer ministro británico, David Cameron, exhortó a actuar con "mesura y sentido común" para que "este tipo de cosas no se vuelvan a repetir". "Los españoles no podemos dar una imagen de país que no es la que es", afirmó.

La mecha se prendió la semana pasada, cuando la detención de un estudiante en una de las manifestaciones contra el recorte presupuestario provocó una protesta generalizada. El jueves fueron detenidos diez jóvenes. El viernes se produjeron diez heridos y la policía detuvo a seis personas. Y ayer, el mismo día en que un jefe policial calificó a los estudiantes como "enemigos", fueron arrestados 26 jóvenes, cinco de ellos menores de edad.

Desde Bruselas, el exministro del Interior, el socialista Adolfo Pérez Rubalcaba, afirmó que "se han visto imágenes que no son tolerables", mientras que el actual titular de la cartera, Jorge Fernández Díaz, admitió "excesos de unos y otros". "Estoy al lado de la policía, pero actuaré en consecuencia si ha habido alguna actuación particular excesiva", dijo en una entrevista radial.

El Sindicato Unificado de la Policía, por su parte, criticó lasdeclaraciones de Fernández Díaz como un "acto de cobardía política y personal" y defendió la actuación de los agentes, asegurando que las órdenes de cargar contra los jóvenes provinieron de la delegada del gobierno en Valencia y del jefe superior de policía, que "cometieron un grave error".

La propia delegada del gobierno, Paula Sánchez de León, ordenó hoy abrir un expediente informativo para averiguar si hubo "exceso policial" y "extralimitación" en la actuación de los agentes frente a las protestas y se comprometió a que, si ése es el caso, "se depurarán responsabilidades".