El jueves, hubo un intento de desalojo en el Barrio de Pompeya en la intersección entre las calles Mar Chiquita y Río Cuarto. La medida quedó sin efecto por la disposición del juez Omar Fasciutto que lo pospuso para el 28 de febrero, tiempo que dio la propietaria del predio para que las 80 familias que se habían instalado allí se reubiquen.

Por otra parte, ese mismo día en Soldati, los vecinos de la Villa 3 se enfrentaron unos con otros en una pelea por la adjudicación de las viviendas del complejo construido en el marco de un programa del Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI), que culminó con la llegada de un cordón de Infantería, que se encontraba impidiendo el ingreso a los edificios vacíos.

En el sudoeste de la ciudad, familias organizadas de la Villa 20 protagonizaron enfrentamientos con la policía por el predio que utiliza la Policía Federal que hace las veces de cementerio de autos. Los vecinos han ocupado este terreno a modo de protesta para exigir la urbanización y construcción de viviendas sociales, obteniendo como respuesta violentas represiones.

La última toma que tuvo lugar el 22 de diciembre tuvo como resultado el inicio de una negociación con el Instituto de la Vivienda de la Ciudad, en la cual los vecinos de Lugano recibieron la promesa de que se acelerará el traspaso de las tierras. Los vecinos estiman que pasará mucho tiempo hasta que ello se concrete, por lo que no descartan que tengan que recurrir a la medida de fuerza en el futuro.

La zona sur de la Ciudad de Buenos Aires presenta un grave déficit habitacional, que se agrava cada vez más con la llegada de más gente proveniente de distintas partes del conurbano, de distintos puntos del país y de diferentes países del continente; por lo que resulta cada vez más urgente dar solución al mismo. Hasta el momento no se han generado políticas de vivienda tendiente a ello. Mientras tanto, a la gravedad que implica la imposibilidad de tener un techo, se van sumando las consecuencias que reviste el que miles de personas vivan en condiciones de hacinamiento y marginalidad, lo cual genera heridas sociales que tardarán mucho tiempo en sanar. Más aún, cuando se sigan demorando las soluciones.