UNIVERSIDAD › ESTUDIO COMPARATIVO SOBRE LA EDUCACION SUPERIOR

Mismos fondos, misma crisis

El Gobierno presentará hoy un presupuesto que no recortaría los recursos universitarios. Pero una investigación realizada en la UBA muestra que el financiamiento sigue siendo escaso.

El sistema universitario recibiría hoy la confirmación de que su nuevo presupuesto repetirá el del año pasado. En el proyecto de ley que el Gobierno presentará esta tarde al Congreso se volvería a destinar a las universidades públicas un monto anual de 1800 millones de pesos. Los rectores y autoridades de las casas de educación superior respirarán aliviados, sobre todo tras haber sufrido las reiteradas amenazas de recorte y de imposición del arancelamiento por parte del establishment. Pero, aun en medio del actual caos económico, y más allá de si después se cumple o no con ese presupuesto, el dato está lejos de ser una buena noticia. Así se desprende de una investigación realizada por estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), en la que a partir de estadísticas oficiales compararon la situación de la universidad argentina con la del resto del mundo. Los fondos destinados al financiamiento están cada vez más lejos de los necesarios y la deserción estudiantil y los salarios docentes, entre otras variables, exhiben el crítico escenario que atraviesa la educación nacional. Aquí, los principales resultados del estudio.
- En la Argentina, el presupuesto destinado a las universidades nacionales en 2001 (que ahora se mantendría, aunque incluyendo el recorte del 13 por ciento a los salarios superiores a 500 pesos) ascendió a 1802 millones. De ellos, 306 correspondieron a la Universidad de Buenos Aires (UBA). El total que se destina a la educación superior equivale sólo al 0,45 por ciento del Producto Bruto Interno (281.900 millones). Esa cifra se vuelve irrisoria en comparación con la realidad de otros países. En América Latina se mantienen valores similares, con las excepciones de Venezuela, Brasil, México y Chile, que destinan porcentajes superiores al 1,5 por ciento del PBI a sus universidades. La realidad de la educación superior en el continente europeo habla de erogaciones más importantes: países como Francia o Suiza destinan montos superiores al 2,5 por ciento. Un caso atípico es Finlandia: asigna un abultado 31,5 de su PBI a la educación.
- Las 37 universidades nacionales acogen, según los últimos datos oficiales, a 946.506 estudiantes. La mayoría de ellas brinda acceso irrestricto y no cobra aranceles. La universidad más poblada es la UBA, que aglutina más de un cuarto de la matrícula, con 253 mil alumnos, seguida por la Universidad de Córdoba, con más de 100 mil. Ejemplos internacionales de educación superior gratuita son Alemania, Grecia, Costa Rica, Cuba y otros. En Rusia, así como en China y Japón, los interesados en acceder a la enseñanza gratuita deben aprobar un riguroso examen. Modalidades intermedias que incluyen el pago de aranceles o aportes a cooperadoras son adoptadas por países como Francia y Gran Bretaña. En Estados Unidos, todas las universidades públicas son pagas. Un modelo alternativo es el que brinda el gobierno finlandés, que garantiza la gratuidad mediante subvenciones que los estudiantes deben devolver después de egresar.
- Uno de los aspectos más críticos de la ecuación que amenaza vulnerar la educación pública es la deserción estudiantil. Un promedio entre el número de egresados y el de inscriptos a primer año en el sistema educativo superior del país arroja que por cada alumno que se recibe otros 35 quedan en el camino. En la educación privada, el promedio mejora: por cada 14 alumnos que ingresan, uno se gradúa. Mientras, en países como Brasil, Perú y Venezuela, el porcentaje de egreso es más elevado. Y en Japón, donde existe una población universitaria de 11 millones sobre 140 millones de habitantes, se registra un sorprendente 87 por ciento de egresos. En Estados Unidos, la tasa de graduación respecto de los ingresantes es del 61,9 y en España alcanza a 15 puntos.
- Otro factor de la política de desfinanciamiento de la educación en Argentina se revela en la remuneración de los docentes. En términos absolutos, el salario promedio de un docente argentino es de 6165 dólares. En cambio, en Chile es de 10.600; en Estados Unidos asciende a 24.100; yen Alemania a 28.400. La tendencia revela que si un docente recibía 100 pesos en 1980, esa cifra bajó a menos de la mitad para 1992. En el mismo período, el salario de un docente chileno subió a 120 y el de un uruguayo a 125.
- La crisis de la educación superior nacional adquiere importancia radical si se considera que la incidencia de la universidad pública sobre la oferta educativa es muy significativa, ya que el país cuenta con 37 instituciones públicas, que conviven con otras 44 privadas. En comparación con el resto del mundo Argentina está en un término medio. Casos extremos constituyen Grecia, donde está prohibida la universidad privada, y Australia, que ofrece 37 públicas frente a sólo dos privadas. Más moderado es el caso de España, que registra 48 instituciones públicas frente a 18 privadas. En el polo opuesto se ubica Japón, donde el 77 por ciento de la oferta corresponde al sector privado y el resto a las financiadas por el Estado. En América Latina, la tendencia general indica que, frente a una variada y elevada oferta privada, una escasa cantidad de prestigiosos establecimientos públicos absorbe el porcentaje más elevado de la matrícula.
Informe: Francisco Jueguen, Miguel Piris y Matías Blanco, sobre la base de una investigación realizada por estudiantes del Taller III (Gráfica), Ciencias de la Comunicación.

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