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El segundo llamado al congreso ordinario de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) fracasó ayer –tal como había sucedió el 26 de abril pasado– por falta de quórum. La conducción que lleva adelante un frente de izquierda encabezado por el Partido Obrero y La Mella consiguió 58 de los 66 delegados necesarios para comenzar la sesión, y no se pudieron elegir las nuevas autoridades. Para la izquierda, tanto el espacio reformista de Franja Morada y sus aliados, como Unidos y Organizados, “no quieren legitimar la independencia de la FUBA”. Sin embargo, el radicalismo volvió a denunciar que no hay “mínimas garantías de legalidad y transparencia”, y desde el kirchnerismo sostuvieron que un plenario realizado un jueves a las 17 implica “un vacío de participación estudiantil”.

Los dirigentes del PO y La Mella llegaron ayer a la sede de Marcelo T. de Alvear de la Facultad de Ciencias Sociales, descartando cualquier posibilidad de que el reformismo –ese espacio donde además de Franja participan las agrupaciones socialistas– acreditara algún delegado al congreso ordinario. Hasta el jueves habían intentado dialogar con la agrupación Libres del Sur, que finalmente tampoco acudió a la cita.

A las 17.30, cuando ya había pasado media hora desde el momento fijado para que comenzaran a acreditarse los delegados, las agrupaciones que actualmente conducen la federación ya preveían que otra vez se suspendería la sesión. El tiempo estipulado para las acreditaciones finalizaba a las 19, pero, sin resignarse a que no hubiera quórum, la izquierda pospuso varias veces el cierre de la presentación de delegados. Al final no pasaron de los 58 (sobre un total de 130) y el Congreso volvió a fracasar.

“Sabíamos que estaba esta posibilidad y decidimos igual hacer la campaña política”, dijo Julián Asiner, copresidente de la FUBA por el PO, mientras los delegados de la izquierda comenzaban a llegar. “Se cumplió con todo y, de hecho, presentamos el balance que nos reclamaban. Lo que en realidad no quieren es legitimar lo que pasó en las urnas, que la FUBA es independiente del Gobierno y del rectorado”, remarcó Asiner.

“Eso no es un balance. Es un dibujo con egresos e ingresos”, cuestionó el consejero estudiantil de Económicas, Bruno Razzari Brion (Nuevo Espacio). “La FUBA no es un almacén –continuó– sino una organización inscripta en la Inspección General de Justicia, y sus balances deben ser firmados por un contador público y certificados por el Consejo Profesional.” Todas esas fallas técnicas, añadió, impiden cualquier discusión sobre la polémica por los balances.

Hasta último momento, sin embargo, la izquierda esperó la definición del kirchnerismo nucleado en Unidos y Organizados, que mantuvo conversaciones durante la tarde para decidir si asistiría. En la fallida convocatoria de abril, sólo el Movimiento Evita había enviado a su delegado y lo mismo sucedió ayer.

Pasadas las 19, unos estudiantes comenzaron a entrar, sin tener mucha idea de qué sucedía, al aula de la sede de MT donde debían presentarse los delegados. Una profesora se acercó a los militantes para avisarles que daba clases ahí y que necesitaba el lugar y el pizarrón. La acreditación, de todas formas, continuó abierta. A las 20, Adrián Lutvak, copresidente de la FUBA por La Mella, aseguró que esperaban todavía unos minutos más. La Cámpora y Nuevo Encuentro seguían sin aparecer y, al final, la sesión para elegir las nuevas autoridades fracasó otra vez.

¿Y si tampoco logran reunir los delegados en las próximas convocatorias? “Será cuestión de esperar las próximas elecciones, conseguir ahí el quórum propio y listo”, deslizó una militante del PO en la Facultad de Ciencias Sociales, antes de retirarse del lugar.

Informe: Aldana Vales.