UNIVERSIDAD › EL AMBIENTE EN EL CONGRESO UNIVERSITARIO
Horas de esperas y consignas
Por Javier Lorca
”Entren, cagones, no sean maricones”, azuzaban los militantes morados desde las tribunas del Estadio General Paz Juniors, en la capital cordobesa, donde se realizó el congreso de la FUA. A la medianoche del sábado, Franja Morada ya había cubierto su tribuna, pero las demás fuerzas políticas demoraban su ingreso. Afuera, se cocinaban los acuerdos que le permitieron a la coalición entre la Venceremos y los independientes (172 votos) superar al frente de la CEPA, el PO, el PC y otras listas (148 votos), a la JUP (142) y al MNR (102).
Recién hacia las dos de la madrugada entró el peronismo al estadio, al grito tradicional de “y ya lo ve, y ya lo ve, es la gloriosa JP”. Hubo contrapunto de bombos y fuegos de artificio, pero había mucha más gente morada: sus dirigentes calculaban unos cuatro mil. Hubo que esperar tres horas para que la izquierda y los independientes cerraran sus tratos y se decidieran a entrar al congreso y ocupar sus tribunas. “Franja Morada, no seas caradura, vos sos la consecuencia de la puta dictadura”, fue el santo y seña. Pasadas las seis de la mañana, ingresaron los chinos de la CEPA, el PO, el PC y, al ratito, el MNR. “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta cobra Planes Trabajar”, fue el cantito dedicado a los radicales.
En el césped del estadio, donde se amontonaban los delegados con voto, un observador con acento brasilero repetía chocho una palabra recién aprendida: “Esto es una amansadora”. Ya hacía rato que había amanecido cuando se empezó a votar. Como no había documentos políticos que votar, los delegados de la FUA se limitaron a la burocracia: eligieron autoridades.
La ausencia de declaraciones políticas del congreso se debió a que, a la tarde del sábado, no habían sesionado las comisiones previstas para acordar políticas sobre la situación universitaria, la actualidad nacional e internacional, y el plan de lucha del movimiento estudiantil. El primer indicio de la tensión que terminó impidiendo el debate explotó cerca de las 16, en plena acreditación de los delegados, en la ciudad universitaria cordobesa. Adentro de un corralito de alambres se apiñaban los delegados regionales, haciendo cola para ganar su credencial. Como mirando animales en su jaula, decenas de estudiantes miraban o esperaban afuera, agarrados del alambrado. “¿Vos en qué facultad estudiás? En ninguna, sos un delegado trucho”, rompió la calma un porteño, espetando así a un militante santiagueño. “Salí, papá, yo soy consejero, papá, soy autoridad de mi universidad”, contestó el aludido con la calma de sus pagos en la voz. Ahí empezó el revuelo. “Si no se van los truchos de Santiago del Estero y los de Lomas de Zamora, el congreso se termina acá”, se enardeció un dirigente de la CEPA, desde afuera del corral. Los chinos empezaron a sacudir el alambre: “Ay, ay, ay, qué risa que me da, si siguen con el fraude qué quilombo se va a armar”, cantaban. La tensión subió y se suspendió la acreditación por una hora. Hasta que negociaron los dirigentes y se resolvió la disputa planteada entre agrupaciones locales de Santiago y de Lomas, la CEPA y el MNR. Pero la calma nunca volvió y ya no hubo lugar para el debate entre agrupaciones.