VIDEOS
Lanzamientos
EL AMANECER DE LOS MUERTOS,
de Zack Snyder.
Con Sarah Polley, Ving Rhames y Mekhi Phifer.
2004, 95 min. AVH.
Magnífica remake de ese clásico de culto que es Dawn of the Dead, El amanecer de los muertos es una de terror en serio, en la que el debutante Zack Snyder deja de lado las ironías, guiños y cancherismos que pulularon últimamente en el género. El asunto es sencillísimo: una mañana, una chica (la sublime Sarah Polley) llega a su casa y se encuentra con un hogar, terrible hogar. Su pequeña hija, convertida en zombie, se quiere comer crudo al papá, y enseguida es éste el que intenta desayunarse a su esposa. De allí en más, y tras comprobar que el pueblo entero es tierra de muertos vivos (y hambrientos), se unirá a un puñado de sobrevivientes y buscará refugio en un shopping, donde intentarán resistir el avance de las hordas de zombies. Tensa y asfixiante, la secuencia introductoria es de antología.
LA NOCHE DE SAN LORENZO,
de P. y V. Taviani.
Con Omero Antonutti, Margarita Lozano y S. Vanucchi.
1982, 107 min. RNS.
Sale en video esta verdadera summa del arte de los hermanos Taviani, sin duda una de las mejores películas italianas de los años ’80, que hereda las mejores tradiciones del cine de ese origen y sobre todo de la gloriosa Paisà de Roberto Rossellini. Durante la Segunda Guerra, y cuando el ejército alemán inicia su retroceso ante el avance aliado, parte de los habitantes de un pueblito toscano emprende un éxodo, huyendo de la destrucción e intentando ir al encuentro de gli americani. Algo así como una road movie colectiva, nacional y popular, La noche de San Lorenzo enlaza un mosaico de relatos y se abre a la épica, la lírica y la tragedia, uniendo sofisticación artística y melodrama de alta escuela. Todo ello converge en una larga secuencia de combate entre hermanos, absolutamente magistral.
MI VIDA SIN MI,
de Isabel Coixet.
Con Sarah Polley, Mark Ruffalo y Leonor Watling.
2003, 107 min. AVH.
Producida por Almodóvar, filmada en Canadá y hablada en inglés, esta película de la catalana Isabel Coixet es un raro caso de film lacrimógeno y sumamente seco a la vez. Al enterarse de que padece de una enfermedad terminal, una chica (otra vez Sarah Polley, que protagoniza El amanecer de los muertos) toma varias decisiones. Una de ellas es no decirle nada a su esposo e hijos. Otra, vivir a pleno lo poco que le queda, incluyendo un amante (el ascendente Mark Ruffalo, que en Colateral hace de detective). Finalmente diseñará en soledad el futuro de su familia una vez que ella ya no esté, buscándole una nueva esposa a su marido (Leonor Watling, la bella de Hable con ella). La dureza de tono, la áspera textura fílmica y el ascetismo generalizado le cierran el paso a todo posible exceso de lágrimas.
LUZ DE GAS,
de Thorold Dickinson.
Con Anton Walbrook, D. Wynyard y F. Pettingell.
1940, 84 min, b & n. Epoca.
Jamás se estrenó en la Argentina este típico relato criminal y psicológico a la inglesa, del que poco más tarde se filmó una remake hollywoodense (Luz que agoniza, que también acaba de editarse). Un hombre asesina a su tía para robarle su fortuna de rubíes, pero sucede que no los encuentra en toda la casa. El crimen no se resuelve y, años más tarde, un matrimonio compra la residencia vacía. El marido tiene una conducta sumamente sospechosa, la esposa daría la impresión de estar volviéndose loca y un ex detective comienza a atar cabos sueltos. Con un guión muy bien armado, altas dosis de crueldad psíquica y un tratamiento visual refinadísimo (a cargo del muy poco conocido Thorold Dickinson), Luz de gas es una pequeña gema de la perversidad, en la que Anton Walbrook compone un villano memorable.