La confirmación de que Grecia recibirá un nuevo rescate no alcanzó ayer para impulsar a los mercados internacionales, que terminaron con nuevas caídas. La troika auditora que integran el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario (FMI) y la Comisión Europea (CE) dieron luz verde para que se libere el sexto tramo del salvataje a aquel país. Las autoridades del país heleno respondieron con nuevos anuncios de ajuste para fin de año. Sin embargo, para el establishment financiero nada pareciera alcanzar. Esta vez la incertidumbre bursátil estuvo motivada en las trabas para ampliar el fondo de estabilización financiera, con el cual se busca evitar que las naciones de Europa en problemas caigan en default. El proyecto sufrió su primer revés, luego de que el Parlamento eslovaco votara en contra. Todos los otros estados miembro habían ratificado la iniciativa. En los próximos días el gobierno eslovaco intentará de nuevo convalidar el proyecto.

Luego de una serie de recortes en el gasto presupuestario, despidos masivos de la administración pública y la puesta a la venta de numerosos activos del Estado, Grecia logró que le aprobaran los 8000 millones de euros de un nuevo salvavidas financiero. La troika evaluó como positivos los ajustes implementados, pero, luego de aprobar el desembolso, solicitó otro programa que dé “solvencia” a las cuentas públicas. “Estamos obligados, para el bien de la gente, a cubrir los retrasos en las reformas estructurales para conseguir las metas para 2012 y alcanzar un superávit primario”, reconoció el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos. Las reformas prevén recortes a pensiones y salarios, y el despido de otros 3000 empleados públicos.

Grecia debe esperar ahora la próxima cumbre europea, que se desarrollará el 23 de octubre, para que se ratifique el acuerdo del nuevo tramo del paquete de rescate. De esta manera, los fondos llegarían a Atenas en los primeros días de noviembre, fecha clave, ya que las propias autoridades del país heleno habían comunicado días atrás la urgencia de recibir dinero fresco porque los fondos presupuestarios se acaban este mes.

Sin embargo, para los mercados el rescate a Grecia quedó en segundo plano. Junto a este desembolso continúa en discusión la ampliación del fondo de estabilización europeo, cuya cristalización se puso ahora en juego. Eslovaquia, el último país que restaba que ratificara el acuerdo, votó en contra. Las divisiones en la coalición gubernamental impidieron que se pronunciaran en favor por mayoría. El rechazo surgió de una de las fracciones de esa alianza, de extracción neoliberal. Ahora el gobierno hará un segundo intento en los próximos días para conseguir la aprobación. Las especulaciones políticas en aquel país indican que haría un acuerdo con la oposición para conseguir los votos en el Parlamento, pero si fracasara en esa misión, la ampliación del fondo de ayuda financiera podría quedar en la nada.

El sector bancario fue el más castigado durante las sesiones bursátiles en los últimos meses, debido a su alta exposición en deuda de los países con mayores problemas presupuestarios. Los países con mayor grado de contagio son Italia y España. La agencia de rating Standard & Poor’s bajó ayer la nota a diez bancos españoles, entre ellos el Santander, BBVA, Bankinter, Sabadell, Ibercaja, BBK, Kutxa y la patronal de las cajas de ahorro. Además del recorte, la calificación quedó con “perspectiva negativa”, ante “la posibilidad de rebajar la nota de algunos bancos si la economía (española) se deteriora más de lo previsto”.

En medio de esta incertidumbre, las Bolsas europeas finalizaron en baja. Atenas fue paradójicamente la más vulnerable, con una caída de 2 por ciento. El resto sufrió bajas menores: Madrid (-0,5), Milán (-0,4), París (-0,3) y Londres (-0,1). Francfort fue la excepción, con un alza de 0,3 por ciento. En Wall Street, el Dow Jones terminó casi sin cambios o, en términos estadísticos, cedió 0,1 por ciento.