Sábado, 28 de mayo de 2011 | Hoy
EL MUNDO › CON LA EXCUSA DE UN PARTIDO DE FúTBOL, DESALOJARON A MILES DE MANIFESTANTES DE PLAZA CATALUNYA
La operación se saldó con 121 heridos y dos detenidos y provocó las quejas de parlamentarios socialistas al gobierno conservador de Convergencia i Unió, que decidió la medida. La represión renovó la fuerza del movimiento social.
Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
Con la excusa de limpiar la plaza y para que no haya problemas si el Fútbol Club Barcelona gana hoy la Liga de Campeones y a los barceloneses se les ocurre festejar el triunfo en la misma plaza en la que se encuentran los “indignados”, la policía catalana procedió ayer por la mañana a un brutal desalojo de los manifestantes que acampaban en la plaza Catalunya. La operación se saldó con 121 heridos y dos detenidos, provocó las quejas de parlamentarios socialistas al gobierno conservador de Convergencia i Unió, que decidió la medida y logró movilizar al 15-M justo en el momento en que parecía que estaba agonizando.
Los Mossos d’Esquadra, la policía regional catalana, que nunca se ha caracterizado por su delicadeza a la hora de llevar a cabo sus intervenciones urbanas, y la Guardia Urbana llegaron al campamento de los indignados por la mañana temprano con el objetivo de desalojarlo ya que, argumentaban, hacía falta limpiar la plaza y dejarla libre para los festejos masivos que se esperan si hoy el Fútbol Club Barcelona logra alzarse con la Champions.
Los manifestantes se resistieron y no dejaron trabajar a los funcionarios municipales que debían proceder a la limpieza. Entonces los Mossos procedieron a un brutal desalojo que fue captado por cientos de cámaras improvisadas y medios de comunicación que se encontraban en el campamento. Las imágenes recorrieron el país en pocas horas y los demás campamentos del 15-M se movilizaron convocando a nuevas manifestaciones y repudiando el acto.
Los funcionarios municipales lograron llevarse cerca de 35 camiones con carpas, garrafas de gas, cocinas, todo lo que los manifestantes habían ido acumulando a lo largo de casi dos semanas de protestas. Pero la brutalidad de la policía de poco sirvió. A mediodía los indignados volvieron a la plaza y esta vez eran miles los convocados. La policía catalana no sólo los dejó regresar, sino que su máximo responsable, Felip Puig, tuvo que salir a dar la cara en una larga conferencia de prensa, luego de que hasta los parlamentarios socialistas se quejaron del uso desmesurado de la fuerza que ejercieron los Mossos contra los manifestantes.
El desalojo en Cataluña motivó a la ultraconservadora Esperanza Aguirre, que pidió que se hiciera lo mismo con los acampados en la Puerta del Sol, en Madrid, ya que, argumentó, están perjudicando a los comerciantes de la zona que ya se han quejado al gobierno regional en manos del Partido Popular. Pero Aguirre no tiene policía propia, por lo cual se tuvo que contentar con el apoyo que le dieron los empresarios emitiendo un comunicado pidiendo el desalojo de las plazas cuanto antes al gobierno. El alcalde socialista de Lleida, una pequeña ciudad de provincias en Cataluña, siguió el ejemplo de los barceloneses y mandó la policía local a desalojar a los indignados. A media tarde las redes sociales ardían convocando a manifestarse contra los abusos y a hacerlo de manera pacífica, apostando una vez más por la no violencia.
En Sol convocaron a manifestarse con ramos de flores en las manos, mientras una asamblea popular trataba de consensuar un documento de mínimas para elaborar una serie de reivindicaciones que puedan ser apoyadas por todo el movimiento a nivel nacional y que obligue a la clase política a hacerse cargo de una pelota que hasta ahora no parece haber caído en ningún tejado, ya que ni el PSOE ni el PP han dado muestras de querer dialogar con ellos.
A través de su página web, www.madrid.tomalaplaza.net, los indignados propusieron cuatro puntos básicos para comenzar a debatir con el resto de la plataforma y a los que consideran fácil de cumplir, si es que los políticos se deciden a oírlos: Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana; lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política; separación efectiva de los poderes públicos y creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.
El movimiento volvió ayer a mostrar su heterogeneidad y su capacidad de atravesar capas muy disímiles de la sociedad española, ya que congrega desde profesores a estudiantes, jubilados, amas de casa, desocupados y, sobre todo, jóvenes que viven esta experiencia como su verdadero debut en política. La acción de la policía catalana actuó como un auténtico revulsivo en el momento en que la protesta languidecía y en medio centenar de ciudades volvieron a verse anoche concentraciones masivas. Los indignados todavía parecen tener mucho que decir.
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