Si Marx lo dijo...
Dejar
el cigarrillo es muy fácil decía Groucho Marx:
yo lo he dejado un montón de veces. Algo así
nos pasa en la Argentina con la convertibilidad a tasa fija entre
el peso papel y otras monedas duras, vista siempre como una ortopedia
que nos evite la disciplina del trabajo y el orden fiscal. Hubo
convertibilidad antes de 1991 cuatro veces: 1) Mitre y Lucas González
la establecieron el 3 de enero de 1867 por medio de una Oficina
de Cambios en el Banco de la Provincia. La Oficina cerró
el 17 de mayo de 1876 y González fue reemplazado por Norberto
de la Riestra, hombre confiable para los intereses extranjeros.
2) Por ley del 5 de noviembre de 1881 la restablecieron Roca y Juan
José Romero. Y la suspendieron Roca y Victorino de la Plaza
el 24 de octubre de 1885. 3) El 4 de noviembre de 1899 la Ley 3871
la restableció a través de la Caja de Conversión,
al tipo de o$s 1 = m$n 2,27. Pero su puesta en vigor debió
esperar hasta 1902, tras reanudarse el crecimiento, las exportaciones
y la entrada de oro. El público decía
Prebisch no tenía suficiente confianza en la Caja de
Conversión y los factores exteriores no eran suficientemente
favorables para hacer efectiva la estabilización monetaria.
Tras iniciarse las hostilidades en Europa, por la Ley 9481 de Victorino
de la Plaza y Enrique Carbó, se suspendió la conversión
el 9 de agosto de 1914. 4) En 1927 un importante superávit
comercial elevó la existencia de oro en la Caja de Conversión.
Alvear y Víctor M. Molina, por decreto del 25 de agosto de
1927, la restablecieron. Pero en junio de 1928 comenzaron las salidas
oro, acentuadas en 1929 y aceleradas a partir de octubre por el
crac de Nueva York, hasta llevarse todo lo acumulado desde 1927,
e Hipólito Yrigoyen y Enrique Pérez Colman, por decreto
del 17 de diciembre de 1929, suspendieron la conversión.
La inconvertibilidad duraría hasta el 1º de abril de
1991. La Argentina, pues, antes de 1991 estableció en cuatro
oportunidades papel moneda convertible: en 1867, 1881, 1899 y 1927.
Cada vez que se implantó, el comercio exterior y las inversiones
extranjeras aportaban oro a la Caja de Conversión. El régimen
resultó vulnerable a crisis externas severas: 1875, 1885,
1914 y 1929. Desde enero de 1864 hasta abril de 1991 pasaron 127
años, 27 de convertibilidad y 100 de inconvertibilidad. Queda
por ver si las sorpresas fiscales que se están encontrando
no harán que la historia vuelva a repetirse.
La
balsa
El
25 de noviembre de 1799 festejamos dos siglos con esta sencilla
y emotiva ceremonia en la sede del Consulado de Buenos Aires
(hoy casa central del Banco de la Provincia) se inauguró
la Academia de Náutica, creada por iniciativa de Manuel Belgrano
y apoyo de Pedro Cerviño. Este último sería
su primer director, secundado por Juan Alzina. Cerviño enseñaba
geometría elemental y práctica, trigonometría
rectilínea y esférica, hidrografía y dibujo,
y tenía autorización para destinar el tiempo que considerase
conveniente para álgebra y su aplicación a la
aritmética y geometría, secciones cónicas,
cálculo diferencial e integral, principios generales y de
la mecánica y aplicación de ellos a las máquinas.
Alzina enseñaba aritmética, cosmografía,
geografía y descripción del globo, uso de los globos,
los cuatro términos de la navegación y resolución
de sus problemas, construcción y uso de los instrumentos,
modo de llevar el diario y la maniobra. En el acto inaugural,
decía Cerviño: Con frutos y con marina haremos
un comercio activo (de exportación), nuestras relaciones
mercantiles tomarán la extensión de que son capaces;
y no seremos comisionistas de los extranjeros. Nuestras embarcaciones
irán a los puertos del norte... El comercio que hemos hecho
hasta ahora se ha limitado a muy poca cosa: comprar en Cádiz
lo más barato posible y vender en América lo más
caroposible; este sistema ha enriquecido a algunos que jamás
se detuvieron a examinar los inconvenientes o ventajas de perpetuarlo.
Claman por él y sus raciocinios, aunque carecen de fundamento,
hacen impresión en los jóvenes que los oyen como a
oráculos. La academia era como una balsa, lanzada a
navegar por las aguas del coloniaje. Buscaba concretar un proyecto
de país en el que los conocimientos científicos encontrarían
empleo productivo. No está de más recordar que antes
de la emancipación de la India, en 1950, en ese país
sobraban ingenieros. Luego de la emancipación, se convirtieron
en recursos humanos escasos. Tampoco está de más recordar
que el actual gobierno ha seguido una política errática
con los científicos, indecisa entre premiarlos con subsidios
o castigarlos con recortes presupuestarios, congelamientos de vacantes
y limitación de las promociones. Y que ayer nomás,
el mismo gobierno acaso en un rapto de sinceramiento
mandaba a los científicos a lavar platos.
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