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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
26 DIC 1999








 EL BAUL DE MANUEL
 por M. Fernandez López


Vísperas (1)

La obra económica más trascendente de la humanidad publicada al finalizar el siglo XVIII fue el Ensayo sobre el Principio de la Población, de Thomas R. Malthus, primer profesor de economía en Inglaterra. El Ensayo de Malthus se proponía refutar a Godwin y a Condorcet, quienes sostenían la perfectibilidad del género humano. Ambos se incluyen en la historia del socialismo como socialistas utópicos. Malthus sostenía que el ritmo de crecimiento demográfico era superior al crecimiento de la capacidad alimentaria, un tope que la población no podía perforar, por lo que debía someterse a él. Por tanto, si no se limitaban voluntariamente los nacimientos (freno preventivo), la naturaleza misma se encargaría de eliminar a todos los recién nacidos que fuera necesario (freno positivo) hasta igualar el número de bocas con la capacidad de subsistencia. La segunda edición incluyó este thriller: “El que nació en un mundo ya apropiado, que no recibe de sus padres la subsistencia que le deben, y si la sociedad no necesita su trabajo, no tendrá el menor derecho a la mínima porción de alimento, y de hecho no tiene nada para hacer allí donde se encuentre. En el gran festín de la naturaleza no hay cubierto reservado para él. Aquella le ordena retirarse, y ella misma ejecutará su propia orden, si no gana la compasión de alguno de sus invitados. Si estos invitados se levantan y le hacen lugar, otros intrusos aparecen de inmediato exigiendo igual favor. La noticia de que hay provisiones para todo el que llegue colma la sala de numerosos peticionantes. El orden y armonía del festín se perturba; y la felicidad de los invitados se quiebra ante el espectáculo de miseria y dependencia en cada rincón de la sala, y por la clamorosa importunación de aquéllos irritados por no hallarse con la provisión que les habían prometido. Los invitados advierten muy tarde su error, por desobedecer las estrictas órdenes contra intrusos, emanadas de la gran señora de la fiesta, quien, al desear que todos sus invitados tuvieran abundancia, y consciente de no poder proveer a un número ilimitado, compasivamente rehusó admitir nuevos llegados una vez colmada la mesa”. Esta doctrina conquistó Inglaterra. Combinada con las reglas de mercado, por las que el alimento se compra por dinero, la consecuencia para trabajadores y desocupados fue la exclusión, por insuficiencia de medios de pago para subsistir.

Vísperas (2)

Al finalizar el siglo XIX la economía neoclásica coronó su edificio teórico con la teoría de la distribución del ingreso, según la cual el precio de los factores se regulaba por su contribución a la formación del producto. Esta doctrina fue expuesta, con un fin apologético, por el ex sacerdote protestante inglés Philip Henry Wicksteed, en el libro Ensayo de Coordinación de las Leyes de la Distribución, de 1894, y de nuevo expuesta por John Bates Clark en La distribución de la riqueza, de 1899. Clark fue en Estados Unidos, con I. Fisher y F. Taussig, el fundador de la economía neoclásica, que reinó hasta la Gran Depresión y que últimamente renació, como el gato Félix, de sus cenizas, con la economía de Thatcher y Reagan. Es natural que los economistas ortodoxos hayan concentrado su atención en su aporte a la teoría neoclásica. Pero Clark adquirió una sólida formación historicista en Alemania; y en el capítulo final de la obra anticipó rasgos generales del mundo que se venía: un gran mercado universal, con un centro de economías de alto desarrollo y mercados eficientes, rodeado de una periferia subdesarrollada, con mercados ineficientes, la segunda vinculada al primero por las migraciones de capital y trabajo: “La relación que las distintas partes de la tierra mantienen entre sí provee, dentro de la teoría de la dinámica económica, el estudio más difícil y fructífero. El comercio une sus partes, de modo que un cambio en una parte es sentida en algún grado en las demás. Con todo, en el área total haydemarcaciones que deben reconocerse. Una frontera general se traza entre las naciones civilizadas que constituyen el centro económico del mundo. En el área que limita esta línea, las influencias económicas son activas -cada parte es sensible a las influencias que vienen de otras partes–. En ella hay una fuerte tendencia hacia valores uniformes y tasas de salarios e interés uniformes. Cruzando la frontera, tales influencias actúan de un modo comparativamente débil. En las áreas interior y exterior existen grandes diferencias en los valores y las tasas de salarios e interés. Es posible estudiar como una unidad la economía de este centro civilizado del mundo. Europa y Estados Unidos constituyen el centro, que puede tratarse como una sociedad completa, con un mundo que la circunda. Esta sociedad central comercia con la zona periférica, y le envía trabajo y capital.”