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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
26 DIC 1999








FINANZAS del Buen Inversor
 por Claudio Zlotnik


Preocupación en la City por las deudas empresarias

El riesgo de quedarse de brazos cruzados

La situación financiera de varias compañías es peor que la registrada durante el tequila. Caída de facturación y elevadas tasas reales están afectando la rentabilidad empresaria.

La posibilidad de que las empresas no puedan pagar sus deudas inquieta a los financistas. Ni siquiera durante el tequila el índice de riesgo crediticio había llegado a un nivel tan preocupante. La caída en la facturación de las compañías en medio del ciclo recesivo y el repunte de las tasas de interés crearon las condiciones para aumentar el peligro de que las empresas tengan problemas al momento de hacer frente a sus compromisos. Durante el 2000, el sector privado necesita no menos de 6390 millones de dólares para renovar sus pasivos. Ese es el monto global de vencimientos de capital e intereses de Obligaciones Negociables durante el próximo año, sin contabilizar los préstamos bancarios directos.
La agencia de calificación DCR Duff & Phelps, que elabora semestralmente un índice sobre la situación crediticia del sector privado, sostiene que el riesgo de que las empresas no puedan cumplir con sus vencimientos de deuda pasó de “bajo” a “medio”. Y pronosticó que el peligro se acrecentará aún más durante el próximo semestre, aunque descartó que haya riesgos de una crisis sistémica. El fantasma de que durante el 2000 se repitan casos de incumplimiento –como los que ocurrieron a lo largo del ‘99: Comercial del Plata, Piedra del Aguila y el grupo Vila, entre otros– sobrevuela la City. Los sectores de las telecomunicaciones, petróleo, gas y de la energía eléctrica son los que tendrán un mayor volumen de vencimientos.
La percepción de los analistas es que la situación financiera que deben afrontar las empresas es peor que durante el efecto tequila de 1995-1996. En aquel momento se evidenció una rápida mejora de las tasas de interés ni bien la economía dio signos de recuperación. En cambio, ahora, y pese a que no hay turbulencias financieras locales ni internacionales, el costo del dinero se mantiene alto, apenas levemente más bajo que durante el peor momento de la crisis, tras la cesación de pagos de Rusia y la devaluación brasileña. Este efecto se potencia con la deflación, ya que eleva aún más la tasa de interés real. Este incremento de las tasas golpeó a las compañías endeudadas, y su colchón financiero se redujo a la mitad este año. En efecto, la mayor carga por intereses sumada a la menor facturación redundó en que la relación entre la generación de caja y los intereses que pagan se ubique ahora en dos a uno, cuando un año atrás era de cuatro a uno.
A lo largo del 2000, el Estado será un directo competidor de las empresas al momento de absorber capitales. Daniel Marx, el secretario de Financiamiento, ya anunció que tres de cada cuatro pesos que necesite para financiar el déficit fiscal los tomará en el mercado interno: unos 13 mil millones de pesos en total. De esta manera, los financistas piensan que al sector privado le será muy difícil conseguir préstamos de largo alcance. Según un relevamiento de la Fundación Capital, seis de cada diez pesos tomados este año fueron a menos de doce meses de plazo, rompiendo una tendencia histórica hacia el largo plazo.