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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
26 DIC 1999








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler

Uno de los mayores problemas de los porteños en las primeras décadas del siglo era el espiante de las minas. La probabilidad de que cualquier mujer amurara a su hombre, sustituyéndolo por otro bacán mejor, era tan alta que ni siquiera perdonaba a los rufianes pyme, que solían ser los criollos y explotaban a una o a lo sumo dos o tres hembras. Salvo dependencias patológicas, las papusas podían pasarse de un cafiolo a otro si éste les prometía mejor trato y retribución (generalmente en especie), lo que mantenía abierto el mercado de las casquivanas a nuevos microemprendedores fiocas.
Aunque los garabos incubaran, a la vista de la permanente zozobra sentimental y económica en la que vivían, una ideología asquerosamente machista a manera de imaginaria compensación a su inferioridad en la lucha sexual, la realidad tardaría muchos años en modificarse. El problema lo había causado la masiva inmigración de machos desde fines del XIX, que desbalanceó espantosamente el necesario equilibrio de los géneros. Si por cada muchacha decente había cinco mozos anhelantes, ellas podían elegir hoy uno, mañana otro, e ir sembrando así de recelos e inquinas el atormentado círculo de los varones. La cuantiosa importación de meretrices europeas y el golpe militar de 1930 se explican por el déficit femenino.
Ahora que en la Argentina hay algo más de mujeres que de hombres, la ideología compensatoria viró hacia el feminismo. Pero el país en su conjunto vive, en el mundo, la situación de aquellos guapos de hace ochenta años, que debían convertirse en otarios para atraerse el favor de alguna percanta. La Argentina está en el prieto grupo de los amuchados, ofreciendo lo que sobra, que son materias primas. Travestida, se brindó en relación carnal a Estados Unidos, pero sólo logró perder la dignidad. Quizá convenga entender que el problema siempre está en los datos de base. Si hay cinco hombres por cada mujer, ellos tendrán que llorar. Y si sólo se produce y vende lo que cada vez vale menos, también.