La
lógica económica y política del ajuste en
las provincias
Ganadores
y perdedores
Las
provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, dominadas
por el PJ, y la ciudad de Buenos Aires, gobernada por la Alianza,
son los distritos más grandes y también los que
quedaron fuera
del ajuste más drástico de sus cuentas.
Por Claudio Lozano
Las
provincias están inmersas en una profunda crisis.
La lógica del ajuste ha redundado en una estructura
del gasto que, más allá de los criterios de
clientelismo y corrupción, presenta una fuerte rigidez.
El
reciente Acuerdo Nación-Provincias sigue respetando
esa lógica general.
Parece evidente que el carácter que adoptan las transferencias
NaciónProvincias reconocen las necesidades electorales
del oficialismo en la ciudad de Buenos Aires.
Y
se ajustan al peso institucional que exhibe el justicialismo
a nivel nacional.
Esto
explica el incremento en las transferencias nacionales a
distritos como provincia de Buenos Aires o Córdoba.
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Luego
de las transformaciones que la Argentina viviera en las últimas
décadas, los Estados provinciales están inmersos
en una profunda crisis. Su base institucional resulta insuficiente
para desarrollar procesos económicos de producción,
circulación e intercambio de mercancías. Los efectos
de la apertura comercial y financiera en términos de concentración
y trasnacionalización de la economía sitúa
los vectores de crecimiento de las provincias fuera de su territorio.
A partir de la transferencia de responsabilidades (descentralización)
en materia de vivienda, educación, salud y atención
comunitaria las sumergió en una perversa lógica
de ajuste fiscal.
El resultado ha sido una Argentina donde la localización
espacial ha quedado en manos de la decisión del capital
concentrado en su búsqueda de opciones de valorización.
Situación frente a la cual los Estados provinciales compiten
en la adopción de estrategias de promoción cuyo
efecto principal ha sido el deterioro en la recaudación
de los recursos propios. Por otra parte, la lógica del
ajuste ha redundado en una estructura del gasto que, más
allá de los criterios de clientelismo y corrupción,
presenta hoy una fuerte rigidez dada la elevada participación
del gasto en personal y la relevancia que éste tiene en
la prestación de servicios esenciales.
El reciente Acuerdo Nación-Provincias que se firmara en
diciembre sigue respetando esa lógica general. Lógica
que se altera en razón de los acuerdos de gobernabilidad
con el justicialismo. El examen del cierre fiscal de las provincias
en 1999, su comparación con las previsiones que el Ministerio
de Economía exhibe para cada jurisdicción en el
2000 y las pautas convenidas en la Carta de Intención con
el FMI permiten afirmar lo siguiente:
1. Los montos a transferir por todo concepto desde la Nación
a las provincias en el 2000 serán inferiores en $ 33,4
millones a los de 1999. Y serán inferiores en $ 326 millones
a los efectuados en 1998.
2. Tomando la proyección que en materia tributaria realiza
Economía, la principal consecuencia del Acuerdo es dejar
a las provincias fuera de los incrementos de recaudación
esperados. De cumplirse las estimaciones oficiales, las provincias
perderían aproximadamente $ 1995 millones.
3. De no cumplirse las estimaciones, los mecanismos vigentes también
permiten que la Nación transfiera a las provincias el costo
de dicho proceso. Así, frente a la caída de la recaudación
tributaria en febrero, la Nación transfirió $ 200
millones menos que los comprometidos en el Acuerdo.
4. La pauta de ajuste convenida con el FMI para el presente año
impone una reducción del déficit de $ 1489 millones
en las provincias.
5. En tanto el gasto en personal representa más de la mitad
de las erogaciones provinciales y considerando que luego de la
transferencia de los servicios sociales todo recorte de gasto
suele expresarse, en muchas ocasiones, en reducciones salariales
o nuevos despidos. En lo relativo al incremento de los recursos
propios, esta posibilidad aparece limitada por la situación
de crisis productiva que viven varias economías regionales.
6. El monto de endeudamiento total de las provincias asciende
a $ 20.041,5 millones. En términos globales, el pago de
los servicios de dicha deuda compromete el 29,8 por ciento de
los de recursos coparticipables.
7. El cierre fiscal de 1999 exhibe un déficit acumulado
en 19 jurisdicciones de $ 3079,7 millones. Los cinco distritos
restantes muestran un cierre superavitario. Cuatro de ellos estaban
políticamente alineados con el gobierno de Menem (San Luis,
La Pampa, Santiago del Estero y La Rioja). El quinto muestra un
cierre superavitario como resultado de condiciones expresas de
autonomía presupuestaria (ciudad de Buenos Aires).
8. De las 24 provincias, hay 17 que participan del proceso de
ajuste correspondiente al 2000. Mientras el promedio nacional
del ajusteimplicaba una magnitud equivalente al 8,6 por ciento
de los recursos propios, las provincias que se detallan a continuación
exhiben casos donde la magnitud del ajuste previsto oscila en
porcentajes que van del 34 al 387 por ciento respecto del total
de recursos propios. Estas son: Formosa, Corrientes, Tierra del
Fuego, Catamarca, Chubut, Neuquén, Chaco, Jujuy, Mendoza,
Tucumán, Río Negro y Misiones (ver cuadros).
9. Hay cuatro casos donde la magnitud del ajuste es inferior al
promedio nacional: Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba
y Salta.
10. Mientras la provincia de Buenos Aires representa el 40,5 por
ciento del déficit global de 1999, su aporte en materia
de ajuste durante el 2000 es nulo. Más aún, el déficit
de dicha provincia se expande durante este año.
11. Córdoba y Santa Fe, que representan más del
10 por ciento del déficit global, ajustan por debajo del
promedio nacional.
12. Hay siete casos que durante el 2000 observarían una
situación de holgura fiscal. Provincia de Buenos Aires,
San Juan, La Pampa y La Rioja expanden su déficit. Ciudad
de Buenos Aires, Santiago del Estero y San Luis reducen su superávit.
13. En un contexto de reducción de las transferencias a
las provincias, ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires
y Córdoba muestran un incremento de casi $ 60 millones
en los recursos que reciben de la Nación.
14. De las 17 provincias que se presentan como sujetos a ajuste,
en 13 de ellas predomina la estrategia de reducción del
gasto. Las excepciones son Mendoza, Misiones, Córdoba y
Santa Cruz.
15. Casi el 70 por ciento del incremento de recursos esperados
se concentra en Córdoba, ciudad de Buenos Aires y Mendoza.
16. La decisión de concentrar el ajuste sobre las provincias
periféricas implica privilegiar un tipo de intervención
fiscal donde lo dominante radica en la reducción del gasto
más que en el incremento de la recaudación. Cuestión
limitada en mayor medida en las provincias periféricas
por la situación de crisis productiva que atraviesan las
economías regionales y potenciada por la ausencia de estrategias
conjuntas en materia tributaria (o de regímenes de incentivos)
entre la Nación y las provincias que permitan gravar la
actividad de grupos económicos que operan a escala provincial,
pero que tienen una lógica de carácter trasnacional.
17. Doce de las trece provincias que concentran el mayor peso
del ajuste tienen una elevada proporción de sus recursos
coparticipados afectados por el endeudamiento (ver cuadro).
18. La provincia de Neuquén constituye una excepción,
ya que pese a no tener un endeudamiento significativo y disponer
de recursos por regalías, realiza un ajuste importante.
19. Sin embargo, Salta, La Rioja y Santiago del Estero, todas
ellas con elevada carga financiera, realizan escaso ajuste o ninguno.
20. Parece evidente que el carácter que adoptan las transferencias
Nación-Provincias reconocen las necesidades electorales
del oficialismo en la ciudad de Buenos Aires y se ajustan al peso
institucional que exhibe el justicialismo a nivel nacional. Esto
explica el incremento en las transferencias nacionales a distritos
como provincia de Buenos Aires o Córdoba.
Corresponde precisar que se alude al concepto de ajuste como una
tendencia que describen los ingresos y egresos de las provincias
con el objetivo de arribar a un menor déficit global. No
se refiere a otros aspectos que configuran cuadros de ajuste estructural
asociados al remate de activos públicos (bancos y empresas).
En este aspecto corresponde destacar dos casos bien distintos.
Por un lado, el de aquellos procesos de ajuste estructural que
son inducidos por el Gobierno nacional sobre jurisdicciones que
carecen completamente de autonomía presupuestaria y financiera,
y que por tanto dependen de los recursos nacionales. Situación
ésta que permite el establecimiento de condicionalidades.
Otro caso es elque refiere a provincias que mantienen niveles
de autonomía y donde la decisión de encarar estrategias
de carácter estructural radica en la opción de política
económica que adoptan ciertos gobernadores de cara a posicionarse
frente al bloque dominante, abriendo espacios para la realización
de nuevas rentas por parte del capital concentrado local y extranjero
(por ejemplo, Córdoba). Por último, parece conveniente
destacar que el panorama de ajuste plantea condiciones que seguramente
acelerarán la conflictividad social, sobre todo en las
provincias más postergadas.