IMPUESTOS,
PARIDAD Y REACTIVACION
La
crisis con Brasil reavivó el debate
Guillermo
Alchouron dice que, antes que pensar en devaluar, hay que bajar
los impuestos para reactivar la producción.
Por
Aldo Garzón
El
problema del tipo de cambio, que siempre discurre con sordina
en los sectores de la exportación agropecuaria, reapareció
con más fuerza que nunca en los últimos días,
de la mano de las disputas con Brasil y de las declaraciones de
Carlos Ruckauf. El gobernador bonaerense fue el primero que, desde
el sector político y en lo que va del nuevo gobierno, se
atrevió a hablar de un dólar diferencial, aunque
sea para aplicárselo al socio mayor del Mercosur. Bloque
que, por otra parte, desde hace más de un año está
al borde de la muerte.
Claro que, en realidad, lo que Ruckauf planteó fue que
debería llegarse a un acuerdo para que el país que
devaluara en la región se hiciera cargo, en la misma medida,
de los reintegros por exportaciones de sus vecinos que no ajustaron
la moneda, de manera que éstos no tuvieran ningún
costo fiscal extra. La discusión, de todos modos, reavivó
el problema más general del sistema cambiario.
Guillermo Alchouron, que durante la etapa de Alfonsín fue
presidente de la Sociedad Rural y ahora tiene una banca como diputado
por Acción por la República, trata también,
como muchos otros, de hacer equilibrio en esta cornisa que de
un lado tiene al tipo de cambio retrasado y, del otro, una memoria
colectiva que en cualquier momento puede volver a gatillar la
inflación.
Le tengo mucho miedo a romper la convertibilidad, porque
sé que el virus inflacionario sigue presente en nuestra
sociedad, dice Alchouron. No quiere volver al 89,
sino al 91, cuando el mentor de su partido, Domingo Cavallo,
inauguró el actual sistema. Pero reconoce que la
convertibilidad no es una cosa que tenga que quedarse para siempre.
Si no se ajusta la paridad con el dólar para devolverle
algo de la competitividad perdida al agro y si, como estima el
propio Alchouron, este año apenas si creceremos un
2 por ciento y no el 4 como espera el Gobierno, ¿cuál
es la solución? Si el pronóstico del diputado cavallista
es correcto, el PBI mermaría en 5000 o 6000 millones de
pesos y la recaudación en 650. Quedaría poco para
políticas activas que beneficien al campo, principal generador
de divisas.
Alchouron propone atacar el problema, precisamente, desde el costado
impositivo. Hay que derogar el impuesto a la renta presunta,
el que grava los intereses y el del gasoil, pero además
hay que revisar todo el último paquete impositivo, el de
los 1900 millones, porque tiene elementos distorsivos. Algo
así como trasladar la experiencia del gobernador de Córdoba,
Juan Manuel de la Sota, a todo el país.
Esta sería una apuesta por la producción, riesgosa,
según Alchouron, porque debe ir acompañada por una
gran eficiencia para combatir la evasión, pero absolutamente
necesaria. En última instancia, es peor que
se caiga la producción a que se agrande el agujero fiscal,
asegura. El razonamiento de Alchouron es que, si se mantiene el
actual esquema impositivo y el mismo nivel de evasión,
se ahoga a los sectores productivos y el Estado al final termina
recaudando mucho menos, con lo cual el déficit fiscal termina
agravándose. Sería, entonces, peor el remedio que
la enfermedad.
Los problemas con Brasil son de otro orden. Alchouron piensa que,
además de seguir negociando dentro del Mercosur para minimizar
los efectos de un ajuste de la moneda en alguno de sus miembros,
es necesario buscar los mecanismos para neutralizar la crisis
que sufren algunas producciones locales, como la del arroz, la
avícola o la porcina, todas ellas directamente afectadas
por las políticas de Brasil.
Y, por otra parte, Brasil no es todo el mundo. Pero no salimos
a vender, no tomamos la valijita para participar del enorme mercado
asiático, reconoce. Hace falta más presencia
del Estado argentino en Oriente y es posible utilizar la experiencia
de países como Chile, cuyo 70 por ciento de las exportaciones
tiene como destino a aquella región.
En algo, al menos, coincide con los voceros del actual gobierno:
después de haber tocado los 2,20 reales por dólar
y de haberse estabilizado en 1,70, la moneda brasileña
está perdiendo mucho de su inicial nivel de devaluación,
de tal modo que piensa que este proceso no se interrumpirá.
En la vereda de enfrente, con Ruckauf a la cabeza, están
los que no ven demasiado lejano otro ajuste en el tipo de cambio
en Brasil y por eso ya han abierto sus paraguas.