Una tv nada boba
Vivir, lo que
se dice vivir, se puede de muchas cosas. Del trigo y las vacas,
del petróleo, del turismo o de emitir pasaportes, como Sealand.
Es incluso posible prosperar en base a un monocultivo o monorrubro,
escapando así de la miseria. Tal el caso de Tuvalu, un minúsculo
país insular de la Polinesia, que abarca varios atolones
habitados por apenas 10.600 almas, ex súbditos ingleses.
Su único recurso natural es la pesca, con lo que la mayor
fuente de ingresos fiscales hasta ahora fue la extensión
de licencias.
Todo esto ha cambiado ahora gracias a Internet, pero no porque en
los islotes haya habido un brote de la nueva economía, dado
que casi ningún isleño se asomó alguna vez
a la red de redes. La clave está en el código de país,
que en el caso de Tuvalu es .tv y, por esa sola razón, despertó
la codicia de empresas de adquirir el derecho de vender nombres
de sitios y de e-mails que terminen, no en .com sino en esas dos
consonantes, tv, la pareja más célebre de todas..
De hecho, una empresa californiana de negocios virtuales acordó
pagarle al diminuto país, situado a medio camino (acuático)
entre Australia y Hawaii, 50 millones de dólares anuales
a lo largo de la próxima década como regalía
por la posibilidad de vender dominios terminados en tv. La cifra
de 50 millones triplica, aproximadamente, el PBI tuvalense.
¿Qué diría un economista si el gobierno de
Tuvalu le consultara qué hacer con tanto dinero? Ante todo,
les prohibiría subir sueldos y otros gastos corrientes, aunque
sean sociales, porque este ingreso es de única vez (o de
diez veces) y no permite sostener un flujo permanente de egresos.
Además, les vedaría monetizar ese ingreso, ya que,
no habiendo tanta demanda de dinero, sólo se generaría
inflación. ¿Invertirlo en obras públicas? ¡Cuidado
con recalentar la economía!
En una palabra: lo que el economista terminaría recomendando
es deshacer el contrato, recuperar la terminación .tv y emprender
un programa de desregulaciones y privatización para que cualquiera
pesque en las aguas de Tuvalu.
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