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MULTIS
VS. NACIONALES
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Por
Maximiliano Montenegro
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El
peso de las multinacionales
El
veloz proceso de desnacionalización de la industria argentina,
ocurrido en los noventa, ya empezó a mostrar su lado oscuro.
Y puede complicar dos objetivos clave de la política económica
de la Alianza: bajar la desocupación y mejorar el balance
de divisas. Las multinacionales de la industria que compraron
algunas de las principales firmas locales del sector despidieron
a más del 25 por ciento del personal en los últimos
años. Mirando hacia adelante, el panorama tampoco es demasiado
alentador. Las multis son más capital intensivas que las
empresas argentinas de similar tamaño: por cada millón
de dólares de inversión, crean sólo 2,8 puestos
de trabajo, la mitad que sus pares de propiedad local. Las transnacionales,
además, son mucho más importadoras: compran el doble
que las firmas locales en el exterior, principalmente en sus propios
países de origen. En tanto que por cada dólar de
ganancia de la filial en el país, alrededor de 70 centavos
son remitidos a la casa matriz. Más allá de los
guiños seductores al capital extranjero, el gobierno debería
prestar atención a esta cara oculta de corporaciones globales
si la idea es diseñar políticas orientadas a maximizar
el beneficio social.
Hace rato que las multinacionales son mayoría en la cúpula
de las 500 mayores empresas del país. Según los
últimas cifras disponibles del INdEC, son responsables
del 76 por ciento del producto generado por ese selecto núcleo
empresario y contratan al 56 por ciento de sus trabajadores.
En la última década, no hay gobierno en el mundo
que no se dispute la atracción de la Inversión Extranjera
Directa considerada, a diferencia del capital especulativo financiero,
la inversión buena, necesaria para el desarrollo
sano de un país. Sin embargo, está demostrado
que, sin regulaciones adecuadas, la IED puede tener consecuencias
negativas, desplazando empleo y producción local, y agravando
la escasez de divisas de países altamente endeudados.
El caso argentino es bastante ilustrativo al respecto. Como queda
reflejado en lo siguiente:
- Las transnacionales que anduvieron de shopping por las principales
empresas industriales del país realizaron un espectacular
recorte en el personal. La racionalización
fue especialmente importante en las fábricas de alimentos:
desde Terrabusi, adquirida por Nabisco, a Bagley, en manos de
la francesa Danone, pasando por Peñaflor, propiedad de
un fondo de inversión extranjero. El ajuste también
alcanzó a firmas que ya estaban en el país como
Nestlé, Swift, Phillip Morris, Du Pont, IBM o Siemens,
que redefinieron su estrategia de cara al Mercosur. Sin embargo,
dado los millonarios subsidios oficiales con que fue beneficiado,
lo más llamativo es la expulsión récord trabajadores
ocurrida en el sector automotor, hoy controlado en su totalidad
por multinacionales (ver cuadro).
- En este análisis se deja de lado a las concesionarias
extranjeras de servicios públicos que, mucho después
de ocurridas las privatizaciones, siguieron batiendo record de
ajuste de personal en el último quinquenio. También
se excluye a los bancos, donde hubo un impresionante concentración,
con achique de planteles. Tampoco se tiene en cuenta el caso de
los supermercados, que fueron los grandes creadores de empleo
en los últimos años, aunque a costa de la desaparición
de infinidad de comercios pequeños y medianos.
- Si se mira en las 500 mayores empresas del país (tanto
de servicios como industriales), las multinacionales son más
capital intensivas que sus competidoras locales. Visto por la
relación activos/empleo, esto significa que por cada millón
de dólares de activos crean 2,8 puestos de trabajo, mientras
que con la misma inversión una firma local emplea el doble.
Por supuesto, entre las PyMEs, donde la desnacionalización
no es un fenómeno extendido, la cantidad de puestos de
trabajo por capital invertido es mucho mayor.
- Así, según los expertos, la flexibilización
laboral o la política de baja de aportes patronales inaugurada
por Domingo Cavallo, que profundizó el desfinanciamiento
del sistema previsional, tendrían un impacto absolutamente
marginal en la creación de empleo por parte de las multis,
condicionadas por un esquema de producción intensivo en
capital impuesto desde la casa matriz (ver aparte).
- El otro camino por el cual las transnacionales barren puestos
de trabajo en el país está dado por la desarticulación
de la cadena de proveedores PyMEs locales. Según los datos
del INdEC, las multis son el doble de importadoras que las firmas
domésticas: casi el 24 por ciento del total de sus compras
las realizan en el exterior, contra un 12 por ciento de las empresas
argentinas.
- Un estudio del Cenit revela que gran parte de estas importaciones
provienen desde el país de origen de la multinacional:
el 60 por ciento en el caso de las empresas francesas y las brasileñas;
el 50 por ciento en el de las japonesas; el 40 por ciento cuando
se trata de compañías norteamericanas y suizas.
Sea la fuente la matriz u otras filiales, una elevadísima
proporción de este comercio es intrafirma,
es decir, entre firmas de la misma compañía.
- De acuerdo a los expertos, tres motivos explican esta tendencia
importadora. Primero: aseguran el negocio de los proveedores de
insumos, partes, o bienes de capital, de la casa matriz, con los
que mantienen acuerdos de carácter global. Segundo: explotan
los canales de distribución de las firmas adquiridas localmente,
importando bienes de consumo final producidos por la compañía
en otros países.
- La tercera causa apunta directamente al corazón del Estado.
Aprovechan los llamados precios de transferencia (la
valuación de los productos dentro de la multinacional)
para eludir los controles fiscales. Por ejemplo, si es un producto
que ingresa al país sin pagar aranceles de importación,
es probable que sea declarado en Aduana a un valor mayor que el
real, para inflar los costos de la filial local, y reducir el
monto a pagar del impuesto a las Ganancias. En cambio, si el arancel
es muy alto, lo más probable es que subfacturen la importación
para abonar menos en Aduana. En la AFIP estiman que, por estas
clase de maniobras, se escurren como mínimo
1000 millones de pesos de recaudación al año.
- Estas importaciones desplazan a los proveedores tradicionales
de las empresas que pasaron a manos extranjeras. No hay mediciones
del impacto que este fenómeno ha tenido sobre el empleo
y la producción local. Pero serían cientos de PyMEs
las afectadas, ya que la historia se repite en todos los sectores:
desde las empresas de servicios públicos privatizados hasta
las industriales.
- Nadie en el gobierno evaluó fijar reglas de compre nacional
entre las privatizadas o condiciones similares en la transferencia
de empresas industriales. Pero en el Ministerio de Economía,
conscientes de la gravedad del problema, quieren alentar, por
ahora de manera informal, a que las multis contraten
con PyMEs locales. El Estado tiene menos instrumentos que
en el pasado, pero todavía sigue siendo un actor con un
poder de negociación importante. Las multinacionales concurren
permanentemente al Ministerio de Economía pidiendo cosas,
reclamando modificaciones de ciertas políticas. Vamos a
asociar la discusión de esas demandas a una negociación
más amplia que implique la necesaria colaboración
de estas empresas en un programa de desarrollo de pequeños
proveedores locales, dice el secretario de PyMEs, Guillermo
Rozenwurcel.
- Finalmente, las mayores remesas de utilidades de las filiales
a sus casas matrices, ahora que las inversiones de años
pasados empezaron a dar sus frutos, es otro de los temas que la
Alianza no podrá pasar por alto. Según cifras de
Economía, por cada dólar ganado por las multinacionales
en el país, casi 70 centavos son girados al exterior. Hasta
ahora, nadie tuvo en cuenta el peso de la remisión de utilidades
de las multinacionales a sus matrices. Pero son un factor cada
vez más importante que explica elrojo en la cuenta corriente
(del balance de pagos). Y lo será todavía más
en el futuro a medida que maduren las inversiones, explica
Andrés López, del Cenit.
- El año pasado, el giro de utilidades al exterior habría
superado los 2500 millones de dólares.
Como es sabido, Argentina requiere del combustible del ingreso
de capitales para crecer. Porque las exportaciones por sí
solas no alcanzan para que el país pueda vivir sin endeudarse
en el exterior. Si las multinacionales que ya están en
el país son muy importadoras y devuelven cada vez más
capital a sus matrices, entonces el desequilibrio externo de la
Convertibilidad se acentúa. Y entonces no sólo habrá
un limitante para crecer. Además, la fragilidad de la Convertibilidad,
ante cualquier cambio en el escenario internacional, seguirá
tan presente como el primer día.
A
favor del 1 a 1
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Para
tranquilidad de José Luis Machinea, salvo casos puntuales,
las multinacionales que operan en el país tienen
sobrados motivos para apostar fuerte en favor de la Convertibilidad.
El más importante es su elevado nivel de endeudamiento
en dólares, aun superior al de las firmas locales.
Según las cifras del INdEC para el grupo de las 500
mayores empresas, en promedio, el endeudamiento en dólares
de una multinacional más que duplica al de una compañía
local: 86 millones contra 35,5 millones. Visto en términos
generales, mientras la deuda de las 299 multis que dominan
la cúpula del poder económico de la Argentina
rondaba los 26 mil millones de dólares, el de las
201 empresas locales era sólo de 7100 millones.
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ANDRES
LOPEZ experto en multinacionales
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Aunque
reciben subsidios no crean más empleos
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El
escenario productivo dominado por las multinacionales agrava
el problema de absorción de empleo de la economía
argentina, dice Andrés López, especialista
del Cenit (Centro de Estudios para la Transformación).
También plantea un desafío para la política
económica. La filial de una multinacional no
va a cambiar su matriz tecnológica de producción
por una baja de salarios o de costos laborales, en especial
cuando sigue habiendo arancel cero para la importación
de bienes de capital, afirma López. De este modo,
la flexibilización laboral o la reducción de
aportes patronales iniciada por el menemismo tendría
un impacto menor en la contratación de personal de
estas corporaciones. Es casi imposible que una multinacional
cambie su función de producción local para emplear
más porque se eliminan los aportes patronales. Van
a tomar más gente si venden más y se expande
el mercado interno, pero sólo en el margen, porque
están condicionadas por una matriz tecnológica
muy intensiva encapital, explica el economista del Cenit. |
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