Una
ayudita de mis amigos
Detrás
de un gran hombre no siempre hay una gran mujer. En su lugar, o
además de ella, a veces hay un gran amigo, que complementa
sus esfuerzos al aportarle elementos nuevos, que reconoce el valor
de su obra, o simplemente le da ánimo para seguir. En 1815
Ricardo escribió un folleto memorable para la ciencia económica,
su Ensayo sobre la ganancia del capital, que se proponía
persuadir al Parlamento sobre la ventaja de derogar las leyes cerealeras.
En el recinto, dominado por intereses de los terratenientes, fracasó.
Cualquiera hubiese hecho un bollo y tirado el folleto a la basura.
James Mill reconoció que el escrito encerraba en germen una
teoría económica nueva, y que su florecer no debía
frustrarse. Ricardo era vacilante en cuanto a su capacidad de expresión
literaria, y resistió los ruegos de Mill para desarrollar
en un libro las ideas del folleto. Pero Mill no se rindió
y al fin despejó las dudas de Ricardo. El libro se publicó
en 1817 y sigue siendo una de las cuatro o cinco obras más
importantes de la ciencia económica de todos los tiempos.
¡Ah!, la propuesta de Ricardo sobre cereales fue retomada
por el Parlamento y aprobada en 1846 y, a partir de entonces, Inglaterra
construyó un sistema mundial de comercio e inversiones. Otro
caso fue el de Jansci von Neumann: a los 24 años publicó
en Mathematische Annalen un artículo de 26 páginas
sobre axiomatización de la teoría de los juegos. Matemático
e ingeniero químico, su mundo transcurrió en esos
ámbitos, y en 1930 pasó a enseñar en Princeton.
Los avatares políticos llevaron a la anexión de Austria
a Alemania en 1938 y a la dispersión de los economistas de
Viena. Uno de ellos, Oskar Morgenstern, emigró a Princeton,
y en seguida trabó amistad con Von Neumann, proponiéndole
conectar con la economía el trabajo de diez años atrás
sobre juegos. Trabajaron en ello desde 1940 y en 1944 publicaron
Teoría de los juegos y comportamiento económico,
otra gran obra de la ciencia económica. Keynes tuvo un amplio
círculo de amigos, que le dio la mejor ayuda: leer su obra.
En 1931 un círculo se formó en torno de su Tratado
sobre la moneda: Robinson, Kahn, Sraffa, etc. Sus resultados
pasaban a Keynes a través de Kahn o en desayunos de trabajo
en Cambridge. La cocina, síntesis y orden final
fueron de Keynes y el producto la Teoría general de la ocupación,
el interés y el dinero, acaso la obra de economía
más importante del siglo XX.
Solidaridad
o desintegración
Platón
nos legó la idea de la interdependencia entre personas como
soporte de la actividad económica: cada ser humano es singular,
por nacer dotado de cualidades para efectuar cierta tarea superiores
a las de los otros. La sociedad lo necesita, y él necesita
de la sociedad; así como en un rompecabezas cada pieza es
distinta, el resultado depende de cada pieza y cada una de ellas
alcanza su sentido dentro del todo. Ello origina la división
del trabajo, el intercambio de excedentes y el empleo del dinero
como medio de estimar el valor de las cosas y facilitar el intercambio.
Sociedad, no está de más recordarlo, viene
de la raíz indoeuropea sekw, que en latín
originó socius (aliado, compañero). La
base en que transcurre lo económico requiere entre los participantes
un grado mínimo, no renunciable, de solidaridad. Aquello
que Adam Smith llamó simpatía, o amor
al prójimo, contrapuesto al egoísmo o
amor propio. La economía familiar eleva el espíritu
de entrega al otro; la economía de mercado exacerba el espíritu
competitivo, o de triunfo sobre el otro. Como en todo lo humano,
la expansión unilateral de una de las dimensiones empobrece
la diversidad y riqueza de la vida. Hoy ciertamente vemos predominar
sólo el espíritu de rivalidad, donde todos son enemigos
de todos, la anomia es la ley y los instrumentos de vínculo
entre personas son con frecuencia el bastonazo en la cabeza, el
navajazo, el ladrillazo y la descarga de perdigones o balas de calibre
mayor; regiones enteras se han convertido en polvorines a punto
de estallar. El mercado es el único distribuidor de los bienes,
sin garantizar a todos el recurso para participar en los mercados:
el ingreso derivado de un empleo. El régimen cambiario provoca
la desaparición de la industria. El régimen tributario
castiga a la clase media y exime a la gran empresa y al capital
financiero. La extrema desigualdad en ingresos y riqueza se traduce
en que capas importantes de la población subsisten debajo
de la línea de pobreza, y que un mínimo cambio en
el reparto relativo las lleva a niveles de vida aun peores en términos
absolutos. La economía ¿es paz o guerra?, se preguntaba
Edgeworth. Hoy y aquí, mientras se siga hablando de reducir
salarios, gravar más a la clase media, dejar que el desempleo
se quede, la sociedad y por tanto la economía
será un conjunto de individuos en estado de agresión
y a la defensiva de los demás.
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