Hay
que cambiar este modelo inequitativo
Para
el ministro volver eficiente al sector público permitirá
liberar recursos para aumentar la competitividad de la economía
y mejorar el ingreso disponible de los trabajadores, al recibir
éstos mejores servicios educativos, de salud y de seguridad.
Por
Jose Luis Machinea *
Cuando llegamos
al gobierno eramos conscientes de los enormes desafíos que
enfrentaba la economía argentina. Hemos informado a la ciudadanía
acerca de la herencia recibida, que limitaba la gestión de
políticas en el corto plazo. De entrada nos propusimos conseguir
el ordenamiento fiscal. Y hoy podemos decir que el saneamiento de
las cuentas públicas está encaminado. Pero también
demostramos estar comprometidos con el objetivo de ganar, día
a día, mayor competitividad en el marco de una economía
abierta al mundo.
El camino recorrido nos muestra que el esfuerzo de todos los argentinos
está valiendo la pena, porque el país ya marcha hacia
la solvencia fiscal. Días atrás anunciamos el sobrecumplimiento
de las metas pautadas en el nuevo acuerdo con el FMI. Es más,
hemos conseguido controlar el gasto público de modo de ubicarlo
por debajo de los niveles previstos. Junto a las provincias estamos
dispuestos a mantener el gasto público constante hasta llegar
a un déficit cero en el año 2003.
La elección en octubre de Fernando de la Rúa y nuestras
medidas en el terreno fiscal y financiero han permitido una sensible
baja en el riego-país y en las tasas de interés. Hoy
se sigue hablando de las ofertas de créditos hipotecarios
a tasas de un dígito y con plazos inusualmente largos para
el país. La recuperación de la confianza y la baja
en el riesgo país son, a su vez, disparadores de la mejora
en los niveles de consumo e inversión que ya se insinúa.
La reactivación económica está indudablemente
en marcha. Los indicadores de producción industrial en general,
tanto los privados como los oficiales, confirman la recuperación.
Y como habíamos anticipado, Brasil está creciendo
y los efectos de esa dinámica ya empezaron a sentirse en
la economía argentina, puntualmente, a través de un
salto notorio en nuestras exportaciones hacia el mercado brasileño.
Sabemos que el ordenamiento fiscal es una importante política
en favor de la competitividad, pero no es la única que tenemos
en mente. También hemos impulsado un paquete procompetitivo
que facilita el ingreso de bienes de capital no producidos en la
región e impulsa diversos incentivos a las exportaciones.
El objetivo central de este programa es dinamizar las ventas argentinas
al exterior, algo que ya está ocurriendo de manera notable.
También promovemos la competitividad con la nueva ley PyME
enviada al Congreso y con la importante Ley de Empleo aprobada esta
semana por los senadores. Y lo mismo sucede con los acuerdos de
reducciones tarifarias que logramos con empresas de servicios públicos
privatizados y con la inyección de competencia que impulsaremos
en todos los sectores donde sea técnicamente posible. De
este gobierno pueden esperar un flujo permanente de políticas
a favor de la competitividad, el empleo estable y el crecimiento
sostenido.
Hay dos grandes desafíos que ocuparán buena parte
de nuestra atención en el futuro, y que me gustaría
describir en breves líneas: la reforma del Estado y la integración
regional. En primer término, hemos visto cómo desde
el inicio del Plan de Convertibilidad el gasto del sector público
consolidado creció casi en un 90 por ciento. Sin embargo,
los servicios que presta el Estado no han mejorado; incluso en muchos
casos su calidad ha disminuido. Estas ineficiencias del sector público
han obligado a los ciudadanos a recurrir a prestadores privados
para recibir los servicios que debería brindarles el Estado,
lo que deteriora el ingreso disponible y la calidad de vida de las
familias. Esto ha ocurrido en salud, seguridad y también
en educación. Pero sucede que este modelo es sumamente inequitativo,
porque sólo pueden acceder a buenos servicios aquellos que
están en condiciones de pagarlos. Es evidente que ésta
no es una solución viable para la gran mayoría de
los argentinos. La política de reforma del Estado y de la
administración pública que impulsaremos también
tendrá consecuencias muy positivas sobre las posibilidades
de la economía de crecer sostenidamente. El mal desempeño
actual del Estado aumenta la ineficiencia global de la economía
y deteriora la competitividad de nuestras empresas, además
de disminuir el salario real de nuestros trabajadores. Al reducir
el costo en que se incurre para prestar estos servicios, el Estado
estará en condiciones de implementar políticas activas
de estímulo a la producción, la inversión y
la exportación que mejorarán las posibilidades de
las empresas locales de colocar sus productos en el exterior.
El aumento de la calidad de los servicios que presta el Estado es,
entonces, un elemento esencial para volver más equitativa
a la sociedad argentina.
¿De qué manera se logra la prestación de servicios
más eficientemente? Es fundamental redefinir la relación
entre la Nación y las provincias, y entre ellas mismas, a
fin de aumentar la cooperación entre jurisdicciones. Por
eso impulsaremos la sanción de una nueva Ley de Coparticipación
Federal, que introducirá criterios objetivos para distribuir
los fondos, basándose tanto en las necesidades de las provincias
como en los resultados obtenidos en la gestión de los recursos.
La Reforma Estatal incluye también una mejora de la capacidad
de recaudación de impuestos del Estado. La lucha contra la
evasión tributaria es una prioridad para este gobierno y
ya se han tomado medidas que así lo demuestran.
Por otro lado, estamos convencidos de que la integración
regional es el vehículo que nos permitirá cumplir
con dos objetivos estratégicos: incentivar el crecimiento
económico sostenido y asegurar una inserción exitosa
del país en la economía global. El Mercosur no debe
ser entendido como un fin en sí mismo, sino como una plataforma,
abierta y competitiva, que nos permitirá negociar mejor con
el resto de los bloques. Se trata de la herramienta fundamental
para mejorar el bienestar de nuestros ciudadanos, porque un espacio
económico efectivamente integrado nos permitirá aumentar
la productividad y fortalecer nuestra capacidad de negociación
internacional.
El camino recorrido en la última década es altamente
valioso como etapa fundacional. La tarea que nos convoca ahora es
relanzar el Mercosur para avanzar sin titubeos en la construcción
de un espacio económico y cultural común. Ya lo estamos
haciendo, como dejan en evidencia el inicio del diálogo sobre
convergencia macroeconómica y las reuniones interministeriales
mantenidas con funcionarios brasileños días pasados.
Estamos reconstruyendo una visión de largo plazo, y comenzando
a tomar decisiones operativas para revertir el estancamiento regulatorio.
El objetivo final de todas nuestras políticas es la integración
y el progreso social de todos los habitantes de nuestro país.
Durante la pasada década han aumentado tanto la pobreza como
la desigualdad. Mientras que en 1991 el ingreso del 10 por ciento
más rico de la población era de casi 20 veces el ingreso
del 10 por ciento más pobre, en 1999 la relación era
de casi 30 veces. Todas nuestras políticas están dirigidas
a incluir a los sectores más desprotegidos. Pero sabemos
que esto sólo puede lograrse con una economía que
crezca sostenidamente y que genere empleos de calidad. Con la mirada
en estos objetivos estamos trabajando.
* Ministro de Economía.
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