LA PROXIMA
ETAPA PARA LA CONVERTIBILIDAD
EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACION
Hay
que explorar la dolarización
La
mano derecha del ex ministro Roque Fernández insiste con
la dolarización, además de plantear que no hay que
aumentar el gasto público al tiempo de mejorar su eficiencia.
Propone una profunda reforma en las universidades nacionales.
Por
Pablo E. Guidotti *
La década de los noventa fue la década de la globalización.
En su aspecto económico, la globalización significó
para los países en vías de desarrollo (hoy denominados
países emergentes) un fuerte aumento en los flujos de comercio,
en la inversión externa directa, y en la participación
de éstos en el mercado internacional de capitales (en particular,
en el mercado de bonos). La disciplina externa impuesta por la integración
a los mercados internacionales de capital contribuyó a mejorar
la calidad de las políticas económicas, fenómeno
particularmente evidente en Latinoamérica. La globalización
trajo importantes beneficios para los países emergentes.
Mientras el ingreso per cápita de las economías desarrolladas
creció durante los años noventa a tasas similares
a las verificadas durante la década anterior, los países
en desarrollo casi duplicaron en este mismo lapso la tasa de crecimiento
de su ingreso per cápita, alcanzando un nivel promedio superior
al 3,5 por ciento anual. La economía argentina participó
de este proceso y mostró cada uno de los rasgos anteriormente
descritos. El régimen de Convertibilidad permitió
a la Argentina transformar profundamente su economía y obtener
importantes beneficios de la globalización.
En el año 2000 asistimos a un fuerte mejoramiento en la economía
mundial y en la confianza de los mercados de capital en los países
emergentes. Por ende, resulta necesario enfrentar en forma decidida
los importantes desafíos aún no resueltos de la globalización.
Clasificaría tales desafíos en dos grandes títulos.
El primero es cómo diseñar la política económica
para disminuir o mitigar la volatilidad externa que el mundo emergente
enfrentó en los últimos años. El segundo es
cómo permitir que los beneficios que la globalización
trajo en el agregado de la economía sean accesibles a más
cantidad de personas y familias, especialmente las de menores ingresos.
La reducción de la volatilidad requiere acciones en tres
áreas. Mantener el actual enfoque del Banco Central en fortalecer
el sistema financiero (y no disminuir los requisitos de liquidez)
y desarrollar un mercado de capitales más ágil y moderno,
mantener la decisión que está demostrando el Presidente
en reducir el déficit fiscal y cumplir con la Ley de Responsabilidad
Fiscal, y mantener una fuerte presencia de la Argentina en los foros
de discusión sobre el rediseño de la arquitectura/infraestructura
financiera internacional. En materia fiscal, en vez de recurrir
a aumentos de impuestos, es necesario (adicionalmente a los esfuerzos
que el gobierno hoy está realizando en diversas áreas)
poner énfasis en la eliminación de programas de gasto
reconocidamente inequitativos e ineficientes (como el Fonavi y el
Fondo del Tabaco) y en una profunda reforma del actual sistema de
universidades nacionales.
Lograr que los beneficios de la globalización sean accesibles
a más familias requiere (adicionalmente a aumentar el empleo)
mejorar la calidad de los bienes públicos, aumentar el poder
adquisitivo de las personas a través del acceso a bienes
y servicios de mejor calidad y menor precio, y lograr más
crédito a menores tasas de interés. Es muy importante
no dejarse engañar sobre la forma de lograr estos objetivos.
Algunos equivocadamente interpretan que éstos se logran mediante
más gasto público o a través de regulaciones.
Otros creemos en el funcionamiento del mercado y en el fortalecimiento
institucional.
La mejora de la calidad de los bienes públicos presenta un
enorme desafío a la política fiscal: no aumentar el
gasto público agregado y a la vez mejorar su eficiencia.
Para ser efectiva, una reforma del Estado en esta dirección
debe ser impulsada y dirigida desde la Presidencia de la Nación.
Hacer accesibles bienes y servicios de mejor calidad y menor precio
requiere abrir más la economía, promover una fuerte
reducción de aranceles externos para el Mercosur y negociar
activamente el Alca. Regímenes como los que se están
negociando para el sector automotor son nocivos para la economía
y significan una pérdida importante de poder adquisitivo
y bienestar para las familias argentinas, en particular para aquellas
de menores ingresos.
La mayor disponibilidad de crédito en un contexto de disminución
genuina de tasas de interés requiere reducir la percepción
de riesgo. Dos acciones son importantes en este sentido. En primer
lugar, es importante lograr un mejor funcionamiento de la Justicia
a fin de reducir la inseguridad jurídica que hoy afecta el
cumplimiento de diferentes tipos de contratos. En segundo lugar,
es útil explorar la profundización del régimen
de Convertibilidad a través de un acuerdo monetario con los
EE.UU. (dolarización). En mi opinión, estas acciones
son centrales para lograr un mejor clima para la inversión,
para el crédito, y para la disminución de la prima
de riesgo país.
*
Ex secretario de Hacienda del equipo de Roque Fernández
y actual Director Escuela de Gobierno, Universidad Torcuato Di Tella.
|