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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
30 ABRIL 2000








10 AÑOS DE CASH

LA PROXIMA ETAPA PARA LA CONVERTIBILIDAD
EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACION

“Hay que explorar la dolarización”

La mano derecha del ex ministro Roque Fernández insiste con la dolarización, además de plantear que no hay que aumentar el gasto público al tiempo de mejorar su eficiencia. Propone una profunda reforma en las universidades nacionales.

Por Pablo E. Guidotti *

La década de los noventa fue la década de la globalización. En su aspecto económico, la globalización significó para los países en vías de desarrollo (hoy denominados países emergentes) un fuerte aumento en los flujos de comercio, en la inversión externa directa, y en la participación de éstos en el mercado internacional de capitales (en particular, en el mercado de bonos). La disciplina externa impuesta por la integración a los mercados internacionales de capital contribuyó a mejorar la calidad de las políticas económicas, fenómeno particularmente evidente en Latinoamérica. La globalización trajo importantes beneficios para los países emergentes. Mientras el ingreso per cápita de las economías desarrolladas creció durante los años noventa a tasas similares a las verificadas durante la década anterior, los países en desarrollo casi duplicaron en este mismo lapso la tasa de crecimiento de su ingreso per cápita, alcanzando un nivel promedio superior al 3,5 por ciento anual. La economía argentina participó de este proceso y mostró cada uno de los rasgos anteriormente descritos. El régimen de Convertibilidad permitió a la Argentina transformar profundamente su economía y obtener importantes beneficios de la globalización.
En el año 2000 asistimos a un fuerte mejoramiento en la economía mundial y en la confianza de los mercados de capital en los países emergentes. Por ende, resulta necesario enfrentar en forma decidida los importantes desafíos aún no resueltos de la globalización. Clasificaría tales desafíos en dos grandes títulos. El primero es cómo diseñar la política económica para disminuir o mitigar la volatilidad externa que el mundo emergente enfrentó en los últimos años. El segundo es cómo permitir que los beneficios que la globalización trajo en el agregado de la economía sean accesibles a más cantidad de personas y familias, especialmente las de menores ingresos.
La reducción de la volatilidad requiere acciones en tres áreas. Mantener el actual enfoque del Banco Central en fortalecer el sistema financiero (y no disminuir los requisitos de liquidez) y desarrollar un mercado de capitales más ágil y moderno, mantener la decisión que está demostrando el Presidente en reducir el déficit fiscal y cumplir con la Ley de Responsabilidad Fiscal, y mantener una fuerte presencia de la Argentina en los foros de discusión sobre el rediseño de la arquitectura/infraestructura financiera internacional. En materia fiscal, en vez de recurrir a aumentos de impuestos, es necesario (adicionalmente a los esfuerzos que el gobierno hoy está realizando en diversas áreas) poner énfasis en la eliminación de programas de gasto reconocidamente inequitativos e ineficientes (como el Fonavi y el Fondo del Tabaco) y en una profunda reforma del actual sistema de universidades nacionales.
Lograr que los beneficios de la globalización sean accesibles a más familias requiere (adicionalmente a aumentar el empleo) mejorar la calidad de los bienes públicos, aumentar el poder adquisitivo de las personas a través del acceso a bienes y servicios de mejor calidad y menor precio, y lograr más crédito a menores tasas de interés. Es muy importante no dejarse engañar sobre la forma de lograr estos objetivos. Algunos equivocadamente interpretan que éstos se logran mediante más gasto público o a través de regulaciones. Otros creemos en el funcionamiento del mercado y en el fortalecimiento institucional.
La mejora de la calidad de los bienes públicos presenta un enorme desafío a la política fiscal: no aumentar el gasto público agregado y a la vez mejorar su eficiencia. Para ser efectiva, una reforma del Estado en esta dirección debe ser impulsada y dirigida desde la Presidencia de la Nación. Hacer accesibles bienes y servicios de mejor calidad y menor precio requiere abrir más la economía, promover una fuerte reducción de aranceles externos para el Mercosur y negociar activamente el Alca. Regímenes como los que se están negociando para el sector automotor son nocivos para la economía y significan una pérdida importante de poder adquisitivo y bienestar para las familias argentinas, en particular para aquellas de menores ingresos.
La mayor disponibilidad de crédito en un contexto de disminución genuina de tasas de interés requiere reducir la percepción de riesgo. Dos acciones son importantes en este sentido. En primer lugar, es importante lograr un mejor funcionamiento de la Justicia a fin de reducir la inseguridad jurídica que hoy afecta el cumplimiento de diferentes tipos de contratos. En segundo lugar, es útil explorar la profundización del régimen de Convertibilidad a través de un acuerdo monetario con los EE.UU. (dolarización). En mi opinión, estas acciones son centrales para lograr un mejor clima para la inversión, para el crédito, y para la disminución de la prima de riesgo país.

* Ex secretario de Hacienda del equipo de Roque Fernández
y actual Director Escuela de Gobierno, Universidad Torcuato Di Tella.