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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
30 ABRIL 2000








10 AÑOS DE CASH

Cómo crecer sin una fuerte volatilidad en la economia

“Falta imponer equidad tributaria ”

Uno de los principales consultores de la city sostiene que para que el crecimiento sea sostenido, evitando recurrentes crisis y auges, se necesita luchar contra la evasión para asegurar la solvencia fiscal.

Por Carlos Melconian*

Muchas veces lo más fácil es hablar del largo plazo, donde los pronósticos son más difíciles de chequear. Cuando no se sabe qué decir, justamente se dice: ...en el largo plazo... Dentro de esta línea de pensamiento, ningún economista profesional, local o internacional proyectó con exactitud los pasados diez años económicos del país. Ni aun aquellos que creímos desde el primer momento en el cambio organizacional que estaba llegándole a la economía argentina. Por lo tanto, así como no fue fácil predecir los 10 años que pasaron pensar para los próximos diez tampoco es fácil.
Pocos imaginaron el dólar a un peso en el 2000. O que la hiperinflación, podía terminar en deflación, que casi no quedarían empresas públicas, que aparecerían las AFJP, etc., y que todo el entorno iba a estar notablemente relacionado con Greenspan, Brasil, Internet y el Nasdaq. La otra lección importante de estos pronósticos largos es que si la política económica no hace todas las cosas que uno supone deben hacerse o las hace en timings diferentes a los necesarios, eso no significará irremediablemente el fracaso y la crisis.
Por eso no voy a mencionar la larga lista de cosas que siempre se dice que hay que hacer: coparticipación federal, provincias, dolarización, moneda única, etc., sea porque soy escéptico en los timings, así como también en la profundidad de las reformas. Basta mirar la recientemente sancionada ley laboral.
Pero más allá del crecimiento, la estabilidad monetaria y la modernización por un lado y el desempleo y la mayor desigualdad social por el otro, lo más rescatable diez años después es que independientemente de las cosas que se digan cuando se está fuera del gobierno, al arribar a él, está teniendo prioridad la defensa del orden macroeconómico y un mayor respeto por las reglas del mercado y la competencia. Por supuesto que si se está convencido totalmente de esta prioridad mejor, porque si no se va a pagar en términos de riesgo país. Además, siempre hay que saber cómo se hace, lo que no es poco. Pues bien, Argentina está viviendo hoy esa experiencia, y en el esfuerzo de “estirar” el horizonte visual para ir más allá de la coyuntura, un aspecto central del debate macro será ineludiblemente conciliar dentro del equilibrio general, solvencia fiscal, sustentabilidad externa y mayor empleo. Esto es estabilidad monetaria, control del gasto público en términos reales y caída de la deuda pública en términos del PBI por un lado, más expansión de la inversión y las exportaciones que disminuya la vulnerabilidad externa por el otro.
El mayor desafío a enfrentar en los próximos tiempos (como resumen de varias asignaturas pendientes), es cómo Argentina disminuye su volatilidad en materia de crecimiento económico.
Superada la actual coyuntura, y a partir de una conjunción de factores Argentina puede crecer a muy buen ritmo en los próximos diez años. Pero la pregunta clave no es ésta, sino si ¿será un crecimiento sostenido o acotado y volátil? Es obvio que una y otra cosa macroeconómicamente hablando no son lo mismo, pero desde la micro el problema es terrible: no es lo mismo 8 por ciento más 8 por ciento menos 4 por ciento, que tres 4 por ciento seguidos. Por supuesto, de esta respuesta depende también el futuro del desempleo, la distribución y la pobreza.
¿Cuál es el camino para quebrar el dilema del crecimiento argentino que en el fondo es solvencia fiscal, competitividad de la economía y mejora social? Pueden plantearse diversas consignas y programas alternativos, pero está claro que la respuesta clara y contundente es avanzar en la eficientización, en la recaudación tributaria y en el gasto público. Avanzar en el control de la evasión y la elusión permitirá, además de mejorar la solvencia fiscal, continuar reduciendo la carga tributaria a las actividades de la producción –tornándolas más competitivas (lo cual es esencial para consolidar la Convertibilidad)– y disponer además de mayores recursos para asignar a las crecientes necesidades educacionales y sanitarias de la población de menores recursos.
Más allá entonces de la creatividad que habrá que tener para insistir con un conjunto de tareas micro y de todos los días, es la anteriormente mencionada prioridad central de la política pública, porque sin dar un salto en este campo seremos vulnerables y seguiremos atados a los tires y aflojes coyunturales, a los parches recurrentes y a los cambios de humor de la economía regional y mundial. La equidad tributaria basada en la eficientización de la recaudación y el gasto es la mejor vía para la conciliación entre competitividad, reducción de la desigualdad y equilibrio fiscal y con estabilidad.

* M&S Consultores.