Cómo
crecer sin una fuerte volatilidad en la economia
Falta
imponer equidad tributaria
Uno
de los principales consultores de la city sostiene que para que
el crecimiento sea sostenido, evitando recurrentes crisis y auges,
se necesita luchar contra la evasión para asegurar la solvencia
fiscal.
Por
Carlos Melconian*
Muchas veces lo más fácil es hablar del largo plazo,
donde los pronósticos son más difíciles de
chequear. Cuando no se sabe qué decir, justamente se dice:
...en el largo plazo... Dentro de esta línea de pensamiento,
ningún economista profesional, local o internacional proyectó
con exactitud los pasados diez años económicos del
país. Ni aun aquellos que creímos desde el primer
momento en el cambio organizacional que estaba llegándole
a la economía argentina. Por lo tanto, así como no
fue fácil predecir los 10 años que pasaron pensar
para los próximos diez tampoco es fácil.
Pocos imaginaron el dólar a un peso en el 2000. O que la
hiperinflación, podía terminar en deflación,
que casi no quedarían empresas públicas, que aparecerían
las AFJP, etc., y que todo el entorno iba a estar notablemente relacionado
con Greenspan, Brasil, Internet y el Nasdaq. La otra lección
importante de estos pronósticos largos es que si la política
económica no hace todas las cosas que uno supone deben hacerse
o las hace en timings diferentes a los necesarios, eso no significará
irremediablemente el fracaso y la crisis.
Por eso no voy a mencionar la larga lista de cosas que siempre se
dice que hay que hacer: coparticipación federal, provincias,
dolarización, moneda única, etc., sea porque soy escéptico
en los timings, así como también en la profundidad
de las reformas. Basta mirar la recientemente sancionada ley laboral.
Pero más allá del crecimiento, la estabilidad monetaria
y la modernización por un lado y el desempleo y la mayor
desigualdad social por el otro, lo más rescatable diez años
después es que independientemente de las cosas que se digan
cuando se está fuera del gobierno, al arribar a él,
está teniendo prioridad la defensa del orden macroeconómico
y un mayor respeto por las reglas del mercado y la competencia.
Por supuesto que si se está convencido totalmente de esta
prioridad mejor, porque si no se va a pagar en términos de
riesgo país. Además, siempre hay que saber cómo
se hace, lo que no es poco. Pues bien, Argentina está viviendo
hoy esa experiencia, y en el esfuerzo de estirar el
horizonte visual para ir más allá de la coyuntura,
un aspecto central del debate macro será ineludiblemente
conciliar dentro del equilibrio general, solvencia fiscal, sustentabilidad
externa y mayor empleo. Esto es estabilidad monetaria, control del
gasto público en términos reales y caída de
la deuda pública en términos del PBI por un lado,
más expansión de la inversión y las exportaciones
que disminuya la vulnerabilidad externa por el otro.
El mayor desafío a enfrentar en los próximos tiempos
(como resumen de varias asignaturas pendientes), es cómo
Argentina disminuye su volatilidad en materia de crecimiento económico.
Superada la actual coyuntura, y a partir de una conjunción
de factores Argentina puede crecer a muy buen ritmo en los próximos
diez años. Pero la pregunta clave no es ésta, sino
si ¿será un crecimiento sostenido o acotado y volátil?
Es obvio que una y otra cosa macroeconómicamente hablando
no son lo mismo, pero desde la micro el problema es terrible: no
es lo mismo 8 por ciento más 8 por ciento menos 4 por ciento,
que tres 4 por ciento seguidos. Por supuesto, de esta respuesta
depende también el futuro del desempleo, la distribución
y la pobreza.
¿Cuál es el camino para quebrar el dilema del crecimiento
argentino que en el fondo es solvencia fiscal, competitividad de
la economía y mejora social? Pueden plantearse diversas consignas
y programas alternativos, pero está claro que la respuesta
clara y contundente es avanzar en la eficientización, en
la recaudación tributaria y en el gasto público. Avanzar
en el control de la evasión y la elusión permitirá,
además de mejorar la solvencia fiscal, continuar reduciendo
la carga tributaria a las actividades de la producción tornándolas
más competitivas (lo cual es esencial para consolidar la
Convertibilidad) y disponer además de mayores recursos
para asignar a las crecientes necesidades educacionales y sanitarias
de la población de menores recursos.
Más allá entonces de la creatividad que habrá
que tener para insistir con un conjunto de tareas micro y de todos
los días, es la anteriormente mencionada prioridad central
de la política pública, porque sin dar un salto en
este campo seremos vulnerables y seguiremos atados a los tires y
aflojes coyunturales, a los parches recurrentes y a los cambios
de humor de la economía regional y mundial. La equidad tributaria
basada en la eficientización de la recaudación y el
gasto es la mejor vía para la conciliación entre competitividad,
reducción de la desigualdad y equilibrio fiscal y con estabilidad.
* M&S Consultores.
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