ASCENSO,
AUGE Y DECADENCIA DEL MODELO NEOLIBERAL
Es
necesario un cambio de régimen
Por
Héctor Walter Valle *
A lo largo de los últimos diez años hemos asistido
al irresistible ascenso, el auge y la decadencia del modelo neoliberal,
que en la Argentina se identifica con la Convertibilidad. A esta
altura de los acontecimientos este ensayo no sólo se encuentra
agotado sino que además constituye una rémora para
cualquier intento de ingresar en una etapa de desarrollo sustentable
y con mayor equidad. Sin embargo, el actual gobierno no pierde oportunidad
para reiterar su adhesión a este esquema.
La Argentina, en efecto, muestra notables transformaciones. Por
ejemplo, experimentó un acelerado proceso de concentración
económica, unilateral apertura externa y aumento en la exclusión
social y en el grado de explotación del trabajo.
De tal modo, se constata que a lo largo de la década la notable
valorización de los activos originados en las privatizaciones
constituyó el punto de partida, un factor decisivo para la
consolidación de los grupos económicos vinculados
con éstas. En segundo término, la estructura de precios
relativos impuesta por el tipo de cambio fijo favoreció a
las actividades desenvueltas por tales grupos económicos,
más aún dado el comportamiento de las tasas de interés.
Ambos factores fueron determinantes, a su vez, de la elevada valorización
productiva y financiera que registran esos activos.
Esto tiene su correlato en el comportamiento de la oferta de bienes
y servicios y en las tendencias de la acumulación. En la
Argentina todo sumó, en la esfera real, a especializar la
oferta exportable argentina en nichos muy específicos como
son las materias primas agropecuarias, las agroindustrias, ciertas
commodities industriales producidos en forma cuasimonopólica
y la energía. Resta un estrecho margen para las empresas
nacionales vinculadas con el mercado interno. El Mercosur alivió
sólo en parte estas tendencias centrales.
Como es obvio se trata de un proceso continuo motorizada por la
evolución de las tasas de ganancia que obtienen los conglomerados
como efecto combinado de la valorización productiva, comercial
y financiera. En la etapa superior de este proceso, actualmente
se asiste a una cada vez más dinámica venta de activos,
con la incorporación de nuevos actores internacionales en
un proceso de idas y vueltas con la salida de capitales ya sea por
remisión de utilidades, pago de intereses o emigración
de lo producido por la venta de empresas.
Si resulta interesante ver lo que ocurre con el capital material,
no lo es menos analizar los efectos sobre el capital humano. El
funcionamiento del modelo determina, debido a la creciente participación
de las importaciones en la oferta como por las características
de los bienes que se producen internamente, una fuerte caída
del empleo, una baja capacidad de reinserción laboral y una
pulsión permanente hacia la baja en las remuneraciones del
trabajo. Esta es una de las formas en que se expresa la deflación
que, a su vez, es necesaria para corregir la sobrevaluación
del peso. Tal conjunción de factores le dan una vuelta de
fuerza bajista al mercado interno.
No debe sorprender entonces que la economía evolucione muy
condicionada por los factores exógenos y que sus fluctuaciones
sean más agudas que en otros países de la región.
Este agotamiento y baja sustentabilidad en su crecimiento en que
ha ingresado el esquema de la Convertibilidad aleja laposibilidad
de que éste pueda revertir sus fuertes consecuencias adversas,
particularmente los referidos al desempleo, insuficiente inversión
y vulnerabilidad externa, que para ser revertidos precisarían
de un largo ciclo alcista con tasas de crecimiento superiores al
5 por ciento anual. Pero esto último requiere un cambio de
régimen, desafío que la actual conducción económica
parece estar lejos de querer asumir.
* Presidente de FIDE.
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