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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
07 MAYO 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


La paradoja del euro y el dólar

¿Sabe usted por qué cae el euro contra el dólar? Porque la economía estadounidense está creciendo más rápidamente que la de la Unión Europea, responde el astuto medio. Y hasta ahí todo suena coherente, o tal vez no tanto. ¿Cuál es el gran motor de crecimiento en uno y otro caso? En el de Estados Unidos, el consumo, fogoneado por el incesante ingreso de capitales. En el europeo, el dinamismo de las exportaciones. Vale decir que mientras las divisas que entran a Europa han sido ganadas por los comunitarios a través del superávit comercial y por tanto les pertenecen, las que ingresan a Norteamérica no son de los norteamericanos: son deuda, capitales que eventualmente pueden volverse al lugar de donde vinieron. Como ese lugar es primordialmente Europa, el circuito establecido fluye de la siguiente manera: los europeos ganan plata vendiendo su producción, y esa plata la envían a Estados Unidos, donde las tasas de interés son más altas, guadañando además diferencias de cambio en la medida en que el dólar sube contra el euro. Por añadidura, en los once países del euro la inflación fue del 2,1 por ciento en los últimos doce meses, mientras que la estadounidense fue del 3,7 por ciento. ¿Cuál de las dos economías, la norteamericana o la de la eurozona, presenta un aspecto más sólido y saludable? ¿La que gana su dinero y tiene menos inflación (Europa), o la que vive de prestado y tiene más inflación (Estados Unidos)? La respuesta es...: Estados Unidos. ¿Por qué? ¡Vaya a saberlo! Dirán que por sus aumentos de productividad o la extrema flexibilidad de su mercado laboral (ingrediente ideológico), y porque la Unión Europea es hoy una bolsa de gatos, carente de líderes y de rumbo cierto, y con una banca central sin historia. Porque a ese Wim Duisenberg quién lo conoce. En cambio Alan Greenspan... Lo cierto es que, en economía y en finanzas, las cosas primero son y después se les busca una explicación. Los analistas necesitan hacer creer que pueden explicarlas por razones de marketing. Y, como dice el tango, es mejor hacerse el gil, ser creyente y no dudar.