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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
14 MAYO 2000








 BUENA MONEDA
 por Alfredo Zaiat


La cuadratura del círculo

A Domingo Cavallo le salió bien en el ‘91. A Roque Fernández también en el ‘97. José Luis Machinea no tuvo la misma suerte. Lo que parecía una receta sencilla, simple, hasta mágica, esta vez no dio resultado. El tan publicitado círculo virtuoso de la economía disparado por un ajuste fiscal no ha empezado a rodar. El ingrediente básico recomendado por aquellos que miran el mundo desde la city consistía en cerrar la brecha fiscal con la baja del gasto público y, si no fuera suficiente, con un aumento de impuestos. Esa iniciativa provocaría un shock de confianza en los inversores que, atraídos por la promesa de cuentas en orden, ingresarían capitales al país, flujo indispensable para sostener un esquema cambiario tan rígido como la convertibilidad. Esos capitales provocarían una baja de la tasa de interés que reactivaría la economía, lo que derivaría en una suba de la recaudación, y así el Estado recuperaría solvencia fiscal para asegurar el cumplimiento de sus compromisos. Todos contentos, entonces, prometen los economistas ortodoxos. Pero no necesariamente lo que es bueno una vez, lo sea en una segunda y ni que hablar en una tercera. Todo sería más fácil si la economía y su dinamismo fueran tan elementales de predecir. Sin embargo, los dogmas, y en especial los económicos, no ayudan nada para poder salir de una crisis.
El equipo de Machinea compró a libro cerrado lo del círculo virtuoso, apostando a ganarse el apoyo del establishment empresario y financiero, sin ponerse a pensar que algo ha cambiado en Argentina y en el mundo. Y que el actual escenario económico no es el mismo de Cavallo o de Roque. Vale la pena detallar esos cambios para comprender lo que está padeciendo Machinea en su conversión fiscalista. Y las razones de su fracaso, que no ha sido el aumento de impuestos, para recrear el mágico círculo virtuoso.
1. Ya no hay activos estatales por vender. Las privatizaciones durante la gestión Cavallo fueron la principal fuente de ingresos de capitales y de recreación de expectativas favorables en la city. Incluso durante el período de Roque, aunque en menor intensidad, se liquidaron importantes empresas públicas (Hipotecario, PCS y el resto de YPF).
2. Ya casi no hay grandes compañías en manos locales que interesen a multinacionales. Otra vía de entrada de capitales se ha secado.
3. El mercado bursátil se está extinguiendo. No hay nuevas empresas que salgan a cotizar; las compradas por multinacionales han sido retiradas del recinto; y las importantes que quedan están listadas en Nueva York, donde se concentra el grueso de las operaciones. Otra puerta de convocatoria de dinero caliente se ha cerrado.
4. Argentina dejó de ser un polo de atracción para inversiones productivas pensadas para un mercado ampliado como el Mercosur. Brasil ocupó ese lugar después de devaluar su moneda.
5. También las devaluaciones en muchos de los países emergentes dejaron a la economía argentina en una posición de competitividad muy débil.
6. Además, el retorno en dólares de inversiones productivas es mucho más bajo que en otros países, puesto que instalar una planta aquí requiere de muchísimos más dólares que el necesario en otros países que ajustaron sus monedas.
7. Y si todo eso fuera poco, a diferencia de la década del 90, la tasa de interés internacional tiene una tendencia marcadamente al alza, actuando de aspiradora de capitales hacia Estados Unidos.
Como se decía más arriba, sin ingreso de capitales no hay convertibilidad que funcione ni ajuste fiscal que alcance. Si el escenario ha cambiado, otra debería ser la receta, en el caso de que la hubiera dentro del actual modelo, para disparar un proceso de crecimiento sostenido. Puede ser que, finalmente, se llegue a la conclusión que Argentina, privatizado todo y vendidas todas sus empresas, no tiene nada que ofrecer y dejó de ser interesante para los capitales extranjeros. Y entonces, ¿qué se hace?