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LA FUGA
Por
Roberto Navarro
En
la primera quincena de mayo 120 millones de dólares de
argentinos cruzaron el Río de la Plata
(título de tapa del jueves pasado del diario
El País, de Uruguay.)
Luego
de 10 años de estabilidad económica y 16 años
de democracia los dueños del dinero siguen sin confiar.
Viven en Argentina, pero envían sus capitales al exterior.
Ya hay 105 mil millones de dólares de argentinos fuera
del país, el doble de cuando asumió Carlos Menem
en 1989. Ese monto, que surge de un informe del Ministerio de
Economía al que tuvo acceso exclusivo Cash, es inferior
al estimado por consultores independientes, e incluso del mismo
gobierno, que elevan la fuga de capitales a, por lo menos, 150
mil millones de dólares, una cifra similar a la deuda externa.
La salida de capitales no se detuvo en toda la década pasada,
ni siquiera en los años dorados de la Convertibilidad (1992
y 1993). Una de las razones de semejante sangría es la
evasión impositiva: con más de un 30 por ciento
de economía informal se genera un constante drenaje de
capitales que busca alejarse del control del fisco. En la última
declaración del impuesto sobre Bienes Personales apenas
se declararon 7942 millones de pesos en el exterior, menos del
ocho por ciento del monto contabilizado oficialmente. Para justificar
la fuga, ciertos economistas sostienen que la huida se debe al
temor a una devaluación o al retorno del descontrol inflacionario
que licúe el capital. Esa salida de dólares se ha
convertido en un mercado especial, y peculiar, de bancos locales,
agentes de Bolsa y bancos internacionales de inversión
con sede en el país. Montaron estructuras exclusivas con
capacidad de organizar la huida sin dejar huellas.
Aunque la salida de capitales fue constante durante la última
década, la fuga creció fuertemente durante la debacle
financiera de 1995 (Efecto Tequila), año en el que se fueron
12.102 millones de dólares. Y durante la crisis asiática
de 1997, cuando se fugaron 12.069 millones de dólares.
En los momentos más difíciles, cuando el país
más necesita financiamiento e inversión, el capital
de los argentinos se va. En las dos últimas semanas, según
estiman en la plaza financiera uruguaya, cruzaron el charco unos
120 millones de dólares. Los ciclos de egreso de divisas
elaborados por Economía, con picos en las épocas
de crisis, son la contrapartida casi exacta de los registros elaborados
por el Banco Central de la República Oriental del Uruguay.
Aunque el país vecino también limita con Brasil,
un país que triplica en tamaño económico
a la Argentina y que también ha sufrido crisis financieras,
el 90 por ciento de los depósitos extranjeros en bancos
uruguayos pertenece a argentinos.
Los inversores nacionales tienen 16.600 millones de dólares
en bonos emitidos por estados extranjeros; 2000 del tesoro de
Estados Unidos y 14.600 de Japón, Europa y América
latina. Los gerentes de bancos, que cuando se habla de fuga de
capitales prefieren mantener el anonimato, señalan que
los ahorristas se ven obligados a invertir afuera por la escasa
oferta de instrumentos financieros del mercado nacional. La afirmación
contrasta con la estrategia de las AFJP, que aunque están
autorizadas a invertir en el exterior el 7 por ciento de los 18
mil millones de pesos que administran, sólo lo hacen en
un 1 por ciento. La rentabilidad que obtenemos en Argentina
es muy difícil de encontrar en otro país,
explicó a Cash Mariano Aberastury, gerente de Inversiones
de Máxima. Los títulos del Estado nacional
están pagando un interés del 13 por ciento anual
en dólares y Argentina siempre honró su deuda,
completó el ejecutivo.
Aunque huyen del riesgo argentino, muchos apuestan su dinero a
acciones de empresas extranjeras que ni conocen. Según
Economía, los argentinos poseen 4900 millones de dólares
en acciones de compañías norteamericanas y 8900
millones en papeles de empresas de otras naciones. También
tienen 800 millones en títulos privados emitidos por compañías
norteamericanas. Los ahorristas no necesitan viajar para llevar
el dinero, los bancos de inversión más importantes
del mundo, Merrill Lynch y Salomon Brothers, instalaron oficinas
en el país destinadas exclusivamente a canalizar el dinero
hacia el exterior. También las principales entidades locales
abrieron oficinas especiales para ocuparse de lo que en la jerga
bancaria designan como inversiones offshore. Y los agentes bursátiles
acaban de ser autorizados por la Bolsa de Comercio a firmar convenios
con brokers del exterior para operar en Estados Unidos, Japón
yEuropa.
Como saben que la mayoría del dinero no está declarado
al fisco, los bancos aconsejan a sus clientes que abran cuentas
en las filiales que tienen en Uruguay para que las transacciones
no queden registradas en sus balances. Jorge Rodríguez,
director del departamento de Cuentas Internacionales del Ministerio
de Economía, señaló a Cash que los
capitales más importantes salen a través de bancos
de inversión internacionales con sede en Argentina, porque
al no presentar balances en el país significan un riesgo
menor para los evasores.
Las grandes entidades han elaborado un sofisticado menú
de opciones a la medida de los grandes inversores nacionales.
La mayoría trabaja con envíos mínimos de
200 mil dólares. Pero algunos exigen un piso de 500 mil.
El proceso es siempre el mismo: primero se abre una cuenta en
el exterior, que puede ser una caja de ahorro, una cuenta corriente
o un plazo fijo a corto plazo, y luego se diversifica la inversión
de acuerdo con el perfil del cliente. En la actualidad hay 29
mil millones de dólares depositados en cuentas del exterior,
de los cuales 7000 están en bancos uruguayos. Además
de las inversiones tradicionales, los bancos ofrecen fondos de
herencia (ver recuadro), de educación, de salud y otros
tantos como los gerentes financieros fueron capaces de diseñar.
En Economía calculan que más de 21 mil millones
de dólares están guardados en cajas de seguridad
de bancos extranjeros. Es el dinero de los más desconfiados,
de los que piensan que, si Argentina no paga sus deudas, los países
acreedores podrían embargar las cuentas de los argentinos
en el exterior, explicó a Cash Ricado Arriazu, uno
de los economistas más respetado en la city (ver aparte).
Tanto los consultores independientes como los mismos funcionarios
que elaboraron los datos difundidos en esta nota aseguran que
la estimación oficial es sumamente conservadora. El
trabajo está hecho bajo la supervisión del Fondo
Monetario Internacional, que sólo acepta datos comprobables,
explicó Rodríguez. Y agregó: Sabemos
que hay inversiones de argentinos en el exterior a nombre de sociedades
anónimas registradas en paraísos fiscales; también
que muchos que tienen casas en Punta del Este utilizan esa dirección
para hacer sus depósitos afuera; pero no podemos probarlo,
completó el funcionario.
Economistas, como Carlos Pérez, de Fundación Capital,
piensa que si hubiese un blanqueo de capitales y una ley
de estabilidad fiscal, que dispusiera que no se van a volver a
aumentar los impuestos, gran parte de ese dinero regresaría
al país. Carlos Melconian, socio de la consultora
M&S, en cambio, aseguró a Cash que el flujo de
fuga de capitales es el correlato de las ganancias de la economía
informal. Mientras el fisco no logre controlar la evasión
impositiva, el dinero se seguirá yendo, concluyó.
En lo que coincide la mayoría de los especialistas es que
gran parte del dinero por la venta de empresas argentinas a capitales
del exterior en la última década no se quedó
en el país.
Heredarás
el vento
La
costumbre de los argentinos de alto poder adquisitivo de ahorrar
en el exterior generó una industria financiera montada
especialmente para cubrir las más variadas necesidades
de los dueños del capital. En los bancos las llaman inversiones
offshore. Un alto ejecutivo de uno de los más importantes
bancos norteamericanos con sede en el país reveló
a Cash la ingeniería financiera que diseñaron para
cumplir los deseos de una acaudalada anciana de apellido patricio.
La señora de 76 años nos pidió que
enviáramos el 90 por ciento de su capital al exterior para
organizar su herencia. Pero con una particularidad: quería
que los 50 millones de dólares a repartir alcanzaran para
mantener hasta sus tataranietos. Cuando empezamos a conversar
la letra fina, la dama sumó algunas exigencias. Por ejemplo,
que hubiese una renta básica para cada uno, que iría
subiendo si los herederos iban cumpliendo condiciones, como sacar
excelentes notas en la universidad, casarse y tener hijos.
Una abuela previsora.
Ricardo
Arriazu economista
La
fuga todavía es mucho más importante
¿Por
qué los argentinos se llevan los capitales al exterior?
La fuga de capitales nacionales no es una particularidad
exclusiva de la economía argentina, es un fenómeno
que se da en toda Latinoamérica. Pero es cierto
que en el país el éxodo de dinero es muy
importante. Es parte de una cultura que viene de principios
del siglo pasado y que luego de tantas crisis financieras
se fue consolidando. Allá por 1900 la burguesía
nacional mandaba sus ahorros a los principales bancos
de Rusia, pensando que el reino ruso era el gobierno más
firme del mundo, y así perdieron su dinero a manos
de la revolución bolchevique. En realidad, la costumbre
de dividir los ahorros o poner los huevos en distintas
canastas, como se suele decir, es parte del comportamiento
humano. Sólo en países como Estados Unidos
o Suiza no sucede.
¿Está de acuerdo con el monto de 105 mil
millones de dólares que estimó el Ministerio
de Economía como activos de argentinos en el exterior?
Es muy factible que sea una cantidad mucho mayor.
Quizás igual a la deuda externa argentina. Es muy
difícil hacer una estimación exacta porque
hay estructuras administrativas montadas para organizar
la salida del dinero sin dejar rastros. Pueden usar sociedades
anónimas registradas en el exterior, direcciones
de sus viviendas de veraneo en Uruguay o varias argucias
distintas. Incluso tienen mucho dinero en cajas de seguridad,
que es imposible de calcular con cierto grado de confiabilidad.
Ni siquiera es simple mensurar el capital invertido en
inmuebles en el exterior. Hay algunos datos de Punta del
Este, pero nada más. Poco se sabe de las propiedades
que tienen los argentinos en Miami, Nueva York, Europa
y Brasil.
¿Qué condiciones tienen que darse para que
regrese, al menos, parte de ese dinero?
Si el país creciera al 7 por ciento anual
durante diez años, hubiera estabilidad económica
y política y un blanqueo de capitales, regresaría
una parte, pero muchos dejarían su dinero afuera.
Los argentinos que manejan grandes capitales van a diversificar
su portafolio por muchas generaciones todavía.
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Carlos
Perez Fundación Capital
¿Por
qué deberían volver?
Luego
de la fuerte huida de capitales que se dio en medio de
la hiperinflación y devaluación de fines
de la década del ochenta, nunca se vivieron largos
períodos de tranquilidad política y financiera
como para que el dinero volviese al país. Cuando
el ex ministro de Economía Domingo Cavallo los
invitó a venir mediante el blanqueo de 1995, todavía
estaba muy fresco el recuerdo del Efecto Tequila. Luego
vinieron las crisis asiática, rusa y brasileña,
que generaron nuevas tensiones en los mercados. Además
del temor a nuevas crisis, está el tema impositivo.
Para que vuelvan tendría que haber un blanqueo
muy generoso y aún así existe el temor a
que, una vez que el capital esté en el país,
se lo grave con nuevos impuestos. Hay que recordar que
se acaba de aumentar en un 50 por ciento el Impuesto sobre
los Bienes Personales. Más que preguntarse por
qué no traen los capitales al país, habría
que pensar en por qué deberían hacerlo.
¿Qué cambió en el país para
que los que alguna vez decidieron llevarse el dinero ahora
decidan regresarlo? La verdad es que nada cambió.
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Ricardo
Fuente economista de Ecolatina
Ahora,
no tienen muchas excusas
El
hecho de que los argentinos tengan casi 30 mil millones
de dólares en depósitos en el exterior sólo
se puede justificar como consecuencia del crecimiento
de la economía informal. En el país cuentan
con un sistema financiero sólido en el que podrían
invertir sus ahorros a tasas de interés muy superiores
a las que consiguen en el exterior. Y ni siquiera pueden
excusarse en un temor a un posible Plan Bonex (cambio
forzoso de plazos fijos por bonos a 10 años), primero
porque es altamente improbable que vuelva a ocurrir y,
además, porque los bancos extranjeros con sede
en el país más importantes devolvieron los
depósitos completos en oportunidad del Plan Bonex.
Gran parte del dinero que se fue corresponde a las ventas
de las empresas nacionales a capitales del exterior, que
en muchos casos fue por cifras muy superiores a las conocidas
públicamente. Otro rubro en el que se fue mucho
dinero fue en inversiones directas en empresas del exterior.
Para países como Estados Unidos el hecho de que
sus empresarios inviertan en el exterior es positivo,
porque hay un exceso de liquidez y porque luego las utilidades
vuelven a su casa matriz, pero en Argentina los capitales
que salen no retornan.
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