El holandés errante
CDos congresos
internacionales sobre historia del pensamiento económico
celebrados este año en las universidades de Graz (Austria)
y British Columbia (Canadá) confirmaron a Mark Blaug como
el referente más aceptado por los profesionales de esta especialidad.
Este holandés, con la proverbial industriosidad de sus connacionales,
ha acumulado la inusual cantidad de un centenar de títulos
de libros, de los que es autor o compilador. Su área de trabajo,
sin embargo, ha estado en el Reino Unido, y su formación
la obtuvo en los Estados Unidos, adonde emigró al promediar
la Segunda Guerra Mundial. En la secundaria, en la materia Comercio,
su profesor llevó a los mejores alumnos a una conferencia
sobre Henry George en la Escuela de Ciencia Social Henry George,
adonde les regalaron ejemplares gratis de Progreso y miseria (1879)
de Henry George. El efecto fue fulminante, y decidió estudiar
economía, lo que hizo en 1947 en la Universidad de California,
Berkeley. Por entonces era marxista. Siguió estudios de posgrado
en Queens College, Nueva York, adonde tuvo como profesor a Joseph
Soudek, autor de un artículo sobre la economía de
Aristóteles, que le abrió el interés por la
historia del pensamiento económico. Completó estudios
en la escuela de graduados de la Universidad de Columbia, adonde
la influencia principal fue George Stigler, notabilísimo
historiador del análisis económico y futuro Premio
Nobel, que sería su director de tesis. Cuando era profesor
adjunto de economía en la Universidad de Yale, Blaug publicó
su texto Teoría Económica en Retrospección,
en febrero de 1962, que fue una conmoción, pues por primera
vez la historia de la ciencia era tratada con los instrumentos modernos
de la misma ciencia. Empero el autor ponía poco trabajo analítico
propio y no tenía mucho reparo en tomar elaboraciones ajenas,
como el modelo de Ricardo por Pasinetti, o la teoría del
capital de Böhm-Bawerk por Dorfman. Oscar Braun, Héctor
Diéguez y yo rendimos como último examen Historia
del Pensamiento Económico, estudiando por Blaug y Schumpeter.
Cuando Vázquez Presedo dirigía el Departamento de
Economía de la UBA sugirió vivamente se usase como
texto de la materia. El libro sigue, muy ampliado y actualizado,
y va por la 5ª (1997) edición. Hoy, a los 73 años,
Blaug es profesor emérito de dos universidades británicas,
Buckingham y Londres, y profesor en Rotterdam.
Irse
Todo
acto económico se funda, en último término,
en la escasez de algún recurso, que implica que con un solo
gasto no podemos obtener dos cosas a la vez, y por tanto debemos
procurar que lo que invertimos nos rinda lo más posible.
La vida misma es un recurso escaso, y el lugar donde se la vive
es una asignación espacial de ella. La migración es
una reasignación espacial. ¿Qué lleva a un
economista a vivir su vida por algún tiempo bajo otros cielos?
¿Adónde se dirige? ¿Para hacer qué,
estudio o trabajo? Entre los casos más famosos, tomemos seis:
dos de países nórdicos (Myrdal, Frisch), dos de ex
países comunistas (Kalecki, Lange) y dos del tercer mundo
(Furtado, Amin). Cuatro tuvieron militancia política en su
país natal (Kalecki, Myrdal, Lange, Furtado). De esos cuatro,
uno se fue por disidencia (Kalecki, en solidaridad con dos colegas
suspendidos por razones políticas) y otro fue echado (Furtado,
a quien un golpe militar en 1964 le retiró los derechos civiles).
Dos viajaron al exterior como becarios (Kalecki y Myrdal, becarios
Rockefeller). Todos realizaron estudios fuera de su país
(Kalecki en Cambridge, Lange en la Escuela de Economía de
Londres, Harvard y Berkeley, Frisch, Furtado y Amin en París).
Dos fueron reconocidos docentes en sus países de adopción
(Furtado en París, Lange en Michigan y Chicago) y dos centraron
su actividad en el trabajo y la investigación (Kalecki en
la redacción del Informe Económico Mundial de la ONU,
Myrdal en la investigación del problema del negro en los
EE.UU.) Uno solo cambió de ciudadanía: Lange en 1943,
cuando fue nombrado profesor titular en Chicago, pero en 1945, finalizada
la guerra mundial, recobró su ciudadanía polaca. La
totalidad de los nombrados realizaron sus actividades en el exterior,
ya como estudiantes o como profesores, en universidades británicas,
francesas o estadounidenses. Todos regresaron a su país natal:
Kalecki en 1955, en protesta del macartismo en los EE.UU.; Furtado
en los ochenta, luego de su exilio en Francia; Myrdal en 1942; Lange
en 1945, al concluir la guerra; Frisch en 1931, cuando la Universidad
de Oslo le creó una cátedra en su honor; Samir Amin
en 1957, luego de obtener su doctorado en París. Dos alcanzaron
el Premio Nobel en Economía (Frisch 1969, Myrdal 1973), aunque
otros fallecieron antes de crearse o apenas creado ese premio (Lange
1965, Kalecki 1970) y dos aún pueden recibirlo.
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