Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
13 AGOSTO 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


CTA y su remedio milagroso

Hasta ahora teníamos las soluciones económicas mágicas de la derecha neoliberal, consistentes en ajuste fiscal y señales de confianza. Fracasadas ellas para desconcierto de José Luis Machinea y sus bochos, surgen las fórmulas mágicas de izquierda, como la enarbolada por la CTA con su subsidio de desempleo de $380 mensuales para jefes de familia desocupados, más $80 por hijo, a un costo de casi 10.000 millones, que a Víctor De Gennaro le parece perfectamente asumible. La idea, bastante elemental, es que inyectando ese poder de compra en familias pobres o incluso indigentes crecería bruscamente el consumo, generando mayor recaudación y autofinanciando el subsidio. Se omiten, por supuesto, algunos problemas obvios: de dónde saldría la plata en un primer momento; cómo podría administrarse semejante subsidio para evitar el fraude, dado que muchísimos argentinos trabajando ganan menos que eso, etcétera, por no mencionar los desequilibrios macroeconómicos (mayor déficit comercial) que seguirían. Sin embargo, la propuesta tiene el encanto de las cosas simples, fácilmente entendibles, como aquélla brasileña de suplementar el ingreso de quienes viven bajo la línea de indigencia y terminar así con la pobreza extrema. Lo que plantean es actuar sobre las consecuencias de un sistema económico ineficaz e injusto, quizá porque esto parece más sencillo que operar sobre las causas, tema siempre controvertido y azaroso. Pero toda presunta solución del tipo CTA encierra el peligro de obviar el verdadero problema, induciendo a pensar que el Gobierno tiene el remedio al alcance de la mano y no lo administra por maldad y cobardía política. Estos atributos pueden muy bien caberles a los aliancistas y también a muchos de sus opositores, pero en todo caso lo que les impide es encarar una revisión a fondo de todo lo que funciona mal en la Argentina, empezando por el sector público y siguiendo por las instituciones políticas y sociales. Ese trabajo sería, posiblemente, más complejo y menos simpático que el mágico jarabe patentado por De Gennaro.