John C. Harsanyi (1920-2000)
Nací
en Budapest. Mis padres me eligieron como escuela secundaria el
Gimnasio Luterano de Budapest. Fui muy feliz y recibí educación
excelente. Al graduarme en 1937 gané el Primer Premio en
Matemáticas en la competencia de estudiantes secundarios.
La farmacia de mis padres nos daba vida holgada. Era hijo único
y esperaban que siguiese farmacia. Yo prefería filosofía
y matemáticas. Pero opté por farmacia, pues la influencia
de Hitler crecía en Hungría, y como estudiante de
farmacia podría posponer el servicio militar. Como mi origen
era judío, no tendría que servir en una unidad de
trabajo forzado del ejército húngaro. Logré
la postergación militar hasta que el ejército alemán
ocupó Hungría en 1944. Serví en una unidad
de trabajo hasta noviembre de 1944, cuando las autoridades nazis
decidieron deportar esa unidad a un campo de concentración
austríaco. Por suerte huí de la estación justo
antes que el tren partiera. Un padre jesuita me refugió en
una celda de su monasterio. En 1946 me reinscribí en la universidad
buscando un doctorado en Filosofía con campos menores en
sociología y psicología. Al acreditar estudios en
Farmacia lo obtuve en 1947, con un año de cursos y una tesis.
De 1947 a 1948 fui miembro del Instituto de Sociología. Allí
conocí a Ana Klauber, estudiante de psicología que
iba a mis clases y que sería mi esposa. En 1948 debí
renunciar al Instituto porque la situación política
ya no permitía emplear a un antimarxista como yo. Ana siguió
estudiando, acosada por sus condiscípulos para que rompiera
conmigo. Eso le hizo ver, antes que yo, que Hungría se iba
convirtiendo en un país stalinista y lo único sensato
era irse, y eso hicimos en 1950. La frontera tenía partes
pantanosas, menos vigiladas. Tuvimos suerte de no ser detenidos
o baleados por los guardias. Tras esperar meses en Austria el permiso
para ir a Australia, allí llegamos en diciembre de 1950.
En enero de 1951 Ana y yo nos casamos. Su infalible sostén
emocional y buen sentido práctico me ayudaron siempre. Por
mi inglés pobre y mis diplomas no reconocidos, trabajé
tres años en fábricas. A la tarde iba a cursos de
economía en la Universidad de Sydney. Me reconocieron algo
de mis otros cursos universitarios, y con sólo dos años
más de clases y una tesis de economía obtuve el master
a fines de 1953. Palabras de un amigo de la Argentina, John
C. Harsanyi, al recibir el Premio Nobel 1994 en Economía.
Con
información incompleta
John
C. Harsanyi visitó la UBA poco después de recibir
el Premio Nobel. Se veía como una persona de modales sencillos,
casi tímido. Nos brindó una clase magistral sobre
su punto de investigación más destacado, publicado
en Juegos con información incompleta jugados por jugadores
bayesianos, publicado en tres números de
Management Science en 1967-8. Nos recuerda Harsanyi que la teoría
de los juegos es una teoría sobre interacción estratégica,
vale decir, una teoría del comportamiento racional en situaciones
en las que cada jugador debe elegir sus jugadas sobre la base de
lo que piensa acerca de qué posibles contrajugadas efectúen
los otros jugadores. Esta teoría comenzó en 1944 con
John von Neumann y Oskar Morgenstern. Una de sus fuentes fueron
los juegos de estrategia, como ajedrez o póquer. Pero su
fin es ayudar a definir comportamientos racionales en situaciones
de la vida real, sean económicas u otras. Toda situación
social implica interacción estratégica entre los participantes.
Podría sostenerse que una comprensión adecuada de
una situación social necesita un análisis teórico
basado en juegos. Pero en la práctica la teoría económica
se las arregló para soslayar la teoría de los juegos,
con la hipótesis de competencia imperfecta, en virtud de
la cual nadie puede afectar significativamente el precio de mercado:
cada agente debe considerar a los precios como datos. Esto convierte
la elección de insumos y de producciones (de cuyo acierto
depende la ganancia que finalmenteobtenga) en un problema de maximización
unipersonal, soluble sin teoría de los juegos. Pero en la
mayoría de casos tal supuesto es contrario a los hechos,
y la mayoría de las actividades están dominadas por
pocas pero grandes empresas. Esto conduce a que la teoría
de los juegos sea una importante herramienta para entender el funcionamiento
del sistema capitalista. Neumann y Morgenstern distinguían
juegos C, con información completa, y juegos I con información
incompleta, aunque sólo elaboraron los primeros. En los segundos,
los jugadores o algunos de ellos carecen de información plena
sobre la estructura matemática básica del juego, definida
por su forma normal. Harsanyi (1967) demostró que todas las
formas de información incompleta son reducibles al caso en
que los jugadores poseen información menos que plena sobre
las funciones de pago de cada uno de los demás.
|