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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
27 AGOSTO 2000








 EL BAUL DE MANUEL
 por M. Fernandez López


John C. Harsanyi (1920-2000)

Nací en Budapest. Mis padres me eligieron como escuela secundaria el Gimnasio Luterano de Budapest. Fui muy feliz y recibí educación excelente. Al graduarme en 1937 gané el Primer Premio en Matemáticas en la competencia de estudiantes secundarios. La farmacia de mis padres nos daba vida holgada. Era hijo único y esperaban que siguiese farmacia. Yo prefería filosofía y matemáticas. Pero opté por farmacia, pues la influencia de Hitler crecía en Hungría, y como estudiante de farmacia podría posponer el servicio militar. Como mi origen era judío, no tendría que servir en una unidad de trabajo forzado del ejército húngaro. Logré la postergación militar hasta que el ejército alemán ocupó Hungría en 1944. Serví en una unidad de trabajo hasta noviembre de 1944, cuando las autoridades nazis decidieron deportar esa unidad a un campo de concentración austríaco. Por suerte huí de la estación justo antes que el tren partiera. Un padre jesuita me refugió en una celda de su monasterio. En 1946 me reinscribí en la universidad buscando un doctorado en Filosofía con campos menores en sociología y psicología. Al acreditar estudios en Farmacia lo obtuve en 1947, con un año de cursos y una tesis. De 1947 a 1948 fui miembro del Instituto de Sociología. Allí conocí a Ana Klauber, estudiante de psicología que iba a mis clases y que sería mi esposa. En 1948 debí renunciar al Instituto porque la situación política ya no permitía emplear a un antimarxista como yo. Ana siguió estudiando, acosada por sus condiscípulos para que rompiera conmigo. Eso le hizo ver, antes que yo, que Hungría se iba convirtiendo en un país stalinista y lo único sensato era irse, y eso hicimos en 1950. La frontera tenía partes pantanosas, menos vigiladas. Tuvimos suerte de no ser detenidos o baleados por los guardias. Tras esperar meses en Austria el permiso para ir a Australia, allí llegamos en diciembre de 1950. En enero de 1951 Ana y yo nos casamos. Su infalible sostén emocional y buen sentido práctico me ayudaron siempre. Por mi inglés pobre y mis diplomas no reconocidos, trabajé tres años en fábricas. A la tarde iba a cursos de economía en la Universidad de Sydney. Me reconocieron algo de mis otros cursos universitarios, y con sólo dos años más de clases y una tesis de economía obtuve el master a fines de 1953.” Palabras de un amigo de la Argentina, John C. Harsanyi, al recibir el Premio Nobel 1994 en Economía.

Con información incompleta

John C. Harsanyi visitó la UBA poco después de recibir el Premio Nobel. Se veía como una persona de modales sencillos, casi tímido. Nos brindó una clase magistral sobre su punto de investigación más destacado, publicado en “Juegos con información incompleta jugados por jugadores ‘bayesianos’”, publicado en tres números de Management Science en 1967-8. Nos recuerda Harsanyi que la teoría de los juegos es una teoría sobre interacción estratégica, vale decir, una teoría del comportamiento racional en situaciones en las que cada jugador debe elegir sus jugadas sobre la base de lo que piensa acerca de qué posibles contrajugadas efectúen los otros jugadores. Esta teoría comenzó en 1944 con John von Neumann y Oskar Morgenstern. Una de sus fuentes fueron los juegos de estrategia, como ajedrez o póquer. Pero su fin es ayudar a definir comportamientos racionales en situaciones de la vida real, sean económicas u otras. Toda situación social implica interacción estratégica entre los participantes. Podría sostenerse que una comprensión adecuada de una situación social necesita un análisis teórico basado en juegos. Pero en la práctica la teoría económica se las arregló para soslayar la teoría de los juegos, con la hipótesis de competencia imperfecta, en virtud de la cual nadie puede afectar significativamente el precio de mercado: cada agente debe considerar a los precios como datos. Esto convierte la elección de insumos y de producciones (de cuyo acierto depende la ganancia que finalmenteobtenga) en un problema de maximización unipersonal, soluble sin teoría de los juegos. Pero en la mayoría de casos tal supuesto es contrario a los hechos, y la mayoría de las actividades están dominadas por pocas pero grandes empresas. Esto conduce a que la teoría de los juegos sea una importante herramienta para entender el funcionamiento del sistema capitalista. Neumann y Morgenstern distinguían juegos C, con información completa, y juegos I con información incompleta, aunque sólo elaboraron los primeros. En los segundos, los jugadores o algunos de ellos carecen de información plena sobre la estructura matemática básica del juego, definida por su forma normal. Harsanyi (1967) demostró que todas las formas de información incompleta son reducibles al caso en que los jugadores poseen información menos que plena sobre las funciones de pago de cada uno de los demás.