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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
27 AGOSTO 2000








 BUENA MONEDA
 por Alfredo Zaiat


Zurdos contrariados

Situación extraña se ha generado alrededor de la permanencia de José Luis Machinea al frente del Ministerio de Economía. Quienes en la Alianza piensan que todavía no han arriado la bandera del progresismo salieron a respaldarlo como si la actual política económica se estuviera escribiendo con la mano izquierda. A la vez, quienes apuntan a Machinea son los sectores más liberales y reaccionarios que le exigen más y más ajuste. Qué rara está resultando esa puja. El ministro que ha mudado a una militancia fiscalista desconocida en él, hasta llegar a aplicar ajustes que tienen el sello de los economistas más ultra, como la baja salarial, es azuzado por derecha. Y resulta más patético observar cuando en lugar de enfrentarlos, Machinea sale a explicarse que él es el ministro que está haciendo el ajuste más importante de los últimos años. En esa confusa discusión, Raúl Alfonsín y Carlos “Chacho” Alvarez, que se ven como el progresismo en la Alianza, son los que se plantan con firmeza en la defensa de Machinea para evitar, dicen, que venga en reemplazo un ortodoxo, como Fernando de Santibañes o Ricardo López Murphy. Pero ese respaldo político queda girando en el aire cuando sale el propio Machinea a definirse ante la city como amigo de toda la vida de los mismos Santibañes y López Murphy. Y a insistir que no está haciendo nada diferente de lo que ellos postulan.
En esa comedia de enredos sobre el perfil de la política económica, quienes critican desde la Alianza a Machinea por su ortodoxia quedan atrapados involuntariamente en el juego de aquellos que quieren que el actual libreto sea redactado directamente con mano derecha. Pero alguien con sentido común, ¿puede pensar que existe margen para aplicar una política todavía más ortodoxa que la presente sin que el país estalle en mil pedazos? En realidad, hasta ahora, la posición sobre el proyecto de dolarización es lo único que ha marcado diferencia entre unos y otros.
Todo se desarrolla entonces en una gran confusión sobre el lugar que ocupa Machinea en el tablero. Tanto para aquellos que se denominan “progresistas” en la Alianza como para los que se definen como “ortodoxos”. En realidad, a unos y otros los separa una delgada línea roja que hace más al origen o a la “reputación”, como mencionó Miguel Angel Broda, que a las políticas que impulsan. Qué cosa no hizo Machinea para congraciarse con lo que demandaba el mercado. Qué cosa diferente hubiera hecho Broda, quien ahora se ha convertido en escrutador del pasado de los economistas. Si fuera por reputación, ¿cuál de todos los economista del elenco estable puede tirar la primera piedra?
Ese enredo está abonado, además, con la idea de que Machinea es el ministro de Economía que puede tener hoy la Alianza porque refleja el equilibrio político dentro de la coalición de gobierno. Equilibrio que más bien está inclinado hacia la diestra. Hasta los industriales han quedado atrapados en esa nebulosa. Sostienen que Machinea es un freno a las visiones ultraortodoxas pero, a la vez, le reclaman a gritos medidas para alentar a la producción. Iniciativas que el equipo económico no está muy convencido de impulsar porque ya lo han manifestado en más de una oportunidad que el equilibrio fiscal, y solamente ese equilibrio, permitirá el crecimiento de la economía. Y para otorgar algo a la industria se requiere de algún sacrificio fiscal. Pese a ello, los industriales mantienen la esperanza precisamente por la “reputación” de Machinea. Y el viernes el ministro les dió, al menos, una señal al nombrar a un ejecutivo de Techint, Javier Tizado, al frente de la Secretaría de Industria. Así, el grupo de la familia Rocca ya tiene tres de sus hombres cerca de Machinea.
En definitiva, como a los zurdos contrariados, que de chicos los obligaron a escribir con la derecha, el ala “progresista” de la Alianza ha quedado atrapada en un juego en el cual tienen todo para perder.