Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
17 SEPTIEMBRE 2000








ANALISIS CRITICO DEL PRESUPUESTO DEL 2001
PRESENTADO POR EL GOBIERNO

La lógica del ajuste permanente

Para el economista de la CTA no hay cambios en la dinámica de concentración de la última década. Una propuesta alternativa.

Por Claudio Lozano *

Con el Presupuesto del 2001 del gobierno nacional, una vez más, se afirma un esquema donde la lógica fiscal reproduce y profundiza el carácter concentrador y excluyente del proceso económico. Dos claves definen el esquema presupuestario: una de carácter estructural y otra que remite puntualmente a la coyuntura. La primera indica que el Gobierno sigue decidido a no explorar la posibilidad de incrementar recaudación por vía de una mayor progresividad tributaria; al tiempo que mantiene fenomenales transferencias a los agentes económicos más concentrados. Se destacan por su importancia (representan cerca de 18.000 millones de dólares): el endeudamiento externo (factor de acumulación de la cúpula empresarial) y el subsidio implícito en el déficit del sistema previsional (rebaja de aportes y privatización de los fondos de pensión).
El mantenimiento de esa lógica afirma una tendencia estructural al desequilibrio que, a su vez, se financia con préstamos que tomados por el Estado sostienen la rentabilidad financiera de los agentes más concentrados. A la vez, el esquema en curso reproduce una situación de ajuste permanente cuya lógica descansa siempre sobre el conjunto de la comunidad en términos de menor masa salarial y recorte en la prestación de servicios esenciales.
La segunda clave de carácter coyuntural refiere a la pérdida de recaudación potencial que surge de una situación en la que se combina la vigencia de un proceso recesivo y deflacionario que limita el consumo doméstico de demanda masiva, con un patrón impositivo centrado sobre el consumo.
Las dos claves expuestas explican la sinfonía del ajuste perpetuo que ha comenzado a escucharse señalando la necesidad de un nuevo recorte del gasto primario de 700 millones de pesos. Asimismo demuestran que el Presupuesto no refleja una estrategia de política pública orientada a expresar los intereses de conjunto de la comunidad, sino que reproduce la desigual distribución del ingreso que caracteriza al actual proceso económico y social.
Un Presupuesto diferente supone replantear las claves expuestas: afirmando criterios de progresividad tributaria y limitación de las transferencias, inscriptos en una lógica de redistribución progresiva del ingreso que expanda el consumo doméstico de demanda masiva. Shock distributivo que para ser consistente debe articularse con un replanteo expreso de la apertura comercial y financiera, al tiempo que debe acompañarse con instrumentos que regulen el proceso de concentración.
En ese marco, los ejes para un presupuesto distinto serían:
1. No debe haber reducción del gasto público total. Si hay expansión de los servicios de la deuda (1620 millones de dólares más que en el ejercicio pasado), el gasto público debe crecer en esa magnitud a efectos de evitar que la expansión de la carga de intereses limite la capacidad operativa del Estado. En este punto es conveniente alertar que ya se asiste a la irracional situación de financiar salarios sin recursos para infraestructura.
2. Debe transformarse el “combate a la pobreza” y la atención al desempleo en la oportunidad para expandir la demanda interna. Para esto debe crearse un Seguro de Empleo y Formación de 380 pesos para todos los jefes de hogar desocupados; debe reemplazarse el sistema actual de asignaciones familiares por una Asignación Universal por hijo de 60 pesos para todo trabajador (ocupado o no) y debe mejorarse el haber previsional mínimo. Nuestros cálculos indican que esto insume un gasto total de 11.473 millones de pesos.
3. La cifra anterior no implica un aumento equivalente de gasto expuesto en 1. Esto es así ya que se pueden obtener no menos de 7700 millones de pesos por vía de la reasignación de planes sociales (3700 millones de pesos) que podrían subsumirse en los instrumentos antes expuestos, y por eliminación de subsidios (4000 millones de pesos), en particular el implícito en el déficit previsional. Este último sería afrontado restituyendo los aportes patronales a los grandes contribuyentes del sector de no transables; derogando el impedimento legal a retornar al sistema público y mejorando los haberes jubilatorios. En suma, demostrando que la opción del Estado argentino no es la jubilación privada sino el sistema público previsional. Por lo tanto, los instrumentos propuestos para redistribuir ingresos sólo expandirían el gasto en 3773 millones de pesos.
4. Se obtendrían nuevos recursos tributarios:
n por vía de la expansión del consumo resultante de la distribución planteada (5600 millones de pesos). Entendemos que puede establecerse un mecanismo de emergencia que ponga en marcha la distribución hasta que se incremente la recaudación. Una alternativa es un bono de 1000 millones de pesos de la tesorería contra los fondos indisponibles del sistema financiero en el Banco Central (encajes por 16.362 millones de pesos). Cabe consignar en este punto la poderosa situación financiera que exhibe el Estado argentino al acumular entre reservas e indisponibles el monto de 41.694 millones de pesos. Por cierto, en nada se afectaría la solidez del sistema financiero si por vía de un bono a tasa internacional la Tesorería destina 1000 millones de pesos a financiar el seguro, las asignaciones, los haberes y la consecuente expansión del consumo y la actividad;
- por vía de un replanteo del impuesto a las Ganancias que afecte los dividendos distribuidos y las rentas financieras. Proceso este que exige la instrumentación de un sistema de registro del ingreso y egreso de capitales (5700 millones de pesos);
- por mayor presión tributaria sobre el consumo superior (1000 millones de pesos).
En total estamos obteniendo recursos por 12.300 millones de pesos.
5. Si el déficit estimado para el presente año ronda los 6000 millones de pesos, sólo será por subejecución de partidas. Si le sumamos a esa cifra el mayor gasto por deuda (1620) y el mayor desembolso por distribución del ingreso (3773 millones de pesos), el déficit total se nos va a 11.393 millones. Pero en tanto obtendremos recursos por 12.300 millones, el déficit esperable para el año próximo se ubicaría en 5093 millones.
Este es el número que un país diferente y una propuesta económica y política distinta debiera discutir con los organismos internacionales.

* Director Instituto de Estudios y Formación de la CTA.